El siguiente texto es la presentación del libro Un Paso al Frente, del Comandante Ramiro, realizada Julio Oliva de Comisión Funa, en la Villa Tocornal de Puente Alto, en Santiago.
Se supone que estamos acá para presentar un libro, no cualquier libro. Se trata de una especie de memorias de un combatiente, de autobiografía político-militar de un militante Comunista.
Tampoco se trata de cualquier militante. Aunque sus inicios son similares a los de muchos, tomando conciencia en medio de la dictadura y asomándose a la militancia cuando practicar todas las formas de lucha no era mal mirado, este joven Comunista prontamente se fue convirtiendo en líder, se une a las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y llega a ser uno de sus dirigentes a pesar de no ser oficial formado en cursos en el extranjero.
En el libro podrán encontrar una especie de largo informe operativo, datos sobre el intento de tiranicidio, el secuestro del coronel Carreño, las negociaciones con Agustín Edwards por el secuestro de su hijo, los planes y acciones contra la impunidad (Guzmán, Leigh, el "Wally"). También nos habla sobre la Guerra Patriótica Nacional, Los Queñes y los poblados tomados, la infiltración de la denominada "Comandante Ana", su detención, el "vuelo de la libertad" y los caminos que lo llevaron a Brasil. Todo sin ánimo de "mandarse las partes", con una visión crítica y sumamente autocrítica, que puede ser de mucha utilidad en estos tiempos en que andamos en búsqueda de caminos.
Sin embargo, más allá del informe político-militar, de la crítica y la autocrítica, creo que estamos aquí para conocer y para reconocernos en la vida de un revolucionario. Un compañero con el cual podremos tener diferencias, que sin duda podemos compartir o no, pero ante quien no cabe otra postura que saberle un hermano en la lucha y en los sueños.
Mauricio, ese joven deportista, campeón de pin pon y de fútbol, el jotoso de los cerros y la universidad, el combatiente arriesgado, el jefe que iba adelante, es lo que cualquiera de nosotros pudo y puede llegar a ser. No es Superman, ni Batman, ni el Hombre Araña, es un joven que crece en dictadura, que ve cercana la represión, un hombre que va creciendo mientras asume responsabilidades políticas y tareas militares.
Sin querer extenderme en lo personal, se me viene a la memoria la vida de mi padre, Julio Oliva Villalobos, jotoso desde antes de la Unidad Popular, integrante de los equipos de autodefensa, dirigente en MADECO, la empresa donde se queda defendiendo el gobierno del Compañero Presidente, detenido y torturado, preso en el Estadio Chile y el campamento salitrero de Chacabuco, que sin embargo sale más convencido aún de la necesidad de luchar contra la dictadura y que prontamente se reintegrará a las filas para, con otros hermanos, construir la resistencia armada, el Frente Cero y luego el Frente Patriótico, lugar en el que encontrará la muerte defendiendo la retirada de sus compañeros el 23 de agosto de 1984, tras haber sido parte del triple asalto a las armerías del centro de Santiago, cuando se recuperaban armas para ponerlas a disposición del pueblo.
Así como la vida de mi viejo, hoy la lucha por la libertad de Mauricio Hernández Norambuena, es otro paso hacia esa unidad necesaria e impostergable para hacer realidad los sueños y esperanzas de tantos que se nos quedaron en el camino. Algunos salimos antes y otros después de orgánicas que ya no servían a la revolución, tenemos nuestras convicciones y muchas, demasiadas, pequeñas diferencias que hacen que nos mantengamos en espacios distintos, y a veces demasiado distantes. Pero la vida nos desafía nuevamente, así como alguna vez estuvimos dispuestos a entregar la vida por una causa, hoy debemos dejar de lado diferencias suntuarias y volver a compartir caminos.
Los quizás y los tal vez se nos vienen a la cabeza...en mi caso, me digo, quizás si la discusión entre un par de dirigentes del pc y un par de comandantes del FPMR hubiese sido "bajada" a las bases, la división habría sido mayor...tal vez...
Hay que aprender las lecciones, algunas esperamos que no se hayan olvidado, como la de cerrar el ciclo del "vacío histórico" con una política integral en lo político y militar, pero especialmente debemos construir puentes, caminos, sendas a recorrer de conjunto. La mayor irresponsabilidad para con Mauricio y todos, sería dejar de alzar sus esperanzas, sus sueños y sus luchas.
La presentación de este libro es pues, solo una excusa para juntarnos, para re-conocernos, una contraseña con hojas, un punto en una plaza, medio boleto de micro esperando por su complemento.
Mauricio Hernández Norambuena, el comandante "Ramiro", es entonces de los imprescindibles de Bertoldt Brecht, pues aún preso y aislado en una cárcel brasileña, es capaz de reunirnos a complotar contra la dictadura disfrazada de transición a ninguna parte.