Presidente electo de Guatemala acusa intento de golpe de Estado para impedir que tome posesión del cargo

El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, apuntó a la fiscal general del país, Consuelo Porras, como principal ejecutora de un intento de golpe de Estado organizado por la derecha y los grandes grupos de poder de la nación centroamericana para impedir que asuma el cargo. El también líder del «Movimiento Semilla» -de centro-izquierda, declarado ilegal tras ganar las elecciones- llamó a los sectores que rechazan la corrupción y el autoritarismo a derrotar a las fuerzas golpistas y solicitó la solidaridad latinoamericana.

Por Alejandro Baeza

Pese a los intentos por impedir su candidatura, de declarar ilegal al partido tras pasar a segunda vuelta, acusaciones de fraude por parte de la candidata del Gobierno y la campaña del terror de los grandes medios de comunicación y la derecha en cuanto a que se convertirían en Venezuela, con 25 puntos de ventaja Bernardo Arévalo fue electo presidente de Guatemala el pasado 20 de agosto, el primero del campo progresista desde el golpe de Estado de 1954 en el maltratado país centroamericano, poniendo fin a 70 años de gobiernos y dictaduras de derecha.

No obstante, las acciones por impedir que se convierta en mandatario no se han detenido luego de su victoria electoral. Durante la semana pasada, al mismo tiempo que se oficializaba este triunfo, el Registro de Ciudadanos, un órgano dependiente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), suspendió la personalidad jurídica de su partido, el Movimiento Semilla, por orden del cuestionado juez penal Fredy Orellana (implicado en diversos casos de corrupción) a solicitud del fiscal Rafael Curruchiche.

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Este fin de semana el presidente Arévalo apuntó también a la fiscal general Consuelo Porras como la principal ejecutora de la avanzada de lo que califica como un intento de golpe de Estado.

Este intento por atentar contra la democracia viene "desde las instituciones que deberían garantizar la justicia en nuestro país encabezadas por la fiscal general Consuelo Porras, por el fiscal Rafael Curruchiche y el juez penal Freddy Orellana, así como la junta directiva del Congreso de la República y otros actores corruptos y antidemocráticos", señaló en un mensaje a la población este viernes al mediodía.

Arévalo hizo un llamado a la unidad de todos los sectores de la población y fuerzas políticas legítimas a defender la voluntad popular expresada en las urnas y derrotar a las fuerzas golpistas.

El presidente electo apunta a los fiscales Porras y Curruchiche, así como al juez Orellana, como principales responsables del rompimiento institucional. Los tres forman parte de la lista Engel de actores corruptos y antidemocráticos del Departamento de Estado de Estados Unidos.

"El aparato de justicia es usado para violar la justicia misma, burlando la voluntad popular expresada libremente las urnas", dijo Arévalo. "Se está llevando a cabo paso a paso, mediante acciones espurias, ilegítimas e ilegales, cuyo objetivo es impedir la toma de posesión de las autoridades electas incluyendo al presidente la vicepresidenta y nuestros diputados y diputadas al Congreso de la República, debilitando y negando los recursos, la autoridad y la legitimidad que constitucionalmente nos ha conferido el pueblo", agregó.

Asimismo, hizo un llamado a quienes rechazan la corrupción y el autoritarismo "para derrotar a las fuerzas golpistas". "Hago un llamado a todos los pueblos de Guatemala, a la sociedad civil, a empresarios y trabajadores, al movimiento popular, a las iglesias y a las autoridades indígenas, a las fuerzas políticas legítimas, a los estudiantes y la academia, a los autoridades electas, a las juventudes y a todas y todos los guatemaltecos que rechazamos la corrupción y el autoritarismo a unir fuerzas en defensa de la democracia y del respeto irrestricto a la voluntad popular".

"Hago un llamado a que nos unamos para derrotar a las fuerzas golpistas que pretenden mantenernos sumergidos en la corrupción la impunidad y la pobreza, a que defendamos el derecho político más sagrado y el arma más efectiva de las personas, el voto, a que defendamos nuestra oportunidad como nación de una nueva primavera de la voracidad de los corruptos", añadió.

La denuncia de Arévalo ocurrió horas antes de que un grupo de ciudadanos presentara ante el Ministerio Público una petición para que Consuelo Porras renuncie al cargo, avalada con más de 100.000 firmas. "Guatemala no puede continuar en democracia si Consuelo Porras continúa como fiscal General", dijo uno de los dirigentes de la acción, que no es vinculante pero demuestra los niveles de rechazo hacia la titular de la institución encargada de la persecución penal, según consigna El País.

Diversas movilizaciones sociales se están produciendo en las calles de las ciudades guatemaltecas para denunciar los intentos para atentar contra la voluntad popular expresada en las urnas.

La asunción de Arévalo marcará el retorno de un presidente progresista, o de centro-izquierda, en Guatemala desde el golpe de Estado propiciado por la CIA en 1954 contra Jacobo Árbenz, la primera intervención norteamericana para imponer mandatarios que sean sus sirvientes en América Latina y que a partir de entonces se replicarán por todo el continente usando a las Fuerzas Armadas como marionetas para masacrar a su propio pueblo, tal como ocurrió en nuestro país en 1973.

 

Los intentos por quebrar la voluntad popular

El triunfo del nuevo presidente electo se dio realmente remando contra la corriente, pues tras conocerse su sorpresivo paso a la segunda vuelta el pasado 25 de junio, se intentó en un abierto intento por quebrar la voluntad popular expresada en las urnas, declarar ilegal su candidatura, acción llevada a cabo por nueve partidos de derecha.

Esta autoritaria situación no sólo fue criticada por la izquierda y todos los sectores democráticos guatemaltecos, sino también la Misión de Observación Electoral de Naciones Unidas, la OEA, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países pidieron a los tribunales, partidos políticos y autoridades, respetar los resultados electorales y negaron cualquier acusación de fraude electoral. Es tan aberrante la situación, que en una reacción poco usual, incluso el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, condenó las acciones y reconoció como legítimos los resultados del 25 de junio, por lo que tuvieron que echar pie atrás en la intentona antidemocrática.

Como esta estrategia no resultó, lo siguiente fue utilizar los grandes medios de comunicación y redes sociales para atacar la legitimidad del proceso acusando que habría un supuesto fraude (para favorecer a un candidato de un partido que no ha estado nunca en ninguna instancia de poder y con el gobierno en contra, algo bastante raro) y satanizar la moderada visión de Arévalo con el clásico comodín en cuanto a que Guatemala se convertiría en Venezuela.

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