Propuestas de declaración para el Ejército

Por Robinson Silva Hidalgo

La semana pasada, a partir de las movilizaciones en Plaza de la Dignidad, el Ejército de Chile emitió una bullada declaración pública en la que se permite deliberar (RAE: Reflexionar antes de tomar una decisión, considerando detenidamente los pros y los contras o los motivos por los que se toma) acerca del devenir de la vida política chilena.

Efectivamente el Ejército define que se debe trasladar la estatua de Baquedano tras exponer una serie de razones, eso es deliberar. En ese documento se define a las y los manifestantes como «antichilenos» y «desadaptados», entre otros epítetos dirigidos a civiles que, en pleno derecho, han protestado incansablemente por más de un año en ese lugar.

Frente a ello, debemos recordar que la Constitución, todas ellas, le han otorgado a las Fuerzas Armadas el uso monopólico de las armas, las mismas que hemos visto revendidas a peligrosas mafias narcotraficantes que cada día se hacen más fuertes en los barrios del país gracias a su poder de fuego.

Así es, hemos dejado que estos grupos tengan el uso exclusivo de armamento, y es por ello que no deben intervenir en los debates de los y las civiles, por lo menos no como institución, en tanto personas tienen derechos políticos como todos y todas.

Creo que es evidente que los grupos armados deben someterse al poder civil, porque gozan de una fuerza desmedida sobre los demás. Por ello la sociedad ha convenido en este asunto; cuando hacen deliberación política, lo sabemos, los resultados son funestos, solo recordar el 11 de septiembre de 1973 para refrendar el argumento.

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En la controvertida declaración, además, hacen un panegírico de la estatua que, cual manzana de la discordia, pone histéricos a las mentes más conservadoras del espectro político, los mismos que guardaron un pusilánime silencio frente al alevoso ataque que mutiló el ojo de una profesora en las protestas de hace unas cuentas semanas.

Ahí no hubo titulares, ni foros, ni declaraciones. Sin duda la hipocresía ya no vende como en los noventa y el pueblo lo entiende perfectamente, por eso es que la declaración castrense parece sacada de un gabinete cuartelero propio de la dictadura. Es tan extemporáneo como falaz.

Sí, es falaz porque realiza una falacia argumentativa de tipo histórica que es inaguantable a esta altura del tiempo transcurrido, en efecto, el General Baquedano aparece como una pobre e indefensa estatua mancillada y con ella todo lo que representa: un blanco y oligarca hombre constructor de la patria. En su esfuerzo por reivindicarlo se cita el hecho de que a sus pies descansa un soldado desconocido, creyendo que con ello hacen un guiño al pueblo. Bueno, decirles que es ofensivo tener a los pies del héroe los restos de un roto muerto en una guerra de claras motivaciones capitalistas (salitre) que benefició a ingleses y a la burguesía chilena, que los familiares de ese roto solo vieron pobreza y olvido una vez que se acallaron las celebraciones por el triunfo en el norte.

Por otra parte, olvidan el rol de Baquedano en el genocidio contra mapuches en el sur, generando el tremendo conflicto en que tienen a ese pueblo y a la población chilena que allí habita, toda vez que es el espíritu del mismo Baquedano el que guía las fallidas y estúpidas políticas «pacificadoras» del Estado sobre esos territorios. Hoy en día Baquedano hubiera estado en la «Operación Huracán» o sirviendo a la patria en el «Comando Jungla», a no dudarlo.

Por último, pero no menos grave, señalarles a estos militares que su institución, manchada por la corrupción, las violaciones permanentes y sistemáticas a los derechos humanos y la discriminación -a estas alturas diríamos congénita de su estructura institucional-, se ve ensombrecida por una acusación que, si bien es de 2019, hoy, en el mes de marzo, en el mes feminista resuena fuerte y que debemos hacerla recordar por fuerza: efectivos del cuerpo de paz del Ejército chileno en Haití (Minustah) junto a otros soldados de diversas  nacionalidades habrían violado a mujeres desde los 11 años en adelante, se estima que más 265 niños y niñas nacieron de esos abusos, en medio de una catástrofe social y humanitaria vivida por el país caribeño, aprovecharon su posición de poder (en muchos casos la falta de comida) para agredir sexualmente a esas niñas y mujeres.

Surge entonces la necesidad de ofrecerle al Ejército, dada su inesperada voluntad de declarar que se refiera a estos temas, porque si bien acerca de las violaciones a los derechos humanos en dictadura ya se les ha interpelado suficientemente, tal vez ahora y para este tema haya mejor suerte: ¿No cabría una declaración sobre este asunto Ejército de Chile, Ministro de Defensa, Presidencia, dada la sensibilidad con los asuntos de género que hoy vivimos? ¿Qué ha pasado con los hijos productos de esas violaciones, el Estado chileno se ha hecho cargo? ¿En qué van las procesos para esclarecer estas agresiones? ¿No es esto más relevante que el dolor por una estatua?

Bueno, ahí dejo algunas propuestas de ideas para declaración.

 

Fotografía principal: redes | ATON

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