La abstención marcó la jornada electoral en el Gulumapu (territorio mapuche bajo ocupación del Estado chileno), el pueblo mapuche no fijó mayores expectativas en el proceso constitucional, salvo algunas individualidades que visualizaron la oportunidad de establecer cambios jurídicos e institucionales. En general, las organizaciones lo vieron como un proceso desmovilizador por parte de las élites chilenas.
Joaquín Pérez / resumen.cl
Por el contrario, durante todo este tiempo las organizaciones mapuches y las comunidades en conflicto, continuaron en su dinámica propia de ocupación productiva de predios y la consolidación de zonas de control territorial.
La situación en el Gulumapu es bastante particular, ya que durante este último levantamiento del pueblo mapuche concentrado en las Provincia de Arauco y Malleco, pero hoy extendido en las provincias de Biobío, Cautín, Ranco, Valdivia y Osorno, las comunidades han desbordado la legalidad del Estado chileno haciendo ver a las diversas autoridades como impotentes e inoperantes.
El Estado intenta mantener la lógica de la ocupación, centrando todo en estrategias represivas (judicial y policial), sin embargo el fracaso de esta estrategia es tan evidente que sus agentes, especialmente las fuerzas represivas, dan muestras cada vez más reiteradas de desmoralización y derrota.
Algunas de las grandes empresas forestales ya asumieron la nueva realidad en el territorio y han comenzado su giro estratégico para el nuevo periodo. El capitalismo ha demostrado históricamente su capacidad de adaptación y las grandes empresas forestales pretenden hoy salvar su negocio entregando el territorio y con él las plantaciones de monocultivos a las comunidades. La acción de las forestales se centra hoy en lograr que las mismas comunidades mapuches continúen manteniendo la producción de la materia prima necesaria, manteniendo el circuito de producción funcional a sus intereses, pero ya entregando el control territorial a las comunidades.
El gran empresariado forestal tiene claro que la estrategia iniciada debe ser acelerada y profundizada, probablemente la excepción la constituya el grupo Matte (CMPC-Mininco), que mantiene aún la lógica antigua, de mantenerse físicamente en el terreno comprando dirigentes, pero a la luz de todo lo ocurrido resulta hoy una lógica destinada al fracaso. Es este fenómeno el que está llevando al enfrentamiento entre operadores políticos de Mininco al interior del pueblo mapuche, con comunidades en resistencia, el cual se ha evidenciado en forma pública y abierta en la zona del lago Lleu Lleu, en las comunas de Cañete y Tirúa, en la Provincia de Arauco.
Los resultados del proceso constituyente, con escaños reservados para el pueblo mapuche (7) donde la derecha y las forestales a pesar de la fuerte inversión económica no logró elegir ningún constituyente mapuche, dejó ver con más claridad que toda la institucionalidad del Estado chileno en el Gulumapu será modificado en forma estructural. Cuestión reafirmada por la elección de constituyentes dentro del pueblo mestizo chileno, ampliamente favorable a las reivindicaciones del pueblo mapuche.
La derecha y la Concertación, tradicionales empleados políticos del poder económico, que tanto resistieron cuestiones básicas como el reconocimiento del convenio 169 de OIT, un marco jurídico sumamente restringido para pueblos de segunda categoría, hoy tienen completamente asumido que en la próxima constitución, Chile se declarará como Estado plurinacional e intercultural, como piso mínimo de reconocimiento a la naciones originarias.
Probablemente en cuestiones que tienen que ver con el régimen de propiedad, donde la sacrosanta propiedad privada del capitalismo occidental choca con la cosmovisión de los pueblos originarios, es probable que existan grados mayores de resistencia a los cambios del sector reaccionario de la Convención, ya que allí la derecha puede sumar adeptos dentro de la ex Nueva Mayoría.
Con respecto a otras demandas políticas, como autonomía y autodeterminación, sobre las cuales el conjunto del movimiento mapuche hace énfasis, nos encontramos con que estas propuestas al interior del pueblo mapuche, aún no han sido profundizadas en el debate y no son únicas. Es probable que integrantes del pueblo mapuche vean la necesidad de generar una unidad regional con carácter de autonomía similar a la de ciertas regiones del Estado español como Cataluña o el País Vasco e incluso establecer el derecho a la autodeterminación de las mismas. Y es muy probable que existan apoyos dentro del pueblo chileno para aquello. Sin embargo, el movimiento mapuche ligado a la resistencia y el control territorial, puede ver esto como una forma de institucionalización del proceso que viene llevando a cabo y que solo sirva para generar cargos políticos a la usanza occidental, a los cuales accederán personas con intereses particulares, más que de liberación nacional.