¿Qué hay detrás de la guerra de los Taxis contra Uber?

[resumen.cl] En Concepción los taxis prestan un servicio regular a un costo excesivo. De eso pocos dudan, siendo además el abono para que en nuestra ciudad proliferaran los autos que prestan servicio como Uber o Cabify.  Sin embargo, este tipo de compañías, surgidas con el desarrollo de las nuevas tecnologías, esconden una forma de relación productiva y laboral que comienza a extenderse a otras áreas de la economía y que traen consigo una mayor concentración de la propiedad y cada vez más precarias condiciones laborales.

La globalización neoliberal vino aparejada del desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicaciones, que han permitido desmantelar las grandes industrias, deslocalizar la producción, surgieron conceptos como externalizar servicios, tercerizar, subcontratar. Grandes compañías transnacionales del primer mundo terminaron llevando la explotación hasta el interior de hogares humildes en el tercer mundo.

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Este desmantelamiento de la estructura del trabajo, la fragmentación productiva, trajo aparejada el debilitamiento y descomposición de las organizaciones sindicales y gremiales. Con ello, el capital se encontró sin contraparte, lo que ha permitido su expansión y concentración. En las últimas tres décadas, el crecimiento de las fortunas de los más ricos sigue creciendo a la par que la desigualdad social, no hay contrapeso desde los trabajadores, en lo que es hoy un notable éxito del capitalismo.

En este contexto se inscriben hoy las protestas de los taxistas chilenos contra Uber y Cabify. No es por cierto, una protestas solo de taxistas chilenos, es una lucha que se está dando en las principales ciudades del mundo. La semana pasada y con especial énfasis en el estado español, los taxistas han demostrado significativo poder de organización a partir de las primeras protestas iniciadas en Barcelona y extendidas a toda la península.

Pero esto no se trata solo de taxis, se trata también de restaurantes de comida rápida, donde trabajan estudiantes que con ello costean algo que debería ser un derecho: su educación. Trabajo de jóvenes que hoy está bajo la amenaza de ser aún mas desregulado a beneficio de los empleadores con el proyecto de "Estatuto Joven".

Este capitalismo neoliberal, impuesto en forma pionera en los 70 y principios de los 80, por gobiernos como los de Pinochet en Chile, Reagan en Estados Unidos o Margaret Thatcher en Reuno Unido, convirtieron sus países en cementerios de fabricas. Nuestra región de Concepción es un claro ejemplo de ello, la desaparición de esos grandes lugares físicos con miles de trabajadores – donde los obreros tenían tiempo de conocerse, unirse, organizarse- se constituyó en un objetivo.

Aquí la deslocalización de la producción tenía como objetivo terminar con los grandes sindicatos, constituidos en una contrapoder social al capital.

Hoy con una sociedad atomizada, absolutamente desorganizada, avanza el "desierto social mediado única y exclusivamente por relaciones de consumo por la subjetividad de la empresa y por patrones de conducta basados en la competitividad" ( Jorge Moruno" No tengo tiempo". Akal, 2018)

Esta política iniciada en los 70 del siglo pasado, hoy se ha profundizado cada día más, separando cada vez más a los trabajadores. Hoy las huelgas son cada vez menos, su impacto gracias al código laboral de Pinochet y las "reformas" del pasado gobierno de la Nueva Mayoría, son cada vez menores, la solidaridad de clase también se ha visto reducida considerablemente, una clara consecuencia de ello lo viven hoy los trabajadores de la Isapre Nueva Más Vida, donde se devela la cara más soberbia y cruel de un empresariado que se sabe con todas las condiciones a su favor.

 

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Hoy hemos llegado al extremo que las contradicciones se den entre trabajadores como el caso de los taxistas contra los Uber, los propios medios de comunicación han logrado que los sectores mas pauperizados de los trabajadores llamen privilegiados a otros trabajadores que han conseguido mantener más derechos, gracias a que aún mantiene gremios con poder de negociación frente a la patronal.

Lo que ocurre hoy en Concepción, Santiago, Barcelona o Bombay de las protestas de taxis contra Uber y Cabify, no es más que una consecuencia de todo esto. Las empresas surgidas a raíz del desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación han acelerado aún más este proceso de atomización del empleo, se aprovechan de personas que llevan en muchos casos años en la cesantía o con trabajos precarizados. Esta uberización del empleo, está traspasando cada vez mas sectores y no solo los que están relacionados a las aplicaciones de teléfonos móviles o celulares como los repartidores de comida rápida. Se ramifica en aquellos falsos microempresarios o trabajadores autónomos que se autoexplotan hasta el cansancio en sus talleres o hogares, para alimentar una cadena productiva que termina en grandes empresas transnacionales, donde su enemigo es el microtaller del vecino que puede ofertar trabajos a menor precio a la misma cadena a la cual el oferta.

Por eso hay que enfrentarse a Uber, la solución a los graves problemas de transporte publico en Concepción pasan por políticas públicas, no por estos servicios desregulados que fomentan aún más la precarización del trabajo.

 

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