¿Qué le pasa al mundo? El presente humano entre la hambruna y la obesidad

[resumen.cl] Un reciente informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) precisa que el número de personas con privación crónica de alimentos aumentó desde 804 millones de personas en 2016 hasta casi 821 millones en 2017. Esto significa que 1 de cada 9 personas en el mundo sufren hambre. A esto se suma otro grave problema: el aumento de la obesidad con 672 millones de personas afectadas equivalentes al 13% de la población mundial adulta.

Los resultados del informe indican que de estas 821 millones de personas con inseguridad alimentaria grave, 515 millones viven en Asia, 256,5 millones viven en África y 39 millones viven en América Latina y el Caribe.

 

Varios países han intentado implementar planes contra el hambre. Foto: Ubirajara Machado / FAO

 

Los niños menores de 5 años afectados por retraso en el crecimiento o estatura baja para su edad alcanzaron 150,8 millones representando el 22,2 % del total. Los niños menores de 5 años afectados por emaciación o peso bajo para la altura son 50,5 millones (el 7,5% del total) Los niños menores de 5 años con sobrepeso, es decir, con peso elevado para su altura, alcanzaron los 38,3 millones, representando a un 5,6% del total.

El porcentaje de mujeres en edad reproductiva afectadas por anemia alcanza un 32,8%. El porcentaje de lactantes menores de 6 meses que fueron alimentados exclusivamente con leche materna alcanzó un 40,7%.

 

La situación de América Latina y el Caribe

 

El informe indica que en América del Sur el número de personas subalimentadas disminuyó de 29,6 a 20,7 millones entre el periodo 2004-2006 y el periodo 2015-2017.

 

Desigualdad social en Río de Janeiro, Brasil. Foto: https://es.weforum.org

 

En la región, los países con un mayor número de personas subalimentadas son: Brasil (5,2 millones que representan el 2,5% de su población), Venezuela (3,7 millones que representan un 11,7% de la población), Colombia (3,2 millones que representan un 6,5% de la población), Perú (2,8 millones que representan un 8,8% de la población), Bolivia (2,2 millones que representan al 19,8% de la población) y Argentina (1,7 millones que representan al 3,8% de su población).

 

 

Crece la desigualdad en Argentina. Foto.

 

En América Latina y el Caribe el número de personas subalimentadas alcanzaba los 51 millones en el periodo 2004-2006 y actualmente alcanza los 39 millones. Haití lidera la lista con 5 millones de personas, México con 4,8 millones de personas, Guatemala con 2,6 millones de personas y Nicaragua con 1 millón de personas.

 

Aumento de la obesidad. 

El pasado 16 de octubre, el día mundial de la alimentación la FAO y diversos autores apuntaron a que el problema del hambre (821 millones de seres humanos) ahora se suma el de la obesidad con 672 millones de personas afectadas, es decir 1 de cada 8 adultos o el 13% de la población mundial adulta.

 

Obesidad en Chile. Foto: https://www.cnnchile.com 

 

El informe destaca que «el problema de la obesidad es más significativo en América Septentrional, pero resulta preocupante que incluso África y Asia, que siguen presentando las tasas de obesidad más bajas, también estén mostrando una tendencia ascendente. Además, el sobrepeso y la obesidad están aumentando el riesgo de enfermedades no transmisibles, tales como diabetes de tipo 2, hipertensión, ataques cardíacos y algunas formas de cáncer»

 

El negocio de la alimentación dificulta el acceso para la población más pobre y vulnerable.

 

Con la dispersión global de la colonización y el cercamiento privado de la tierra, la producción agrícola industrializada en función de la producción para el mercado, ha aumentado crecientemente en las últimas décadas.

Tal como ha señalado la propia FAO: «hay suficientes capacidades en el mundo para producir suficientes alimentos para alimentar a toda la población humana de manera adecuada. Sin embargo, pese a avances logrados en las últimas dos décadas, aún 821 millones de personas sufren hambre crónica»

 

También puedes ver: La economía política del hambre: ¿Por qué existe hambre en el mundo? La respuesta no tiene nada que ver con la falta de alimentos 

 

La autora Frances Moore Lappé, de origen estadounidense, analizó los periodos con mayores hambrunas en la India durante del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX apuntó a que los años de mejores cosechas coincidían con los periodos de mayor hambre. Esto porque precisamente las cosechas eran aprovechadas por los ingleses para su comercio marítimo.

Mientras tanto, el autor de origen sueco Lars Berg ha constatado los cambios alimentarios de la especie humana durante la entrada del cuidado de animales domésticos, el inicio de la agricultura y la sedentarización (desde alimentación basada en recoleccion de frutos, vegetales y animales a una dieta basada en cereales y lácteos) hasta la dieta con predominancia de grasas y azúcares, característica de EE.UU. y Europa desde el siglo XIX y XX y que se ha expandido por el mundo.

 

 

Una crisis probablemente muy subestimada: sin soberanía alimentaria la situación será peor

Distintos análisis indican que las cifras de los informes de la FAO  podrían estar subestimadas, y por lo tanto el problema podría ser mayor. Estas cifras son estimativas y tienen base en las estadísticas gubernamentales de cada país.

Los análisis tampoco consideran los impactos en la salud del estilo de vida y alimentación modernos, tampoco la huella de carbono de los productos ultraprocesados que viajaron desde otros continentes hasta las tiendas. Poco consideran el valor barato de venta de productos que pueden estar basados en ingredientes de dudosa calidad y confeccionados con paupérrimas condiciones laborales.

Una de las principales críticas al modelo de agroindustria o agronegocios es que que por su vocación exportadora, no garantiza la Soberanía Alimentaria de los pueblos en los territorios donde son producidos los alimentos.

 

Conceptos confrontados al analizar las cifras de subalimentación

Para la FAO, la base de sus análisis es el concepto de Seguridad alimentaria, el cual hace referencia a la disponibilidad de alimentos, al acceso de la población a estos y a su aprovechamiento biológico. Sus definiciones apuntan a que todas las personas de una zona geográfica determinada tengan acceso físico, social y económico en todo momento a una cantidad suficiente de alimentos, que sea nutritiva y segura, para cubrir tanto necesidades nutricionales como preferencias culturales para un modo de vida saludable.

Las principales limitaciones de esta definición se alinean sin conflicto con los negocios alimentarios porque es una cuestión de «acceso», de dinero al fin y al cabo. Por ejemplo, los alimentos importados como el trigo o derivados de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) garantizan nuestra seguridad alimentaria mientras podamos acceder a ellos pagando.

 

Talleres sobre soberanía alimentaria en Santa Fe, Argentina. Foto: https://www.fcedu.uner.edu.ar

 

En tanto, el concepto de Soberanía alimentaria es definido como la capacidad del propio pueblo de una zona geográfica, de definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias, en función de objetivos de seguridad alimentaria y que sean viables o sostenibles en el tiempo. El concepto apunta a la protección de los mercados locales en contra de las políticas que buscan que los productos de la determinada zona sean comercializados en el mercado internacional más baratos y por debajo de los costos de la producción.

La soberanía alimentaria incluye el de seguridad alimentaria, pero va más allá y tiene una perspectiva integral: social, política, económica y ambiental.

Recientemente, la relatora especial sobre el derecho a la alimentación y la especialista Hilal Elver visitaron Argentina entre el 12 y el 21 de septiembre. Posteriormente hicieron público un informe preliminar que presentarán en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas cuestionando el uso masivo de compuestos tóxicos para uso agrícola en el país trasandino. Se refirieron al desmonte de bosques y selvas, por la situación critica de pueblos indígenas y denunció que el gobierno de Macri eliminó políticas para la agricultura familiar para favorecer al empresariado agrícola. Luego de recorrer el país entrevistando concluyeron que la única solución realmente sustentable para Argentina es la agroecología para producir alimentos sanos.

 

Cambio climático e inestabilidad política: aprovisionamiento alimentario en peligro. 

El informe señala que entre los factores que impiden la satisfacción de las necesidades alimentarias humanas se encuentran: la desigualdad social, desigual distribución alimentaria, conflictos militares y políticos además de una creciente vulnerabilidad de la agricultura e infraestructura social ante eventos climáticos extremos en un escenario cambiante.

 

El negocio agrícola industrial es un factor determinante de cambio de uso de suelo (deforestación o desmonte) además de un fuerte consumidor de combustibles fósiles.

 

Si las concentraciones de gases invernadero de origen antropogénico continúa aumentando en nuestra atmósfera, calentando el planeta, es probable que se gatillen procesos de realimentación positiva que liberen aún más gases invernadero, a una escala muchísimo mayor que toda la influencia humana.  Una investigación recientemente publicada alerta del riesgo de que nuestro planeta caiga un estado llamado "Tierra invernadero" con condiciones sumamente alejadas de la estabilidad que permitió el desarrollo de las sociedades humanas. En este crítico y peligroso escenario global para las próximas décadas, es donde deberán acomodarse las iniciativas de aprovisionamiento alimentario. Para evitar una potencial catástrofe global por hambrunas masivas, es imperativa una transformación del modelo de producción y distribución alimentaria alejada de los cambios de uso de suelo, y los agronegocios dependientes de combustibles fósiles.

 

Fotografía principal: www.brasildefato.com.br

 

 

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