¿Qué pasó?

A cinco días de ocurrido el plebiscito, muchas personas siguen buscando alguna explicación para el aplastante triunfo del Rechazo a la propuesta de nueva Constitución. Ya con el paso de casi una semana es posible hacer un análisis un poco más frío y en detalle respecto a los principales motivos, que como en cada fenómeno complejo, responden a múltiples causas de cómo fue posible tan mayoritaria votación apenas dos años de otro plebiscito en que un 80% de los votantes aprobó un cambio.

Por Alejandro Baeza

Enumerando aspectos grosso modo en un orden creciente partiendo del menos importante para finalizar con el fundamental ¿Qué pasó?

 

El empedrado: Contexto

El plebiscito de entrada ocurrió aún con la inercia de la movilización del Estallido Social, la que paró recién en marzo de 2020 con el inicio de la pandemia. La población chilena estaba muy enojada con el sistema y el gobierno, por lo que vio en el voto Apruebo una forma de castigar a Piñera. Esta vez, sin movilización social y con un gobierno incumbente, el voto castigo fue a la inversa.

La crisis económica, la inflación y el alza del costo de la vida producto de la pandemia y la guerra en Ucrania, golpean a la clase trabajadora que ve a un gobierno identificado con el Apruebo que no es capaz de darle solución.

Además, un sistema en que absolutamente toda la prensa hegemónica, escrita, radial y televisiva, se cuadró e hizo campaña activa por el Rechazo. No existió esta vez la contraparte de La Red como señal de televisión abierta que daba espacio a otras voces y aportaba algo de pluralismo a la discusión. Es más, los canales de televisión derechamente crearon programas nuevos para servir al Rechazo.

Asimismo, el voto obligatorio cambió completamente el escenario. Según diversas teorías de ciencia política, esta modalidad fomenta la inducción del voto en las personas menos politizadas que se ven forzadas a asistir a una elección que en gran medida no les interesa.

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La guerra sucia del Rechazo: La elite se jugó el todo por el todo

Los grandes grupos económicos se jugaron el todo por el todo para impedir el triunfo de la propuesta de nueva Constitución. Financiaron como nunca una campaña. Todas las redes sociales estaban plagadas de publicidad del Rechazo a cada instante (salían hasta en playgames de Poppy Playtime), a tal punto que un grupo de congresistas estadounidenses manifestaron su preocupación a los CEO de Meta (Facebook-Instagram-WhatsApp), Twitter y TikTok, por la campaña de desinformación sobre la propuesta de nueva Constitución a través de sus plataformas y llamaron a tomar acciones…

Por su parte, se vivió una campaña asquerosa y descarnada de noticias falsas, sesgadas o sensacionalistas que superó cualquier límite moral o ético para mentir y fomentar el terror. Supuestas prohibiciones de la religión, expropiación de casas, aborto ilimitado, eliminación de la bandera, prioridad indígena, la prohibición de vender agua embotellada y un largo etcétera que una columna en el medio español publico.es definió como tal vez la campaña de fake news más agresiva de la que se tenga registro.

 

La campaña

La campaña del Apruebo estuvo plagada de tantos errores, que sólo me enfocaré en lo principal: Estuvo claramente centrada en los partidos políticos. La franja de la DC, la franja del PS… y hasta la franja del Partido Radical, llena de políticos, alcaldes, diputados. Por ambición de potenciar su imagen ante un triunfo que daban por hecho, hicieron que la población asociara la opción Apruebo con la clase política y fomentando así el voto castigo, todo lo contrario a lo que ocurrió en 2020. La población odia a los políticos y más aún al Congreso, tener dos diputados de rostros y voceros como lo fueron Karol Cariola y Vlado Mirosevic en cada acto, fue un error grave.

Tampoco se hizo alusión en ningún momento al Estallido Social, un evento mayoritariamente apoyado por la población (¡y sí fue utilizado por el Rechazo!) y una parte de la franja, liderada por el mismo diputado Mirosevic, partía diciendo que la propuesta era mala pero que había que aprobarla para luego hacer cambios ¿Qué forma de vender es ésa?

Además, el Apruebo se dedicó más que nada a desmentir fake news, yendo a la cola de la campaña el estar más que nada respondiendo, lo que siempre ha significado bailar al ritmo del rival.

Por otro lado, el Rechazo además de la ya mencionada campaña del terror y de mentiras, escondió a todos sus monstruos. Kast, Piñera, la UDI, el pinochetismo y la extrema derecha desaparecieron por completo. Su franja fue sólo actores que representaban a personas normales contando sus miedos, a lo más figurillas de la tele «clase b» como Warken.

El plebiscito se trataba si cambiar la Constitución de Pinochet ¿Se habló de eso? Nada, la derecha fue muy hábil en despinochetizar el debate totalmente y quienes iban por el Apruebo no vieron ahí la fuente de deslegitimidad y de desaprobación de la población. La figura de Pinochet es un lastre para la derecha en una sociedad donde mayoritariamente se repudia su figura, por eso es que trataron (con mucho éxito) de sacar el debate de ahí.

Todo lo dicho hasta ahora son detalles importantes, pero ahora vienen los dos principales:

 

La Convención Constitucional

La elección de la Convención dio a muchos ilusiones fundadas para entusiasmarse (me incluyo). La derecha como minoría, la llegada de movimientos sociales y del mundo popular en un organismo mayoritariamente de izquierda, hizo creer que precisamente estas demandas serían las centrales. Lamentablemente, quienes llegaron como independientes rápidamente se convirtieron y empezaron a actuar como clase política, alejándose progresivamente del mundo popular no sólo en sus demandas, sino hasta en el lenguaje.

No digo que la propuesta que fue rechazada no haya tenido elementos que favorecían a las mayorías, pues evidente que sí. La Defensoría del Pueblo o la negociación colectiva ramal, eran aspectos que mejoraban inmediatamente la calidad de vida de las personas. Sin embargo, como planteó en una columna el historiador Igor Goicovic, de los 388 artículos, solo seis hacían referencia a los trabajadores y a su relación con el capital. Cualquier debate es secundario cuando no se tienen las condiciones materiales que aseguran la existencia (algo de eso debería saber la izquierda), por lo que en una sociedad con el empleo tan precarizado, el no haber regulado para reducir el subcontrato, las horas de trabajo, los honorarios, salarios, etc., dejaron fuera de la discusión inmediatamente a buena parte de la clase trabajadora que buscaba solución directas a uno de los elementos más básicos que aseguran la vida: la pega.

Lo que primó fueron discusiones intelectuales -no por ello incorrectas, al contrario- como cuestiones culturalistas, el ecologismo, feminismo, disidencias sexuales o plurinacionalidad. Aspectos tremendamente importantes, pero que difícilmente pueden tener prioridad en una población que a duras penas puede llegar a fin de mes. Un ejemplo es que en una comuna como Tirúa, de población prácticamente mapuche en su totalidad, el Rechazo se impuso por sobre el 77%. Esto muestra que el discurso de la plurinacionalidad quizás es sólo una idea de elites educadas santiaguinas mientras algunos pueblos originarios reclaman principalmente devolución de tierras. Manteniendo el ejemplo de Tirúa, la población junto con ser mapuche es también mayoritariamente evangélica, pescadora, subcontratada forestal, endeudada, carente de servicios básicos, entre otras, una realidad mucho más compleja que simplemente «pueblo originario», con necesidades así de diversas.

Los análisis primarios a horas de conocidos los resultados del plebiscito que sostenían que era una derrota de las políticas identitarias, creo que son del todo acertados.

Esto se demuestra en un estudio de la Universidad del Desarrollo, que analiza el voto en el plebiscito por sectores socioeconómicos categorizados en comunas de la Región Metropolitana. La investigación señala que donde el Apruebo obtuvo su mejor resultado fue en los sectores de ingresos altos, decreciendo a medida que las comunas se hacen más populares. Es decir, el Apruebo hizo más sentido en los sectores progresistas de la elite que en la clase trabajadora, una muestra de la elitización del debate y la lejanía con el pueblo.

Otro error de la Convención fue su política comunicacional. Aquí apunto derechamente al encargado de área, el militante PPD Nicolás Fernández, quien entregó los $350 millones destinados a estrategias comunicacionales y de difusión del trabajo constituyente a Radio Biobío y LUN, medios abiertamente del Rechazo y de los principales agentes de la contracampaña feroz de mentiras. La Convención financió a medios para que publicaran contra ella (como la fake news de Radio Biobío en el hotel de Concepción), esto mientras los únicos medios que estaban por el Apruebo, los medios independientes, no eran tomados en cuenta. No sólo no fueron considerados en términos de recursos para difundir su trabajo, sino que pautas enviadas a veces, falta de información, no respondían los mensajes, etc., así como los mismos convencionales, que costaba mucho dieran entrevistas, declaraciones y mucho menos se la jugaron en incluir a estos medios en la difusión del trabajo, asumiendo que prácticamente debían hacerlo gratis mientas los recursos y el tiempo de los Convencionales se iban a los grandes medios para así seguir financiando mentiras.

Además, la Convención progresivamente fue alejándose del Estallido Social hasta en el lenguaje y símbolos, hasta tal punto que no es nombrado en el texto final, ni siquiera en el preludio se pudo lograr poner.

Finalmente, también hay que considerar que de por sí la Convención Constitucional nunca fue un organismo soberano, sino que estuvo desde el mismo surgimiento sometido a los límites impuestos en por la clase política defenestrada por la población en ese momento de manera rotunda y masiva en las calles en el denominado «Acuerdo por la Paz» de 2019, tanto en límites de plazos, forma de operar, tratados a respetar y un largo etcétera que le quitaron el verdadero poder soberano constituyente que cualquier organismo redactor similar ha tenido en el resto del mundo. Es más, nació como un ente del Congreso de la Constitución de Pinochet, por lo que su fracaso no sólo es el de la propuesta, sino también del mismo régimen político actual en sí mismo. El triunfo del Apruebo era en gran medida también una forma para salvar la institucionalidad, por lo que no sabemos qué consecuencias tendrá en el futuro haber agotado esa opción para las elites políticas.

 

El Gobierno

Habría que ser ciego político para creer que la derrota del Apruebo no es también una derrota del gobierno de Gabriel Boric. El Partido Socialista y el Frente Amplio son los principales responsables del triunfo del Rechazo.

El Gobierno se negó sistemáticamente a formar parte de la campaña por miedo a las interpelaciones de la derecha, un gobierno que todo el mundo sabía su opción (que incluso llegó con una coalición llamada Apruebo Dignidad), nunca quiso hacerlo público ni dedicarse a promocionar las ventajas de la propuesta constitucional, siendo que eran los únicos que podían de alguna forma hacerle frente a la hegemonía del Rechazo en todos los medios de comunicación masivos. Los dejó correr solos con sus estrategias de mentiras y sus campañas del terror.

No obstante, el principal error fue la sumisión a la tecnocracia neoliberal del ministro Marcel de negarse a los retiros de fondo de pensión y la escasa ayuda económica para palear la crisis y la agobiante alza de precios, decepcionando mucho a la población que vio cómo el gobierno de Piñera entregó un IFE hace apenas unos meses atrás (considerando también los retiros). Es lógico que el contexto es otro y el escenario muy diferente ¿pero lo es para la población que vive con las mismas o tal vez más carencias? El dogmatismo neoliberal se impuso por sobre una necesidad política urgente, lo que es gravísimo y es una cuenta que se debe cobrar a Mario Marcel cuando llegue el momento.

En sentido, una publicación de CIPER titulada «120 residentes de 12 comunas populares de la Región Metropolitana explican por qué votaron Rechazo» señala que uno de los principales motivos que señalaron las personas para rechazar «fue que no les gustaba el gobierno ni el presidente Gabriel Boric. ‘Decepcionado con Boric’, ‘el presidente no cumplió’, 0 ‘el gobierno no ha hecho nada’, fueron algunas de las razones esgrimidas en este punto». Gran parte del Rechazo del 2022 fue un castigo a Boric de la misma forma que gran parte del Apruebo de 2020 fue un castigo a Piñera.

Asimismo, en cuanto al rol clave de los medios de comunicación que ha estado presente en cada punto de este análisis, el Gobierno siguió financiando mayoritariamente a través de su avisaje a medios abiertamente del Rechazo, dejando a un lado a todos los medios independientes, los únicos que editorialmente estaban por el Apruebo, solo con los escasos recursos y herramientas que poseen, sin una ayuda a profundizar el pluralismo de la información y la discusión como una herramienta para proteger a la democracia en sí misma. No es que el Estado deba dejar de financiar a los medios de derecha ¿pero por qué solamente a estos y a ningún otro más? Da incluso para preguntarse si realmente este gobierno quería que ganara el Apruebo o no.

La derecha tiene motivos para estar feliz y esto es evidente. Sin embargo, están confundiendo una victoria electoral con una hegemonía política en la población. El Rechazo ganó por todas las razones explicadas, pero eso no significa que el pueblo haya abandonado necesariamente a la voluntad de cambios y mucho menos porque la gente se haya hecho de derecha. Ya le pasó a Sebastián Piñera que pensó que el porcentaje con que llegó a La Moneda por segunda significaba una renuncia a las ansias transformadora de una población que lo quería era más neoliberalismo y esto le estalló en la cara.

El diente largo y la ambición de dirigir al Gobierno para salvaguardar el modelo, les está poniendo ciegos ante la necesidad urgente de transformaciones profundas necesarias para descomprimir un malestar social que no para de crecer, por mucho que en este momento puntual la movilización haya bajado ¿Será que esta vez la clase política tampoco lo verá venir?

*Imagen: MARTIN BERNETTI / AFP | Obtenida de rtve.es

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