La difusión de los emails de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, publicados el año pasado, y sus propio libro de memorias "Decisiones Difíciles" están arrojando bastante luz sobre su papel en el golpe de honduras, el ninguneo del presidente Manuel Zelaya e incluso el asesinato de la activista ambiental e indígena Berta Cáceres. Pero los grandes medios no han abordado este tema, sino algunos prestigiados medios independientes cuyo trabajo fue recogido por Proyecto Censurado de California en la recolección de cientos de noticias ocultadas o censuradas por la gran prensa corporativa (Nota del traductor).
Por Proyecto Censurado / traducción Ernesto Carmona
La mayoría de la cobertura de prensa de EEUU no pudo mencionar la ayuda de Hillary Clinton al régimen del Honduras que asesinó a la activista Berta Cáceres
Mientras las identidades de los asesinos siguen siendo desconocidas, los activistas, observadores de medios y miembros de la familia de Cáceres están culpando al gobierno cada vez más reaccionario y violento de Honduras.
Las autoridades habían coincidido con frecuencia con Cáceres sobre su campaña de alto perfil para detener la captura de tierras por parte de la minería mientras defendía los derechos de la población indígena.
En tanto el asesinato de Cáceres y la protesta consiguiente dibujaron un cierto seguimiento mediático, en los principales medios de EEUU hubo un notorio problema: los artículos apenas mencionaron que el régimen brutal, que probablemente asesinó a Cáceres, llegó al poder mediante un golpe apoyado desde EEUU [28 de junio de 2009, Obama era el presidente y Clinton su secretaria de Estado, nota del traductor].
Una rápida recapitulación
En junio de 2009, los militares de Honduras secuestraron a punta de pistola a Manuel Zelaya, el presidente democráticamente elegido, y lo sacaron volando fuera del país. Las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) condenaron de inmediato su expulsión.
Quince representantes demócratas del Congreso se unieron para enviar una carta a la Casa Blanca de Obama insistiendo en que el departamento de Estado "reconozca completamente que ha ocurrido un golpe militar" y "continúe con la suspensión total de la ayuda no-humanitaria, como lo requiere la ley."
Pero, bajo la dirección de Hillary Clinton, el departamento de Estado rechazó incondicionalmente tales planteamientos. Los correos electrónicos revelaron el año pasado la demostración de que Clinton sabía muy bien que hubo un golpe militar, pero declinó añadir su voz a las objeciones ruidosas que provenían de la comunidad internacional.
Como reportó Lee Fang en The Intercept, Clinton intentó utilizar como lobbysta a su amigo Lanny Davis para abrir canales con Roberto Micheletti, el ilegítimo dictador instalado por los militares después del golpe.
Esta maniobra endosó con eficacia al nuevo gobierno de la derecha las grietas que se abrirían bajo el piso de Cáceres y otros activistas.
En la versión original de sus memorias "Decisión difícil", Clinton divulgó no haber tenido ninguna intención de restaurar en el poder al legítimamente elegido Zelaya.
"En los días subsiguientes [después del golpe], hablé con mis contrapartes alrededor del hemisferio, incluyendo a la secretaria Espinosa en México. Estrategizé un plan para restaurar el orden en Honduras", escribió Clinton, "y me aseguré de que las elecciones libres y justas se pudieran celebrar rápida y legítimamente, y que harían discutible la cuestión de Zelaya."
Esto explica por qué los funcionarios del departamento de Estado bloquearon en la OEA la adopción de una resolución que habría rechazado reconocer las elecciones realizadas bajo dictadura en Honduras. Esta interesantísima edición de bolsillo de sus memorias que lanzó el año pasado sacan afuera qué sucedió en Honduras con la izquierda en su conjunto.
Asimismo, los grandes medios como The Washington Post, NBC, CNN y NPR [National Public Radio, red de 900 estaciones] abordaron el golpe --y subsiguientemente purgaron los temas ambientales, LBGT y de activistas indígenas-- como una cuestión totalmente local, dejando fuera el papel de Clinton y la implicación de nuestro gobierno.
The New York Times mencionó brevemente qué sucedió en Honduras hace siete años y el aumento subsiguiente de la opresión. Pero dejó fuera cualquier mención de la responsabilidad de EEUU.
Cáceres no fue asesinada en el vacío. Su muerte es en parte el resultado de una estrategia deliberada de parte de Estados Unidos para mantener a flote a un gobierno regresivo. Cuando divulgaron la noticia de su asesinato, los principales medios debieron haber mencionado el papel de nuestro propio gobierno y el rol del principal candidato presidencial del partido Demócrata.
*) Adam Johnson es escritor free lance y analista colaborador de Fairness & Accuracy In Reporting (FAIR, Imparcialidad y Exactitud en la Información).
Fuente:
http://www.projectcensored.org/hillary-clintons-role-2009-honduran-military-coup/
Johnson, Adam. "The Murder That Exposed Hillary Clinton's Grim Legacy in Honduras," Foreign Policy In Focus, March 16, 2016,http://fpif.org/murder-exposed-hillary-clintons-grim-legacy-honduras/.