"A muchos nos gusta preguntarnos: ¿Qué haría yo si hubiera vivido durante la esclavitud? ¿O durante el apartheid? ¿Qué haría si mi país estuviera cometiendo un genocidio? La respuesta es: lo está haciendo ahora mismo". Estas palabras escribió en Facebook el piloto de la marina norteamericana de 25 años de edad, Aaron Bushnell un día antes de inmolarse frente a la embajada israelí en Washington.
Por Joaquín Pérez
Aaron Bushnell se prendió fuego frente a la embajada sionista el pasado 25 de febrero, aguantaba el dolor golpeando el piso con sus pies, y en medio de ese tremendo dolor, gritaba por la liberación de Palestina. La acción de este piloto de avión de la marina norteamericana dio la vuelta al mundo, como otra muestra más de la impotencia de las sociedades ante los atroces crímenes del Estado de Israel y el respaldo que le han entregado los gobiernos occidentales.
Pero inmediatamente surge la pregunta, ¿Cómo un militar norteamericano llega a tomar una determinación como esta? ¿Quién era Aaron Bushnell?
Según la información consignada en TheWashington Post, Bushnell llevaba sirviendo 4 años en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, donde se convirtió en piloto superior, con un expediente brillante, primero de su clase y mejor piloto de la misma.
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Provenía de una familia que era parte de una comunidad religiosa en Cape Cod, estado de Massachusetts, de esos grupos que en Chile podemos definir como sectas, llamado "Comunidad de Jesús" de las cuales hay muchas en Estados Unidos.
Esta secta en específico se ha visto envuelta en acusaciones de crear "un ambiente de control, intimidación y humillación que fomentaba e infligía daños duraderos a sus alumnos". Según el medio antes nombrado, Aaron Bushnell se fue rebelando desde joven contra las autoridades de la secta hasta abandonarla, de ahí ingresó a la milicia, donde vio como una forma de escapar de la situación en la que estaba inmerso.
Según registros de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, se había convertido en un especialista en operaciones de ciberdefensa con el 531º Escuadrón de Apoyo de Inteligencia en la Base Conjunta San Antonio-Lackland en Texas, donde trabajó como ingeniero de DevOps desde mayo de 2020 hasta a fecha. Estaba cursando en paralelo una licenciatura en ingeniería de software en la Universidad Southern New Hampshire.
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Pese a esta carrera militar exitosa, Aaron Bushnell se fue rebelando contra las políticas del gobierno norteamericano, así como antes lo hizo con la secta religiosa en la cual se crio. Según el medio Newsweek, hacia el 2022 ya militaba en asociaciones de solidaridad vinculadas a colectivos de carácter socialista o de izquierda, repartiendo ropa y alimentos a personas sin hogar, entre otras tareas. Bushnell fue descrito por personas que compartieron con él en estas actividades solidarias como alguien de fuertes convicciones, consciente de sus privilegios de clase, por ser un hombre blanco y haber nacido en EEUU.
En el medio Newsweek, un amigo de Bushnell lo describió como «el chico más amable, gentil y cándido», una persona que luchaba constantemente por «la libertad para todos, con una sonrisa en el rostro».
Una de estas personas, Levi Pierpoint, manifestó al Washington Post que comió con Bushnell en enero pasado. Ahí le comentó que había roto emocionalmente con el Ejército y había empezado a reflexionar sobre la violencia en su país. Le comentó, como un episodio impactante para él, la muerte de George Floyd que dio pie a las revueltas del Black Lives Matter en 2020.
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La explicación de por qué decidió prenderse fuego, transmitida en directo por twich, la dejó clara: "Me llamo Aaron Bushnell. Soy miembro en activo de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y no voy a seguir siendo cómplice de un genocidio. Estoy a punto de participar en un acto extremo de protesta, pero comparado con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es extremo en absoluto. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que sea normal".
Segundos después, ese mismo vídeo muestra cómo se roció combustible y se prendió fuego. Mientras ardía, tuvo la entereza suficiente de gritar "Free Palestine" en reiteradas ocasiones, mientras pateaba el suelo con fuerza para superar el intenso dolor. Falleció en el hospital siete horas después, tras un intento fallido por salvarle la vida.
Su acción nos hace recordar a Sebastián Acevedo, quien se inmoló en la Plaza de la Independencia, en Concepción, el 11 de noviembre de 1983, para exigir que la CNI, órgano represivo de la dictadura, le devolviera a sus hijos secuestrados.