[resumen.cl] La captura en la ciudad de Parma, Italia, del criminal Walter Ludwig Klug Rivera vuelve a poner en evidencia la condescendencia de los tribunales de justicia chilenos hacia los criminales autores de delitos de lesa humanidad. El capturado ex coronel de ejército se encuentra prófugo de la justicia desde octubre de 2014, luego de recibir una condena de 10 años de prisión.
El prófugo pudo salir impunemente del país gracias a la liviandad de los tribunales de justicia que le otorgan libertades a criminales procesados por graves delitos, sin tomar ninguna medida de resguardo o precautoria que impida las fugas. Son demasiados los casos de ex agentes de la dictadura que escapan del país o se esconden en sus redes protectoras para eludir las condenas de una justicia débil y complaciente.
Walter Klug fue un agente uniformado de la dictadura militar que hizo su carrera militar en el ejército y luego del golpe se ensañó reprimiendo, persiguiendo, torturando y asesinando a partidarios del derrocado gobierno de Allende en la provincia del Bío Bío.
Este individuo ingresó a la Escuela Militar en 1966 y egresa en 1970 como subteniente de artillería. En 1971 es destinado al Regimiento de Infantería de Montaña Reforzado N° 3 de Los Ángeles, en donde permanece hasta 1975. En el medio, fue encasillado en la Sección II del ejército (SIM) y en tal condición a comienzos de 1973 fue enviado a la Escuela de las Américas a "perfeccionarse" en los métodos de combate al "enemigo interno", que graciosamente impartía el Pentágono yanqui, en Panamá y Estados Unidos, para adoctrinar y adiestrar a las fuerzas armadas lacayas a fin de establecer dictaduras y regímenes serviles.
Este ex oficial es una muestra bestial de las enseñanzas del Pentágono y de un ejército lacayo al servicio de los poderosos. Tras el golpe militar, ya con el grado de teniente, Walter Klug organizó la cacería de personas y creó el campo de prisioneros políticos en las caballerizas del Regimiento de Los Ángeles.
Hasta este recinto eran trasladados todos los prisioneros políticos de la provincia. Primero fueron llevados allí aquellos que estaban detenidos en el Liceo de Hombres de la ciudad, pero enseguida fueron concentrados en este campo aquellos que eran detenidos en las continúas cacerías que organizaba este Klug, los uniformados del SIM y una banda de civiles fachos de la jauría Patria y Libertad, que encarnaron la sed de revancha de la derecha chilena.
También las decenas de detenciones que realizaban las diversas unidades de ejército y de carabineros por los campos de la zona, incrementaban el número de prisioneros del campo de Klug. En oleadas sucesivas de jornadas de caza, realizadas entre el 11 de septiembre y el 17 de noviembre de 1973, fueron apresados trabajadores de la Central Endesa El Toro y El Abanico, ubicadas ambas en la comuna de Antuco, al interior de la cordillera en Los Ángeles.
Los prisioneros confinados en el campo eran salvajemente torturados por Klug y su patota de la sección II en el Regimiento. Allí fueron ejecutados y desde allí se les hizo desaparecer; la mayor parte de los 123 detenidos desaparecidos que registra esta provincia fueron hechos desaparecer desde este recinto. Decenas de casos denunciados ante tribunales han sido investigados o sancionados por la justicia de la región pero en la mayor parte de ellos, Klug ha librado impune; algunos sí han concluido judicialmente con alguna sanción.
Uno de estos casos fue el episodio de las centrales hidroeléctricas de Endesa que fue sustanciado por el ministro Jorge Zepeda Arancibia, de la Corte de Apelaciones de Santiago, que en octubre de 2013 dictó sentencia y condenó a Klug y otros. En el fallo de primera instancia sobre esta causa el ministro señala:
«a) Que en el sector cordillerano, al oriente de la ciudad de Los Ángeles, se encuentran ubicadas las centrales hidroeléctricas de El Toro y El Abanico, pertenecientes de la Empresa Nacional de Electricidad, ENDESA.
b) Que los trabajadores de dichas centrales hidroeléctricas, al 11 de septiembre de 1973, en su mayoría residían con sus familias en pequeños poblados rurales de dicha área, formando los pueblos de «Los Canelos», «Rayenco», «Polcura», «Antuco», además de campamentos de trabajo de las Centrales Hidroeléctricas de «El Toro», «El Abanico», y más al oriente, atrás de la laguna del Laja, el de «Cuatro Juntas», sector que era denominado «Mallines del Sol», perteneciente al cajón de Alto Polcura», patronímico del río «Polcura», que corre por el lugar, donde también los trabajadores pasaban algunos períodos cumpliendo sus labores habituales.
Que con posterioridad a la fecha antes indicada, al producirse violentamente el cambio de gobierno debido al Golpe de Estado del 11 de septiembre de l973, los trabajadores antes mencionados, como también el resto de la población civil de dichos pueblos, partidarios del gobierno anterior que es depuesto en ese día, en aplicación y conocimiento de una política del nuevo régimen y en un ataque flagrante de la dignidad humana y de la noción de humanidad misma, fueron perseguidas y detenidas por los agentes del Estado, bajo pretexto de que las víctimas pretendían atacar recintos de detención para liberar a personas privadas de libertad por la autoridad militar y/o atentar en contra de las centrales hidroeléctricas en las que muchos de ellos trabajaban, siendo el destino final de ellas, su encierro o privación de libertad en el Regimiento situado en la ciudad de Los Ángeles o en lugares dependientes de esta unidad, y en definitiva muertas y, en otros casos, hechas desaparecer hasta el día de hoy».
En octubre de 2014 la Corte Suprema ratificó sentencia y condenó por el denominado Episodio Endesa de Los Ángeles al ex general de ejército Patricio Martínez Moena a 20 años de presidio, a Walter Ludwig Klug a 10 años y 1 día de presidio, sin beneficios, y al ex oficial Ismael Espinoza Silva a 5 años con el beneficio de libertad vigilada.
Los ex oficiales fueron sentenciados por el secuestro calificado y homicidio de 23 trabajadores; los asesinados por estos criminales fueron Mario Belmar Soto, César Flores Baeza, Víctor Jerez Meza, Mario Olivares Pérez, Juan Yáñez Franco, y los hermanos Juan Ulloa Pino y Víctor Ulloa Pino; y los detenidos desaparecidos fueron Manuel Aguilera Aguilera, Manuel Arias Zúñiga, José Badillo García, Abel Carrasco Vargas, José Coronado Astudillo, Plutarco Coussy Benavides, Abraham López Pinto, Bernardo Meza Rubilar, Domingo Norambuena Inostroza, Benjamín Orrego Lillo, Wilfredo Quiroz Pereira, Alamiro Santana Figueroa, Manuel Sepúlveda Cerda, Luis Sepúlveda Núñez, Exequiel Verdejo Verdejo y Luis Vergara Corso.
Por otra parte, Klug Rivera también ha estado implicado e investigado por el asesinato y la desaparición de otros detenidos desde el regimiento de Los Ángeles, entre ellos Jaime Araya Palominos, detenido en su vivienda por una patrulla compuesta por militares y fachos; y Luis Cornejo Fernández, ambos alumnos de la sede Universidad de Concepción en esa ciudad que fueron apresados el 18 de septiembre de 1973.
Enterado Klug Rivera de la resolución judicial que lo condenaba a firme a 10 años sin beneficios, escapó del país rumbo a Alemania en donde hace uso de su doble nacionalidad para instalarse a vivir impune en la ciudad de Colonia. No se tiene antecedentes de si el ejército chileno le hace llegar su sueldo de uniformado jubilado ($ 1.282.000) vía directa o a través de algún mecanismo indirecto. Dicho recurso también fue usado por otro criminal nazi de la ex Colonia Dignidad, Hartmut Whilhelm Hoop, que escapó de la justicia chilena y se instaló en su originaria Alemania donde goza de total impunidad.
La impunidad de Klug, al menos fue puesta en evidencia con esta detención practicada por Interpol en Italia. De ahí a que sea traído a Chile a cumplir condena, es otra cuestión que está por verse.