Hoy los gremios empresariales se quejan de las pérdidas de más de 10 millones de dólares provocadas por los 56 días de conflicto laboral en el Puerto de Coronel, se habla del daño a la reputación internacional de Chile debido a la fruta de Neuquén atrapada en sus instalaciones durante el conflicto. Pero ¿Quién es el grupo administrador del Puerto de Coronel, incapaz de dialogar con sus trabajadores y destrabar un simple conflicto laboral? La siniestra historia familiar de los nuevos controladores de Puerto de Coronel explica muy bien lo acontecido.
Por Agustín Gonzalez
El año 2013 se conoció públicamente que la familia Von Appen era financista de la Fundación Pinochet, cuestión que no impresionó a nadie. Ese mismo año, Sven Von Apppen se despachó en una entrevista a CNN la siguiente frase sobre el gobierno de Michel Bachelet: "ella no hizo mucho comparado con los que estuvieron antes de ella, especialmente Pinochet", Donde además hizo amenazas como: "Si pasa eso buscamos otro Pinochet". El medio que logró estas cuñas borro la entrevista desde sus registros, sin embargo diversos medios reprodujeron estos dichos y aún se encuentran en internet.
En aquella entrevista, el empresario agregó la siguiente frase cargada de prejuicios racistas: "a los chilenos les ha crecido tanto el apetito, que no pueden parar. Eso producirá que engordarán y se pondrán más cómodos".
Sven y su hermano menor Wolf eran los herederos de Albert von Appen, quien llegó a Chile en 1937 con su esposa y dos hijos de 3 y 2 años respectivamente.
Llevaba apenas 2 años en Chile, cuando Albert von Appen recibió en mayo de 1939 en su oficina de Valparaíso al ciudadano alemán Joachin Rudloff, quien lo recluta como agente del régimen nazi para Sudamérica. Como lo relata el libro "Chile y los Hombres del Tercer Reich", de María Soledad de la Cerda, Albert Von Appen salió en julio del 39 de Chile rumbo a Alemania, para lo cual tomó primero un vuelo hasta Buenos Aires y de ahí se embarcó en el vapor Monte Rosa hasta Hamburgo.
El 27 de agosto von Appen se hospedó en el Hotel Ritz de Berlín donde tomó contacto con su reclutador Joachin Rudloff, teniente del Ejército alemán, tras ello se dirigieron al Oberkommando (Alto Mando de la Defensa). En ese lugar fue presentado ante un teniente coronel Weber quien le ordenó crear una red de saboteadores para el Tercer Reich en Sudamérica. Se le asignó un sueldo de 6.500 marcos alemanes, su chapa o nombre secreto seria Apfel (manzana en alemán), nombre que se eligió de común acuerdo considerando el parecido con mi apellido, Von Appen, quedando a cargo del jefe de la estructura Dietrich Niebühr quien residía en Buenos Aires.
Tras recibir instrucción en sabotaje terrorista, von Appen debió pasar por Rusia, Japón, Estados Unidos para luego llegar a Chile el 26 de diciembre de 1939. Entre su equipaje traía inocentes escobillas de pelo, que en realidad eran bombas de alto poder explosivo e incendiarias, las que pasaron inadvertidas en la aduana nacional.
A mediados de enero de 1940, Albert von Appen viajó junto a su familia hasta Osorno. Allí fueron recibidos en casa de su cuñado, Uwe Behrmann. Von Appen dejó bajo su cuidado a Inge y a los pequeños Sven y Wolf, y desde allí enfiló en solitario hacia Bariloche con destino final Buenos Aires. Llegó a la capital argentina el 1 de febrero y se reunió de inmediato con Dietrich Niebühr, quien le entregó otra buena suma de dinero y fulminantes para detonación de explosivos, los cuales fueron depositados en una caja de seguridad en el Banco Germánico.
Von Appen creía que en Chile solo el puerto salitrero de Tocopilla reunía las características para las acciones de sabotaje, ya que en Valparaíso recalaban muy pocas naves británicas, por eso prefirió Buenos Aires para sus acciones de sabotaje. En la capital argentina se reunió con José Leute, quien tenía una fábrica de mecánica industrial. Al llegar al lugar, von Appen extendió un plano para construir explosivos, señalándole a Leute el alambre de aluminio específico que necesitaba para las bombas de tiempo que serían llevadas a bordo de los vapores ingleses. Este último instruyó a su tornero a que fabricara varias piezas. von Appen se fue satisfecho y pagó $750 pesos.
Von Appen fue investigado por varios años por quienes rastreaban las redes de espionaje del Tercer Reich, era parte de la red "Kriegsorganisation 2" (Organización de Guerra 2), cuya labor era persuadir y entrenar a personas para que se convirtieran en agentes nazis en los países vinculados a los Aliados. Entre los objetivos del grupo de von Appen estuvo destruir el Canal de Panamá, centro de las operaciones navales estadounidense.
Von Appen fue descubierto por el Departamento 50 de la policía de investigaciones, la unidad de contraespionaje chilena que operó entre 1939 y 1946 y que logró desbaratar dos redes alemanas en el país. Sin embargo, no se vio mayormente afectado por esto, y se abrió un importante camino en el mundo de los negocios.
A consecuencia de su papel como saboteador a sueldo del régimen nazi, von Albert Appen en mayo de 1945 es enviado a campos de prisioneros en los EE.UU. Solo después de 3 años de estar allí detenido vuelve a Chile. En el intertanto, su familia vivió en Limache donde se dedicaban a labores agrícolas.
A su llegada a Chile un elocuente Albert von Appen se ponía en contacto con un periodista del diario La Hora para entregar una importante declaración. En ella admitiría su orgullosa filiación al nazi: "Fui y soy militante activo del partido nazi. No lo niego, así como usted tampoco tendría razón para ocultar su filiación política. Pero sobre toda otra consideración, soy alemán y me siento alemán en cualquier punto del globo. Y como alemán sentí en carne propia la rebelión de mi patria contra los que se oponían a la satisfacción de sus más elementales derechos. Sí, siempre mantuve contacto con Berlín y mi partido".
Resulta bastante particular que este ex agente del régimen nazi, luego de años de prisión en Estados Unidos y la investigación que en Chile se realizara sobre él a los pocos años (1952) fundara su Holding Ultramar con un capital de $2 mil dólares de la época. Hoy el capital del Holding se avalúa en más de $1.000 millones de dólares.
Durante 70 años, la familia von Appen ha estado ligada al negocio portuario, el holding Ultramar además alberga a la empresa Ultraport, las navieras Transmares y Ultragas y las portuarias Ultraterra, Depocargo y Sintrans. Actualmente, la empresa tiene presencia en 20 puertos del país, como Arica, Iquique, Tocopilla, Angamos, Antofagasta, San Antonio, Talcahuano y Coronel.