Radiografía de Chile desde Santa Juana

Por Ariel Ríos Soto. Profesor de Historia y geografía

Chile, en la segunda mitad del siglo XX, se caracterizó por acentuadas convulsiones políticas, sociales y económicas. La estructura latifundista del agro era incoherente con las aspiraciones modernizadoras de la economía capitalista contemporánea, la ineficiencia productiva de grandes terrenos, la privación de anhelos populares distribucionistas y las ideas "progresistas" del agro capitalista fueron un trinomio de realidades que necesariamente desembocaron en medidas concretas por parte de los gobiernos de la década del sesenta.

La puesta en marcha de la Reforma Agraria por el gobierno de Frei Moltalva tuvo mayor expresión en el valle central, afectando parcialmente áreas menos productivas para el proyecto modernizador del agro. Algunas zonas, como la provincia de Concepción, donde la gran mayoría de la superficie corresponde a suelos de secano fueron parcialmente intervenidas, solo comunas como Yumbel y Cabrero fueron objeto de mayores expropiaciones, fundamentalmente, por sus suelos de aptitud agrícola. En la comuna rural de Santa Juana, inserta en un espacio geográfico accidentado y degradado por el monocultivo cerealero del siglo XIX, la intervención del legislador fue ínfima, únicamente el fundo "Mundo Nuevo" fue expropiado en 1972, sin embargo en menos de un año, en el contexto de la contrarreforma agraria, pasó a ser propiedad de Bosques Arauco.

Los campesinos de Santa Juana se caracterizaron durante siglos por una predominante economía agropecuaria de subsistencia. Algunos excedentes productivos posibilitaron participar marginalmente en la exportación de maderas nativas y trigo en la segunda mitad del siglo XIX y más tarde, estructurar un modesto comercio con localidades urbanas aledañas, como Lota y Coronel, principalmente. El bosque natural fue tempranamente devastado desde la época colonial, en primera instancia para abrir paso a la agricultura y luego usando esta excelente madera para la construcción de viviendas en los centros urbanos regionales. El aislamiento geográfico de Santa Juana derivó en la configuración de una economía agropecuaria de marcado carácter autárquico y consolidando una cultura eminentemente rural que pervivió prácticamente incólume hasta mediado la década del setenta del siglo recién pasado.

La llegada de las plantaciones de pinos y eucaliptus vinieron a cambiar radicalmente esta fisonomía rural, la cual se sumaba al galopante proceso de erosión por el monocultivo del trigo, que venía afectando por décadas los suelos de la Cordillera de la Costa, fue desembocando en una pérdida de fertilidad que hacía cada vez más insostenible la actividad agropecuaria como estrategia de sobrevivencia.

Los debilitados rendimientos agrícolas y el D. L. Nº 701 de "FOMENTO FORESTAL" en 1974, dieron chance a la masificación de las plantaciones y, en forma simultánea, a un proceso de despojo de la tierra a los campesinos y concentración de la propiedad por parte de la gran industria forestal que configura un inédito latifundio forestal, en contraste a la segmentación cada vez mayor de la pequeña propiedad dedicada al agro. Las actividades tradicionales de subsistencia desarrolladas en un tipo de tenencia minifundiaria, prácticamente desaparecen del escenario comunal y los campesinos que de ellas dependían pierden su autonomía alimentaria, cayendo en una condición de languidez tal, viéndose obligados a vender sus tierras o simplemente abandonarlas para huir a los centros urbanos industriales, otros han logrado subsistir mediante subsidios del Estado o salir en la búsqueda de un empleo fuera de la comuna o de la región.

Santa Juana, entonces, transitó desde un predominio agropecuario a otro eminentemente forestal, proceso que consolida una serie de transformaciones factibles de ser clasificadas en dos grandes categorías, atendiendo a las repercusiones sobre la comunidad o el entorno.

Primero, existía un sector agropecuario que estructuraba un medio con características disímiles al sector forestal; pequeña y mediana propiedad, en manos de campesinos; presión moderada sobre el uso del suelo, con producciones para sustento familiar principalmente; y una mayor posibilidad de conservación del recurso agua y la biodiversidad, pues la comunidad local tenía mayor conciencia de su valor. Según la influencia en la comunidad, se caracterizaba por: una importante ocupación de mano de obra, independencia alimentaria con mayor autonomía ante los vaivenes del mercado, desarrollo de relaciones de producción solidarias (mingaco) y mayor retención de población rural.

Segundo, la llegada del sector forestal trajo consigo una serie de cambios en este medio; la aparición del latifundio forestal, concentrado en manos de grupos económicos transnacionales, gran presión sobre el ecosistema por el monocultivo forestal de exportación, y disminución progresiva del recurso agua y la biodiversidad, producto de la implantación masiva de especies exóticas que no protegen los manantiales, traduciéndose en serios problemas de abastecimiento de agua e incendios forestales en periodo estival.

En este nuevo marco de economía forestal, la comunidad se ve afectada principalmente por serios problemas de desempleo, pues la silvicultura otorga trabajo estacionario e inestable, hay pérdida de autonomía alimentaria -por la progresiva dependencia de un sueldo temporal-, cambio de relaciones de producción solidarias, por otras más individualistas y una continua expulsión de población rural hacia la cabecera comunal y la periferia de otros centros urbanos.

Desde el punto de vista demográfico, existe un claro cambio en la composición espacial de la población; el más elocuente se refiere a un incremento considerable de la población urbana comunal, explicado por un aumento de la emigración del área rural, motivada por las condiciones de aislamiento, sequías, riesgos de incendios y precariedad productiva de muchos sectores rurales.

Los últimos dos censos de población y vivienda (1992 y 2002) muestran un incremento del grupo etario adulto y adulto mayor, la población joven en edad de procrear emigra constantemente, despojo del potencial reproductivo que ha transformado a Santa Juana de más en más en una comuna de población envejecida y con casi nulas políticas de protección a los adultos mayores.

Por otra parte, en 1994 el 45,3 % de la población comunal se encontraba en una situación de pobreza, estos niveles bajan en el año 2000 a 36,1 %, reduciéndose aún más en el año 2006 llegando a 19,9 % (CASEN, 2006). No obstante, la disminución de la pobreza responde fundamentalmente a una intensificación del gasto fiscal en comunas con altos índices de vulnerabilidad, medida que ha mejorado parcialmente las condiciones de vida de los santajuaninos, pues el sector forestal no ha constituido un aporte al desarrollo local y las actividades agropecuarias se han reducido a la mínima expresión. Otro elemento a considerar en la reducción de la pobreza dice relación con la búsqueda de empleo fuera de la comuna, ya sea en el Gran Concepción o en otra región, transformando a Santa Juana principalmente en una comuna dormitorio y sin proyecciones definidas para el conjunto de sus habitantes (PLADECO, 2003).

Cabe señalar que, posiblemente, Santa Juana nunca antes haya tenido tanta riqueza en su espacio comunal. Aquellos suelos erosionados e inexplotados que acogieron las plantaciones forestales, antes subvalorados, hoy tienen una alta valoración económica. Más aún, según los defensores del bosque artificial, este genera importantísimos efectos laterales en materia de conservación de suelos y agua (Hartwig, 1991). Aunque tal posición es discutible, el bosque sea natural o de plantaciones, es un recurso del que la sociedad en su conjunto debe hacer uso para desarrollarse, ganar independencia económica y mejorar las condiciones de vida de la población rural. Por consiguiente, la problemática central, como ocurre a nivel país, radica en la exacerbada concentración de la riqueza.

Actualmente, las explotaciones forestales ocupan en torno al 70% de la superficie comunal total (INE, 2007), el grueso de la propiedad forestal está en manos de Bosques Arauco y Forestal Mininco. Estas empresas han asumido un rol pasivo e indiferente respecto a las problemáticas de la comunidad, no existiendo comunicación programada y en muchos casos inexistencia de relación; en consecuencia, la sociedad santajuanina percibe a las empresas como un vecino poderoso e invisible.

El escenario actual evidencia claramente que la promesa de empleo y progreso de la industria forestal al desarrollo de la comunidad local, fue otra gran mentira a la población. Las comunidades rurales se han visto encerradas en medio de las plantaciones, como consecuencia, sus espacios se han visto seriamente limitados, generando impactos que afectan la calidad de vida de las personas por el efecto sequías, pérdida de biodiversidad y riesgo de incendios forestales en periodo estival (Pérez, 2006).

El objetivo de este trabajo se planteó caracterizar las transformaciones que experimentó la comuna en estudio en la segunda mitad del siglo XX, todo esto en el contexto del crecimiento forestal regional, pero también solidariza con los viejos anhelos y esperanzas de equidad y mayor justicia social de los santajuaninos de ayer y de hoy, como poéticamente lo expresase un estudioso franciscano a mediados del siglo pasado:

"La hora de resurgir potente, acaso se avecine para la heroica y zarandeada villa de Santa Juana. Cuando esa hora llegue, su demasiada tranquila vida, se transformará en actividad, y sus campos mejor trabajados, se verán cubiertos de óptimos frutos, producto del esfuerzo y de la labor de sus habitantes" (Aguilera Chávez, 1952).

 

 

Fuentes:

SANHUEZA R. Y AZOCAR, G. Transformaciones ambientales provocadas por los cambios económicos de la segunda mitad del siglo XIX. Provincia de Concepción. Revista geográfica de Chile Terra Australis, 2000, Nº 45, pp. 181- 194.

SOZA, N. Radiografía de Dos décadas. Revista Chile Forestal, 1995. pp. 46-51.

UNDA, A. ET AL. Efectos socio-ambientales de la IX Región, Vol. XIII. Revista Ambiente y Desarrollo, Marzo de 1997. pp. 41-46.

UNDA, A. Y STUARDO, A. Chile: expansión forestal en la novena región y desarrollo sustentable. Revista Ambiente y Desarrollo, Santiago, Chile. Ginebra, OIT, 1996.

RIOS, ARIEL y ROA ANGELO. Santa Juana de Guadalcázar, transformaciones de una comuna rural en el contexto de una región forestal.

AGUILERA CHÁVEZ, H. La Villa de Santa Juana. Diario La Patria de Concepción, 03 Agosto de 1952.

 

Foto: www.santajuana.cl

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