Durante esta jornada, mayoría de la sociedad chilena se ha inclinado por rechazar la propuesta constitucional elaborada durante este último año por una Convención electa democráticamente y que garantizaba diversos derechos para los pueblos de esta nación y además sustituía el texto impuesto en dictadura, hasta ahora vigente. Vale preguntar ¿quién ganó?
Por Víctor Parra Villalobos
Hasta ahora, las jornadas de elecciones y plebiscitarias habían tenido una concurrencia voluntaria y, si bien, en las últimas instancias había votado una mayor proporción del padrón electoral, la jornada de este 4 de septiembre, tuvo una ostensible mayor cantidad de votantes al ser obligatorio el sufragio. Es decir, una proporción relevante de personas que durante las anteriores elecciones se había abstenido de hacerlo, hoy votó.
Recurrentemente se habla del votante silencioso, aquel que no da a conocer su postura, pues generalmente carece de herramientas discursivas y evita ser sujeto de cuestionamiento ante la imposibilidad de sostenerla. A ese segmento de personas se dirigió la propaganda del empresariado nacional, a través de los medios de comunicación nacionales que no se abstuvieron de transmitir como información o como observaciones "neutrales", los argumentos de sus financistas, ante la absoluta omisión fiscalizadora de la institucionalidad que debe velar por la calidad de la información.
Por otra parte, el Gobierno y los partidos políticos, que supuestamente "trabajaron por el Apruebo", hicieron lo propio, generando desconfianza en el texto constitucional democrático llamando a reformarlo en tanto estuviese aprobado. En otras palabras, "Aprobar para Rechazar", o ¿cómo se interpreta eso? Junto con ello, también es perentorio considerar que las medidas gubernamentales implementadas hasta ahora no responden a la expectativas de transformación generadas en la elección y, más allá de lo que quisieran sus figuras, el Gobierno era identificado con la aprobación de la propuesta constitucional.
En cuanto a las organizaciones sociales y sindicales se evidenciaron en su impotencia. Aunque fue duro el trabajo de información bajo diversos formatos y acciones, resultó insuficiente para contrarrestar la campaña orquestada de mentiras, juicios sesgados, y la postura del Gobierno, sus partidos y los agentes que han acabado enquistándose en éste.
¿Quién ganó? Ganaron quienes intentaron conservar sus privilegios, sus ganancias a costa de las mayorías del país, imponiendo un miedo a lo nuevo sin que un gobierno y partidos, supuestamente transformadores y coherentes con los intereses populares, pudieran contrarrestarles. Desde aquí en adelante, todo será más difícil, pero volverá a expresarse una y otra vez la necesidad de justicia y de una política que se deba a ella.
Se debe agregar el contexto de crisis económica mundial que también ha afectado a Chile y principalmente a los sectores populares. Frente a esto el Gobierno no fue capaz de dar una alternativa, precarizando y empobreciendo a amplios sectores de la población ante las alzas de precios y la inestabilidad económica. La falta de ayuda, negar los retiros de AFP y no reaccionar ante esta realidad paso la cuenta a un Ejecutivo que no ha tenido la intención de cuestionar el orden neoliberal.
El gobierno se involucró activamente en la campaña disponiendo a sus políticos profesionales de sus filas como vocería, Karol Cariola y Vlado Mirosevic, asumiendo que el triunfo del Apruebo los dejaría instalados como el eje del proceso abierto en 2019. El resultado de hoy los expulsa y deberán buscar refugio en la cuestionada clase política. Por otra parte, el Rechazo escondió hábilmente a sus políticos, sumando una conexión con el denominado sentir "ciudadano".