En el marco del Día Internacional de la Danza, este viernes 29 de abril, la Red Nacional DanzaSur realizó el lanzamiento de su página web desde la cual pretende fortalecer la comunicación y la colaboración entre quienes laboran en este oficio.
Aniceto Hevia / resumen.cl
Una de sus integrantes, Josefina Greene Lamarca, explica que la Red Nacional DanzaSur, se articuló el 2016 y desde el año 2020 es una Asociación Gremial que funciona a través de Zonas [norte, centro y sur), al tiempo de distribuirse tareas mediante mesas de trabajo (Mesa política, Mesa social, Mesa de comunicaciones, Mesa económica y Mesa Universidad Libre). «Son 7 años que llevamos trabajando juntxs [...] Anualmente se generan los Encuentro Nacionales, que son una instancia fundamental para nuestra orgánica, ya que son 4 días de encuentro entre lxs más de 50 agentes nacionales, en donde reflexionamos, compartimos y movilizamos el sentido y quehacer de la organización. La conformación de la A.G. fue una instancia importante, ya que definió un rol de la Red en el entramado sectorial y esto nos llevó a ser elegidos hoy, como «la organización más representativa del sector» para desde ahí, poder colaborar en la conformación del nuevo Consejo de las AA.EE. [artes escénicas] en el MINCAP [Ministerio de las Culturas]», señala.
Llama la atención que plantean la noción de «la danza como bien social» como de la Red. Al respecto, Josefina explica que «gracias al proceso constituyente, se habla con fuerza de los derechos culturales. Y esta idea tiene una visión muy de la mano con este concepto. Apropiamos esta frase pensando en los accesos, en el involucramiento real de las danzas en la vida cultural, en la validación de esta arte como parte de nuestra identidad propia, ancestral, suramericana, globalizada hoy también. Pensamos en las danzas como un aporte y soporte para la educación integral de las personas, la práctica de las danzas como un espacio de encuentro y exploración personal y colectiva entre los cuerpos, y el arte de las danzas como espacios de lectura y postura frente al contexto actual y la vida real que nos toca vivir en sociedad».
También quienes conforman la Red Nacional DanzaSur se reconocen como «artistas gestores», ante lo cual indica que «lxs más de 50 agentes activxs que hoy somos parte de la RNDS, tenemos una particularidad que identificamos a lo largo de estos años, y que nos comprometimos a desarrollar, y es el ser agentes activxs, movilizadorxs y vinculantes en nuestros territorios locales. A esto se le suma el término «artistas etc», que bien conocemos quienes nos dedicamos a las artes en la región del sur de américa, en el que además de crear, somo las intérpretes, las productoras, hacemos las luces, pegamos el piso, hacemos el afiche, invitamos a la familia y al vecindario, etcétera. Esto nos ha hecho fortalecer al máximo nuestro quehacer y comprender toda la cadena de producción que significa levantar una obra, festival, espacio, escuela, o lo que se quiera desarrollar. Las cosas por cierto van mejorando gracias a los fondos, a las gestiones municipales, a la creatividad infinita del sector, y a las especificidades que cada quien ha ido desarrollando en su carrera, pero sin duda, identificamos que todos estos factores nos unen bajo este concepto del artista-gestorx».
En el sitio web de la Red se puede revisar un tarifario de diversas labores en el marco de las prácticas danzarias, evidenciando la voluntad de bregar por establecer condiciones laborales formales y recíprocas. Respecto a este problema, Josefina asevera que «es fundamental trabajar en articulación con lxs diversos actores que conformamos el sector de las danzas, pero también de los demás sectores y disciplinas artísticas. En ese sentido, los acontecimientos tanto del Estallido como de la pandemia fortalecieron el trabajo en esa línea y nos permitieron conocer las maneras y estrategias que cada organización está llevando para sostener ciertas temáticas y orgánicas internas de funcionamiento. En ese ejercicio hemos aprendido mucho de espacios como CICE, o el intento de generar una Coordinadora de las Danzas, también en el estar en contacto con las demás organizaciones sectoriales de las AAEE. Nos hemos compartido y en algunos casos funcionado como bloque, en tanto las relaciones con la institucionalidad, las relaciones entre pares, relaciones laborales. El hecho entonces de estar en relación y contacto, te hace por cierto preguntarte para adentro como funcionas y viceversa, como una acción recíproca y expansiva. Pienso además que las prácticas feministas, como validar que lo personal es también político, la escucha antes que la obligatoriedad del pensamiento, las políticas de los afectos, trabajar en y desde las diferencias, han sido claves maravillosas que nos abren nuevas maneras de relacionarnos y que sin duda marcan maneras de hacer.
En una reciente entrevista con Resumen, la ministra de las Culturas, Julieta Brodsky, se refirió a la manera en que desde la entidad entienden el mejoramiento de las condiciones laborales imperantes para quienes trabajan en el área artística, afirmando entre otras cosas que «sería mucho más pertinente, quizás, contar con un estatuto del trabajador cultural específico, así como lo tienen los profesores, los deportistas, las trabajadoras de casa particular y una serie de trabajadores que tienen condiciones muy específicas y excepcionales y que merecen tener una legislación más concreta y separada para poder abordar sus temas». Ante la pregunta por cómo evalúan esta iniciativa, quien habla en representación de la Red contesta:
«Lo hemos conversado en Mesa Política de la RNDS y en principio vemos una iniciativa interesante de levantar y propiciar. Ahora, esta genera muchas preguntas desde su diseño hasta su puesta en marcha. En relación a ello nos preguntamos en qué leyes se basaría un estatuto para trabajadores de las artes, a qué ministerios involucra y cuáles serían las relaciones contractuales que involucra. Porque, precisamente, los estatutos existentes como el estatuto docente, solo involucra a las contrataciones estatales, mas no privadas. Entonces si efectivamente este estatuto entra a subsanar la problemática del trabajo en negro, se ve como una buena medida, pero es fundamental que vaya de la mano con una inyección de recursos que permita que el uso de estas medidas tenga una respuesta concreta y efectiva en los recursos que percibe y se pueda sostener un pago de salud, AFP, etcétera, conservando un valor base justo y bien valorado, no como ocurre hoy con el impuesto de artistas que castiga un porcentaje muy alto del total bruto percibido.
Por otro lado también es importante definir a quiénes se considera trabajadores de las artes, qué disciplinas integraría el estatuto, y si el estatuto será redactado de manera colaborativa, con las propias organizaciones del sector, a qué organizaciones se llamaría al diálogo. Esto entendiendo que por lo general para la creación de protocolos se tienden a unificar y universalizar en referencia a algunas artes que, por lo general, son industria, y no es el caso de las danzas. Entonces es fundamental trabajar con esas especificidades sectoriales».