[resumen.cl] El lunes 4 de enero, justo antes que el primer ministro Boris Johnson anunciara un nuevo confinamiento hasta marzo, los responsables sanitarios de cuatro territorios del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) emitieron un comunicado conjunto en el que advirtieron que el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) podría verse desbordado a corto plazo.

Un memorándum interno enviado por los gerentes del Royal London Hospital a los trabajadores justo antes del año nuevo ilustra claramente la situación: «El hospital ya opera siguiendo las pautas de la medicina de desastres», agregando que «En estos momentos ya no estamos proporcionando cuidados críticos de alta calidad porque, simplemente, nos resulta imposible hacerlo. Aunque esto está muy lejos de cómo deberíamos funcionar idealmente, es la realidad y lo único que podemos hacer en el contexto actual».

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Los recintos hospitalarios de Londres ya están con serios problemas tanto de personal como de insumos como el oxígeno y en algunos casos ambulancias o camas disponibles.

El Health Service Journal informó que el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra temía que el 19 de enero los hospitales londinenses tengan un déficit de 5.422 camas.

Cada vez son más los hospitales que se ven obligados a cancelar operaciones programadas, tanto para liberar personal y reforzar los equipos que tratan a enfermos de Covid como para que los quirófanos y las salas de recuperación se conviertan en unidades de cuidados intensivos improvisados.

Todo ello mientras el Reino Unido intenta acelerar la vacunación, cuando ya se ha detectado que desde algunas zonas del norte del país, se ha iniciado la temida tercera ola de contagios.