Represión: una palabra que no hace ni cosquillas a la derecha chilena

Sr. Director

Lo que observamos esta semana en Argentina nos recuerda, de este lado de la Cordillera, algo que pareciera estar naturalizado en nuestra población: una violencia policial desatada y validada por una clase política inoperante y corrupta.

Pero esa violencia no nació en el Estallido Social. Si bien corrió el cerco respecto a lo que conocíamos de parte de los agentes del Estado, la represión siempre ha sido un punto presente contra la movilización social; una respuesta de gobiernos de la Concertación, de derecha y del progresismo neoliberal.

Uno esperaría que, como tanto les gusta el activismo por Twitter («X»), siquiera dedicaran una reflexión cuestionando el actuar policial del hermano país trasandino. Pero no; otra vez, sería esperar mucho. Y cómo podría ser de otra forma, si cuando de este lado de la Cordillera las policías disparaban a los rostros de la población, la derecha chilena colocaba el grito en el cielo planteando la existencia de una coordinación extraterrestre.

Esta deshumanización es parte de su proyecto. La represión, la violencia estructural y el apaleamiento de nuestros derechos es parte del programa político de los Kast, Matthei y Kaiser. No hay otra forma de que sus propuestas se sostengan, a menos que estén de la mano con la represión.

Así como existe una represión a la chilena en la Argentina, puede desencadenarse un gobierno a lo Milei en Chile.

Cuidado con los lobos vestidos de oveja, que repletan todo el espectro de la clase política chilena.

Por Marcos Silva Mardones

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