Rosy Sáez: poesía popular y feminista desde las calles de Concepción

[resumen.cl] Poeta destacada por sus letras libres y contestatarias. Figura visible en manifestaciones y actos culturales. La poeta y artista Rosy Sáez ha inundado con su literatura poblaciones y calles desde los márgenes del Gran Concepción. Posicionada desde una literatura comprometida, con fuertes influencias feministas y populares ha llevado su arte traspasando formalismos o espacios académicos. Conversamos con ella en una extensa e imperdible entrevista, una de las voces poéticas más constantes, obstinadas y rebeldes de nuestro territorio.

– ¿Cuándo comenzó tu acercamiento con el arte y la poesía?

Mi acercamiento a la lectura me hizo escribir desde niña como una forma más de expresión, escribí poesía a raíz de un derrumbe personal y no me atrevía a leer públicamente hasta que llegue a un colectivo feminista llamado «Estrellas de Mar» donde amorosamente las compañeras me invitaron a mostrar mis trabajos provocando más que la critica que debo declarar que no sirve para incentivar la poesía, ellas reforzaron mi ímpetu para seguir mostrando en público mis poemas

– Tu participación en actividades culturales y manifestaciones sociales tiene larga data ¿cuándo comenzaste a realizar lecturas públicas y acciones artísticas?

Comencé con el artista Cristian Conde Marzo, Bárbara Calderón, Mauro Gonzales, Isnelia, Patricia Tamblay, Paris, Leo Fuentes y Castelli.

El colectivo «3 Mujeres Nueva Mente y sus Vástagos Cesantes», donde de Cristian Conde Marzo aprendí a sumar a la poesía elementos de la performan, y puestas en escenas visuales musicales etc., esto provocaba sacar la poesía de espacios cerrados herméticos y estereotipados, llevarla a los bares, a la calle, a la visualidad en definitiva hacerla más atractiva.

Luego Conde Marzo emigró a Santiago, mientras Bárbara y yo continuamos formando el colectivo "Por qué tan solitas", eso duró un tiempo, después cada una tomo su rumbo, yo enfrente al tema de cómo seguir en poesía y quise cruzar el arte con el activismo implementando lecturas colectivas en las marchas, tomándome un espacio en la movilización para traer a la memoria a los invisibles, a los muertos que nadie nombra, accionando desde la calle , participando poéticamente en espacios de movilización y organización feministas y populares, la verdad yo no creo en esta separación de la poesía, más bien creo que debe estar presente en todo espacio que pretenda transformar el mundo.

– Has vinculado cultura y política en tu obra ¿cómo y por qué se entrecruzan ambos mundos?

Creo que la cultura y la política son ensimismas actividades libertarias que presupone la creación de nuevas formas, el periodo político nos muestra un fracaso basado en el elitismo y en la supremacía de sectores opresores en los dos ámbitos, debo decir también que la cultura sufre de una suerte de caudillismo y academicismo que la ha dejado del lado del opresor, y lo ha trasformado en algo carente de creatividad ya que no dialoga con otros estilos ni culturas por sentirse los únicos guardadores y correctores de la forma, eso para decirte que pienso que el principal rasgo del arte es la originalidad y esa precisamente la encuentras en lo poblacional, en lo popular y en lo marginal.

Lo mismo para la política, es importante asumir que nuestras viejas prácticas no funcionaron y también forman parte del fracaso de un proyecto político donde ganó el rasgo anti libertario simplista y patriarcal.

Esto para explicarte como es necesario revolucionar la política y la poesía e incluso en la creación de los conceptos que ya no sirven.

Una vez alguien me dijo por qué utilizas cumbias cuando lees a raíz de una canción que introducía un texto dedicado a las niñas asesinadas en alto hospicio, me explicó con detalle que el epígrafe no puede ser una canción, porque está referido a textos, no a canciones, y yo le dije pues desde ahora se amplía el concepto a canciones, lo mismo con algunas palabras, la revolución debe cruzar todo incluso la teoría.

– Son memorables tus acciones junto a otros poetas y artistas de la zona como Bárbara Calderón y Cristian Conde Marzo ¿cómo ha sido tu devenir artístico en conjunto con otros/as autoras?

Valoro y atesoro lo colectivo, en el arte es muy político porque en el fondo es desterrar el ego, el individualismo y la competencia, formas tan ligadas al arte mismo, la idea ya no es tuya, es de varios y cobra valor en cuanto se llena de matices distintos. Incluso experiencias colectivas mezclando distintas disciplinas en torno a una idea suelen encontrar un sentido común, así como naturalmente.

– ¿Cuál es tu visión del devenir artístico en el Gran Concepción, ¿qué es lo que rescatas y qué crees que falta?

Concepción tiene diversas expresiones, hay mucha creación artística, hay muchos poetas, existen muchas editoriales, hay cultura para todos los gustos, yo rescato todo lo que salga de los moldes, lo que no se institucionalice, lo que no compita, lo que no sea para ser financiado por autoridades de gobiernos que matan y reprimen, y luego entregan un fondo para un arte que los cuestiona, eso no cae en mi forma de hacer poesía.

Creo que el competir por fondos los ha hecho limitar el espacio artístico al arbitrio de la institucionalidad, lo otro bastante notorio en Concepción es seguir vacas sagradas, ponerte del lado de algún famosillo, para poder ser visualizado y se sacraliza a personajes donde tu rol artístico consiste en seguirlos.

Arto macho funado y prepotente también queriendo imponerse con formas que ya nadie soporta, yo saludo y me enamoro de una una maravillosa creación artística en las poblaciones, chicas bailando y danzando, raperos, brigadas muralistas maravillosas, teatro popular. Festivales malabaristas, batucadas, cuentacuentos. Y también el humor, la comedia política con las bufonas. No puedo nombrar porque capaz que deje afuera a algún compa y eso me daría mucha pena.

Creo que faltan espacios físicos culturales y de difusión, tenemos algunos medios como Resumen, La Zarzamora, Radio Humedales y radios comunitarias, pero faltan medios escritos y revistas literarias populares, esa es una tarea.

Cines, bibliotecas a nuestro alcance, y con programas que nosotros definamos, desterrar ese paternalismo de llevarnos arte a las poblaciones, esa ridiculez que hacen las orquestas sinfónicas que cuando van a nuestras poblaciones no nos tocan conciertos, nos tocan música de películas, no puede haber algo mas despectivo que eso.

– Desde tu punto de vista ¿cuál fue el rol que cumplió el arte durante el estallido social?

El estallido o rebelión popular fue una explosión de arte en si misma, donde la rabia ya no fue una metáfora, sino que se volvió explicita y colectiva. La calle se llenó de rayados, desde el sentir, afiches, cantos, performan, cuerpos pintados, pañuelos al cuello, gritos piedras, malabaristas. Fuego. Músicos. No sé si puede haber algo más artístico que la expresión libre del pueblo.

La marginalidad salió a la primera línea, fueron los héroes, la consigna se escribió mal porque la escribíamos los marginales, pero la mal escrita es la mejor leída por el pueblo.

Fíjate que me trasformé en una creadora de consignas, así de poeta los compañeres en las movilizaciones me pedían «ya pu tirate una consigna», ajajay y así lo hice entonces el verso fue gritado.

También hicimos barricadas artísticas donde nos instalábamos a parar el transito con el fuego de la palabra y el baile, como también los compañeres se alzaron a homenajear emotivamente a los compañeres que la represión feroz les voló los ojos, habían marchas donde los cuerpos llevaban ojos pintados, llevaban los nombres de nuestros presos, de nuestros caídos.

– Has participado activamente en el movimiento feminista y en asambleas barriales ¿cuál es la importancia de este tipo de instancias en específico y el rol del arte en ellas?

Las asambleas feministas y las asambleas populares, somos la alternativa a un sistema que se desmorona, somos la creatividad y la fuerza, somos los actores del proceso político que esta vez han entendido que no habrá delegación, somos protagonistas, estamos en la primera línea, es literal, golpeando al sistema.

También escribiendo, pero en nuestro lenguaje, haciendo nuestra política en forma autónoma cuestionándonos pero desde nosotros, desterrando el paternalismo y transformándonos en los dueños de nuestro vivir. La lucha también requiere organización y este es nuestro espacio. La lucha también requiere soñar sentir e imaginar, la lucha requiere ser escrita también, nuestro saber no puede seguir siendo usurpado y transformándose en objeto de estudio para el enemigo.

Las asambleas han sido el espacio de apoyo del pueblo y de cariño; han devenido en cuestionamientos profundos a la economía, al patriarcado, al trabajo, a la salud, a la educación, al abastecimiento, a la alimentación, y no solo cuestionamiento, si no que acción compromiso y propuesta.

– Y en cuanto al arte y la pandemia ¿existe algún punto en común?

Creo que nos permitió escribir, nos dio razones para escribir algo terrible, como la muerte se nos paró delante, y cómo no escribir para sacársela de enfrente y dejarla en una hoja.

El dolor, el miedo, escrito o en una canción, en un dibujo, en un mural, creo también que el régimen es tan maldito que no fue capaz de entregar cultura con los medios que incluso nosotros financiamos, entonces tu ahí te das cuenta del desprecio por el pueblo, aprendes a no pedir nada, a construir autonomía, a generar lecturas callejeras, escribir se torna una obligación.

La muerte de las mujeres por violencia, nos hace escribir para no olvidarlas, sumarlas a nuestra historia. Cuando la pandemia supone distancias la palabra nos acerca incluso nos da calidez nos acompaña y se queda retumbando. Destacar también que en pandemia para seguir movilizados y activando se empezaron a crear vídeos con imágenes y música desplegando creatividad muy bellos y la vez combativos.

– ¿Tienes algunos planes artísticos o de escritura próximamente?

Estoy pronta a publicar mi primer libro que será completamente auto gestionado que pretende recoger la inmensa cantidad de poemas que he escrito ya que siento que es el minuto de publicar porque este libro no será una herramienta de poder para imponer los poemas sino más bien un lugar donde se ordena un trabajo probado en la calle un trabajo ya escrito y declamado, no lo veo como una culminación si no que técnicamente como un momento de síntesis y orden de mi accionar literario, estoy trabajando en tres procesos de escritura uno tiene que ver con el alzaimer de mi madre donde se ha transformado en un tema que me ha invitado a cuestionarme hasta la palabra y su significado, creo que la coherencia gramatical también es necesario transgredirla para crear formas de comunicarse con otras y otros.

Además, un poemario llamado "Cuando son las mujeres las que matan, me gusta", que tiene que ver con una sensación tan profunda de injusticia que la muerte se redefine y se va vistiendo de matices, ya la muerte deja de ser algo único y definitivo, pero no desde lo religioso si no que, desde lo concreto, una mujer que mata a su agresor no es una asesina es un ejemplo entonces te fijas que la muerte se vuelve la vida.

El tercer proyecto es rapear los poemas, el rap es un lenguaje poblacional, que nos hermana y nos identifica nos pone un sello nos sitúa con los nuestros, le da ritmo al verso lo inacaba. Y además si lo hace una mujer que no es joven se vuelve una trasgresión algo raro y eso me gusta mucho

– ¿Te gustaría enviar un mensaje para las personas que no se atreven a incursionar en el mundo de la escritura o el arte?

Invitarlos a liberarse en todos los planos a leer a mujeres a echar al tarro de la basura a esa premisa horrorosa de separar el arte de la persona. A desterrar del arte a los golpeadores y violadores por mas premio nobel que sean, a escribir de nuestras vidas, de nuestros sueños, de nuestras poblaciones, tener algo que decir es el 80 por ciento del trabajo artístico, la idea…

Los invito a rayar poemas, hacer consignas que hablen de lo que estamos viviendo a conversar con nuestros viejos para aprender de cómo llegamos hasta acá. A pifiar lo que despreciamos y aplaudir lo que nos gusta y da placer, a participar del arte también como espectador. A no tragarnos todo.

– ¿Cuál sería tu llamamiento?

A fortalecer las asambleas populares, a no soltar la organización y la movilización a no sumarse a proyectos que nos limitan a una rayita en un voto que ni sabemos que destino va tener, a dejar de sumarnos a proyectos donde siempre hemos sido convocados por otros, a no dejarnos representar nunca más, a actuar, a tomarnos los espacios, a cuestionar los viejos conceptos, a no solo denunciar, a construir espacios autónomos, a no dejar que nos paternalicen, a cuestionar el autoritarismo patriarcal en todos los espacios, a no hablar bajito, a gritar, a desenmascarar la democracia que no ha servido de nada más que para instrumentalizarnos, a no tener miedo a decir la democracia no sirve, y nos mataron en democracia.

A denunciar la promiscuidad de los poderes del estado, este ha sido el sistema que nos ha oprimido, al mismo nivel de la dictadura, y a salir a la calle a escribir, a discutir, a confrontar a pararse de igual a igual con el opresor letrado y machista. A trasgredir, a sublevar, a transformar la rabia en poder.

A no parar de movilizarnos en torno a los niños desaparecidos por el sename, a cercar al golpeador de mujeres, a pensar nuestra justicia popular y anti patriarcal, en definitiva, a construir poder popular.

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