El gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, ha respondido con contundencia a las sanciones que le han impuesto la administración norteamericana de Barack Obama y sus aliados de la Unión Europea (UE) para intentar cercar a Moscú, usando al régimen de Ucrania, financiado y apoyado por Washington y sus súbditos del denominado Viejo Continente.
Ni corto, ni perezoso, Putin ordenó restricciones de importaciones de diferentes productos agrícolas y alimenticios procedentes de Estados Unidos y Europa, lo cual dañará las frágiles economías de esos países, especialmente las de los integrantes de la UE, envuelta en una de las peores crisis de su historia.
De sancionado, Rusia se ha convertido en sancionador de sus castigadores porque las pérdidas, sobre todo para Europa, serán multimillonarias, en medio del complejo panorama que enfrenta, y que a juzgar por la actuación de la Casa Blanca poco le importan las consecuencias para sus aliados, coinciden analistas políticos.
Los mismos expertos son la de opinión que pareciera como si Washington estuviera llevando a sus "amigos" de la UE al abismo para debilitarlos y chantajearlos al mismo tiempo, tras haberlos espiado a todos, y utilizados en sus invasiones sangrientas contra Libia, Irak, y Afganistán.
Al unísono, Moscú comenzó a trabajar con las autoridades de varias naciones de Latinoamérica para importar desde la Patria Grande los productos que prohibió se compraran en la ingenua Europa, cuyos regímenes en las últimas horas han comenzado a bajar el tono de sus vociferadas sanciones anti-rusas.
Las medidas antídotos de Moscú pueden incluir un posible cierre del espacio aéreo a los aviones de compañías de la UE que sobrevuelan Rusia en dirección hacia Asia, hecho que pudiera llevar a varias de ellas a la quiebra definitiva, y favorecer a las del Oriente.
Recordemos que el próspero continente asiático es un destino apetecido por los habitantes de Europa, y a su vez un mercado muy codiciado por sus empresarios.
Pero, por si fuera poco, el ejecutivo de Putin acaba de prolongar por tres años el refugio en su territorio nacional de Edward Snowden, exempleado de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés).
Snowden podrá moverse libremente por el país, ser contratado por cualquier empresa, e incluso reclamar la ciudadanía rusa en el futuro, según informó su abogado Anatoli Kucherena, citado por diversos medios de prensa internacionales.
Merced su prepotencia, Washington reniega, aunque lo sabe, que Rusia es hoy un hueso duro de roer, y que la geopolítica internacional se encamina hacia el fin definitivo del mundo unipolar.
Por su parte, el "culto" Viejo Continente no acaba de percatarse que sus posiciones siempre dependientes de Estados Unidos terminarán cavando su propia tumba.