El 17 de mayo de 2013 fue encontrado sin pulso ni respiración, sentado en un inodoro del penal público Marcos Paz de Buenos Aires donde cumplía cadena perpetua, el comandante en jefe del Ejército y exdictador argentino Jorge Rafael Videla, líder de la junta militar que realizó el golpe de Estado de 1976 y encabezó la primera etapa del régimen criminal.
Por Alejandro Baeza
Entrenado en la Escuela de las Américas, Videla asumió como comandante en jefe del Ejército desde mediados de 1975. Fue parte la junta militar que realizó el golpe de Estado de 1976, siendo nombrado por ésta como presidente de facto de Argentina.
Durante su mandato se vivió la más brutal etapa de crímenes de lesa humanidad en lo que se denominó como «lucha antisubversiva», una campaña de exterminio masivo contra militantes de izquierda y peronistas. Además, fue partícipe activo del Plan Cóndor, la acción coordinada de persecución por los distintos regímenes autoritarios que había instalado EEUU en Sudamérica en la década del 70, como lo fue también Pinochet en nuestro país.
El llamado «Proceso de reorganización nacional», como denominaron ellos mismos a la dictadura, además de la masivas violaciones a los derechos humanos que causaron más de 40 mil víctimas, fue el periodo en que se impuso el modelo neoliberal en el nación vecina.
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Tras recuperar la democracia en 1983, Videla fue juzgado y declarado culpable por el asesinato y la desaparición de miles de personas. Dos años después las autoridades lo sentenciaron a reclusión perpetua, inhabilitación absoluta perpetua y destitución del grado militar en 1985. Fue hallado responsable de: numerosos homicidios calificados, 504 privaciones ilegales de la libertad calificada, aplicaciones de tormentos, robos agravados, falsedades ideológicas de documento público, usurpaciones, reducciones a servidumbre, extorsión, secuestros extorsivos, supresión de documento, sustracciones de menores, y tormentos seguidos de muerte. La Corte Suprema de Justicia de Argentina confirmó los delitos en 1986.
No obstante, sólo cumplió cinco años de prisión efectiva, ya que en 1990, el entonces presidente Carlos Saúl Menem lo indultó junto a otros miembros de juntas militares, argumentando la necesidad de «superar los conflictos pasados». Pero, en 1998 regresó a prisión pasando 38 días en la cárcel, hasta que se le concedió el derecho al arresto domiciliario en atención a su edad.
Sin embargo, el 22 de diciembre de 2010 un tribunal federal lo sentenció nuevamente a prisión perpetua, quedando estipulado que debía cumplir condena en cárcel común. En 2012 Videla se encontraba recluido en la base militar de Campo de Mayo, desde donde concedió una entrevista a la revista española Cambio 16, donde reivindicó los crímenes de la dictadura, provocando el repudio de todo el arco político argentino. En junio de ese mismo año fue trasladado a una cárcel común, el penal de Marcos Paz, donde moriría dos años más tarde a los 87 años de edad, el 17 de mayo de 2013.
Según el parte médico, Jorge Rafael Videla falleció a las 6:25 de la mañana del 17 de mayo de 2013, a la edad de 87 años por un paro cardiorrespiratorio. El exdictador fue encontrado sentado en un inodoro del penal sin pulso ni respiración.
Su intención era ser enterrado en su pueblo natal, Mercedes, donde desde 1998 era «Persona no grata». El día de su funeral los propios vecinos colgaron carteles en el acceso al cementerio con los nombres de los 22 desaparecidos que tuvo esa ciudad durante el régimen militar que presidió, por lo que finalmente fue sepultado en secreto en un cementerio de Pilar, sin recibir ningún tipo de honores.