Sentencia al “paco nazi”: 22 años de cárcel por delitos de torturas y falsificación de instrumento público

[resumen.cl] A 22 años de cárcel fue condenado esta jornada el suboficial mayor Francisco Arzola Ruiz, de la 21° Comisaría de Carabineros de Estación Central -conocido en la zona como el «paco nazi»- por los delitos tormento y apremios ilegítimos y torturas contra trabajadoras y trabajadores del comercio ambulante, lustrabotas, estudiantes y un taxista, además de falsificación de documento público para encubrir estos delitos. Por su parte, el suboficial Rodrigo Muñoz Cid deberá cumplir una sentencia de ocho años de presidio efectivo por el delito de tortura. 

El pasado 6 de septiembre, el Cuarto Tribunal Oral en lo Penal de Santiago sentenció por unanimidad la culpabilidad del contra el suboficial mayor (R) Francisco Arzola Ruiz de Carabineros, conocido en la comuna de Estación Central de la RM como el "paco nazi", por lo que desde entonces la expectación por su condena era alta, siendo uno de los casos más emblemáticos de abuso policial de los últimos años, pero el primero realizado en el actual escenario se desprestigio de la institución ante la opinión pública.

Tras una semana, este medio día el tribunal dio a conocer que deberá cumplir las condenas de 17 años de cárcel por el delitos de tormento y apremios ilegítimos, y cinco otros años por falsificación de documento público. Además, el tribunal condenó al suboficial Rodrigo Muñoz Cid a una sentencia de ocho años, también por el delito de tortura.

Tania Sironvalle, fiscal Metropolitana Centro Norte, calificó la condena como "histórica y emblemática" y afirmó que no es posible que puedan acceder a beneficios de libertad anticipada. Desde que comenzó la investigación, el SML calificó los hechos episodios como una clara violación a los Derechos Humanos, es decir, «un delito de lesa humanidad».

La Fiscalía investiga a otros 14 funcionarios de la misma comisaría, donde todo indica que las torturas se realizaban como práctica institucionalizada.

Cabe precisar que pese a la gravedad de los hechos, la mayoría de los Carabineros siguen en servicio activo, pues pese a una investigación interna realizada por la policía uniformada, se les absolvió de los cargos y no fueron sancionados. Por lo tanto, a pesar de la condena, el «paco nazi» seguirá recibiendo los beneficios de los funcionarios en retiro de la institución, tal y como ocurre con los uniformados condenados por violaciones a los DDHH durante la dictadura militar-empresarial.

Carabineros y la tortura como práctica institucionalizada 

«Con una botella de agua entre las manos, el teniente Carlos Leal Aqueveque salió a inspeccionar qué estaba ocurriendo en el patio de la 21ª Comisaría de Estación Central, en la intersección de las avenidas Ecuador y General Velásquez. Allí vio al taxista N.L.P.C. esposado y de rodillas, con la cara y el cuerpo manchados con hematomas. Leal observó al detenido y le vació la botella sobre la cabeza.» Señala un reportaje publicado por La Tercera, rescatando el relato del taxista que fue detenido por detenerse en un lugar no habilitado. Los funcionarios molestos con el chofer por grabar con su celular el irregular procedimiento, le pidieron que entregara el teléfono, a lo que éste se negó, por lo que el teniente desenfundó su pistola y miró fijo a N.L.P.C.: «Tengo 25 años y soy teniente, vos, guatón culiao, soi un pobre taxista», para luego apuntarle directamente en la cabeza e hizo pasar la bala por la recámara del arma. «¡Si quiero te mato y no me va a pasar nada, nunca vai a poder contra un oficial de Carabineros!», le gritó. Luego hizo un sonido similar al de un balazo: «¡Pum!», para después reírse ante el natural miedo demostrado por el trabajador.

Otra de las víctimas declaró ante tribunales bajo la solicitud que se aislara a los imputados mediante un biombo, debido a que es incapaz volver los rostros de los victimarios. «Arzola escuchó el testimonio atento, buscó a su familia y amigos con la mirada y comenzó a hacer gestos de burla, pese a que la declaración describía los mismos actos por los cuales la fiscalía lo persigue». Durante la audiencia del 27 de agosto, la mujer sostuvo que «después de ser detenida, fue subida a un bus de Carabineros y al interior Arzola la golpeó y azotó contra las paredes; fue tan grande la golpiza -relató- que el mayor le arrancó con sus manos un mechón completo de su cabello, lo que le generó un sangramiento. 'Yo soy ‘el nazi’, pa’ que te acordís de mí toda la vida', le habría dicho. Al igual que Carlos Leal -considerado su 'discípulo' en la 21ª Comisaría-, Arzola usó su arma de fuego para intimidar a una de las víctimas, apretar el gatillo con la pistola apoyada en la cabeza del detenido.» consigna La Tercera.

Esta no es la primera vez que «el paco nazi» está vinculado a un proceso judicial, pues el mayor de Carabineros era conductor de una de las patrullas involucradas en el caso de José Huenante, joven de 16 años y de origen mapuche Detenido Desaparecido desde septiembre de 2005, en medio de un procedimiento policial en Puerto Montt.

Pese a ser conocido por sus prácticas, en la 21ª Comisaría de Estación Central todavía es recordado y respetado por sus pares. Algunos comentan que es injusto que haya terminado su carrera de esa forma, preso por «hacer su labor». Sin embargo, agradecen que la institución haya estado a la altura y lo haya exculpado en la investigación interna. «Total, la misma corte lo dijo, el Pancho estaba cumpliendo con su labor y el comercio ambulante es un problema, sobre todo porque son los extranjeros los que tienen infectada Estación Central, si ya no se puede ni caminar», dice uno de sus amigos a modo de defensa.

«El apodo de 'el nazi' le gustaba a Arzola. Cuando se paseaba por la Plaza Argentina, dicen quienes lo conocieron, infundía respeto y ningún comerciante ilegal aparecía. Tenía un tema con los extranjeros, pero no solo él, sino también sus seguidores en la comisaría. Así lo relata un testigo protegido que fue clave para desbaratar esta banda, de acuerdo con el fiscal Ledezma.»

Los delitos eran encubiertos por los demás funcionarios de Carabineros en la comisaría: «Cuando algún detenido resultaba con múltiples lesiones que eran difíciles de explicar ante la fiscalía o el tribunal, los carabineros negaban su presencia en la comisaría, incluso ante las consultas de su familia. Posteriormente, los soltaban, sin dejar registro de su aprehensión. 'Son muy violentos con los ambulantes y les pegan a personas que saben que pueden pegarles, principalmente a los ambulantes, menores de edad y a los extranjeros', aseguró un testigo protegido.»

El fiscal de Alta Complejidad Francisco Ledezma sostuvo a La Tercera que en esta investigación se pudieron detectar dos situaciones particularmente graves: «La primera es que se acreditaron agresiones de gran magnitud por parte de carabineros a las víctimas, cuando estas ya estaban detenidas en dependencias policiales, sin capacidad ni posibilidad de resistirse ni oponerse a ninguna acción de los policías. La segunda es que en algunos de los hechos investigados ni siquiera se dio cuenta de un procedimiento policial de detención a la fiscalía y, en otros, derechamente se falsificaron antecedentes para justificar las detenciones o agravar la situación procesal penal de los detenidos».

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), asegura que las acciones de tortura por parte de la policía se están haciendo más cotidianas y reiteradas. El abogado Daniel Cárdenas sostuvo que solo en la Región Metropolitana se han registrado 100 casos . «Lo que pasó en la 21ª Comisaría da cuenta de una dinámica en que participan funcionarios de Carabineros de todos los niveles de mando que no solo cometen delitos, sino que, además, aseguran su impunidad».

Revisa el reportaje de La Tercera en el siguiente enlace: https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/las-sesiones-tortura-la-banda-del-mayor-arzola/804521/

*Imagen: Salida del Centro de Justicia de Francisco Javier Arzola (el Paco Nazi). Mario Tellez | La Tercera

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