[resumen.cl] El pasado viernes 20 de noviembre se cumplieron 75 años del inicio de los «Juicios de Núremberg», instancia donde se juzgó y condenó a buena parte de los criminales de lesa humanidad de la Alemania nazi tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Fascistas violadores de los derechos humanos vivos siguen enfrentando procesos, porque pese a su edad, son delitos imprescriptibles.
La mañana del 25 de abril de 1945, la infantería soviética del Ejército Rojo entraron a Berlín luego de semanas de bombardeo de artillería y la férrea resistencia de los soldados alemanes, a estas alturas, niños y adultos mayores en su gran mayoría. El 30 de abril, el líder del fascismo alemán, Adolf Hitler, se suicidaba en su búnker subterráneo.
Así, la rendición total nazi se produjo días después. La capitulación se firmó el 8 de mayo por el mariscal Wilhelm Keitel firma la capitulación ante la URSS en Karlshorst, Berlín.
Tras la repartición territorios para la ocupación alemana por los vencedores, la Unión Soviética, el Reino Unido, Estados Unidos y Francia, comenzaron a prepararse los juicios hacia los criminales nazi capturados, los que finalmente comenzaron a llevarse a cabo el 20 de noviembre de 1945 hasta el 1 de octubre de 1946 en la ciudad de Núremberg, símbolo y bastión del nazismo en Alemania.
Estos procesos fueron presididos por el Tribunal Militar Internacional (TMI) establecido por la Carta de Londres en primera instancia y luego por en una menor medida por el l Tribunal Militar de los Estados Unidos, donde los principales cargos imputados fueron: Crímenes contra la paz (dirección, preparación, desencadenamiento y desarrollo de una guerra de agresión o de una guerra en violación de los acuerdos internacionales), Crímenes de guerra (asesinato, malos tratos o la deportación para trabajos forzados, o cualquier otro fin, de poblaciones civiles de los territorios ocupados, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o náufragos, la ejecución de rehenes, el saqueo de bienes públicos o privados, la destrucción innecesaria de ciudades, o la devastación no justificada por exigencias militares) y Crímenes contra la humanidad (el asesinato, el exterminio, la reducción a la esclavitud, la deportación y todos los demás actos inhumanos cometidos contra poblaciones civiles, antes o durante la guerra, o las persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos).
Si bien los Juicios de Núremberg representan la base del derecho internacional en procesamiento por lo que prontamente se entendería por violación a los derechos humanos, estos siempre han estado envueltos en la polémica. Por ejemplo, de las 4.850 peticiones de procesamientos individuales, sólo fueron acusadas 611 personas, por lo que la búsqueda por justicia continuó durante los años siguientes contra quienes se salvaron en Núremberg y otros criminales cuyas responsabilidades en la maquinaria de exterminio nazi fueron conociéndose posteriormente.
Aun así, fueron condenados parte de la estructura principal del NSDAP (sigla alemana para el partido nazi), entre ellos Hermann Göring, comandante en jefe de la Luftwaffe y presidente del Parlamento alemán o Reichstag, Karl Dönitz, gran almirante de la Flota alemana y sucesor de Adolf Hitler tras su suicidio; Rudolf Hess, secretario particular de Adolf Hitler (que se encontraba en el Reino Unido desde 1941 tras una misión fallida); Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht (ejército alemán); Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de la Wehrmacht; Alfred Rosenberg, autor del libro «El mito del siglo XX» de propaganda racista e ideología nazi, ministro de Educación del Reich, después ministro de Territorios Ocupados; Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores; Albert Speer, arquitecto y ministro de Armamentos; Franz von Papen, antiguo jefe del Partido Conservador y sus «Cascos de Acero», después embajador nazi en Austria y Turquía.
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También destacan los juicios contra contra 24 médicos por esterilización forzosa y masiva de enfermos, el asesinato de 300.000 enfermos, especialmente en hospitales psiquiátricos durante el programa de eutanasia Aktion T-4 que buscaba «purificar la raza», colaboración o participación directa en el confinamiento, tortura y exterminio de miles de personas en los campos de concentración, realización de investigaciones médicas letales contra prisioneros de guerra y civiles; El «juicio de los jueces», contra 16 abogados y jueces que establecieron el aparato jurídico nacionalsocialista; El juicio Pohl, contra la oficina Endlösung, encargada administrativa de los campos de concentración y exterminio; El juicio Flick, seguido contra el industrial alemán Friedrich Flick, por la utilización de trabajo esclavo y crímenes contra la humanidad; El juicio a IG Farben, empresa química industrial alemana, que al igual que Flick y Krupp, usufructuó del trabajo esclavo, entre otras.
Los condenados a muerte fueron ejecutados por John C. Woods y Joseph Malta en el gimnasio de la prisión de Núremberg, el 16 de octubre de 1946, por vía de ahorcamiento. Los condenados a cadena perpetua cumplieron su pena en la prisión de Spandau, hasta la muerte del último de ellos, Rudolf Hess, en 1987. De todos los condenados a penas de cárcel, solo cuatro las cumplieron a cabalidad, ya que Neurath (en 1954), Raeder (en 1955) y Funk (en 1957) fueron liberados.
75 años después, el único partícipe sobreviviente de esos procesos, el estadounidense Benjamin Ferencz, ahora con 100 años, se desempeñó como fiscal en el tribunal militar en Núremberg y aseguró las condenas de 22 miembros de los Einsatzgruppen, escuadrones de la muerte paramilitares que asesinaron a más de un millón de personas, la mayoría judíos, en la Europa ocupada.
"Mi trabajo era entrar a los campos de concentración mientras los liberaban, con los cadáveres por el suelo y la gente esperando a ser quemada porque el crematorio estaba abarrotado". señala en una entrevista publicada por Reuters.
Hasta el día de hoy hay criminales nazis cumpliendo condena y otros tanto enfrentado juicios, a pesar de su avanzada edad, la que no ha sido motivo para impedir que enfrenten la justicia, argumento utilizado por las defensas de los violadores a los derechos humanos de Latinoamérica de manera frecuente.
*Imagen principal: Hermann Göring, segundo al mando de la Alemania Nazi, en los Juicios de Núremberg.