Escrito por: Paulina Barrenechea. Fotografías: Archivo de diarios de la Biblioteca Universidad de Concepción ("Diario El Sur, 1930") y Grupo Transdiciplinario en estudios culturales.
En el marco de la historia social, las maneras de representar a la mujer reflejan las descripciones más esencializadas. Dicha dinámica no sólo tiene que ver con la adscripción de la mujer a un espacio privado- donde sólo es viable el rol de madre y esposa- sino que, también, a una naturalización de los abordajes homogéneos y reductores de los movimientos liderados por mujeres. Esto es paradigmático en el caso del estudio de las sociedades mutuales femeninas chilenas y los movimientos anarquistas feministas donde existen, además, grandes vacíos en el relevamiento de material de archivo en ciudades de regiones periféricas a la metropolitana, así como estudios acerca de los aportes e incidencias de las mismas. En ese sentido, el patrimonio – que carga en su etimología con la huella patriarcal, patri (padre) y onium (recibido)- ha operado correctamente en la administración de las memorias y ha ido excluyendo los aportes e incidencias que estas redes asociativas de pulsión crítica tuvieron en momentos donde la protección social era una necesidad.
Las sociedades mutuales tuvieron un alto impacto como centros sociales y de instrucción para la clase trabajadora, sobre todo, durante los primeros cincuenta años del siglo XX. Acerca de la historia de la mutualidad en Chile hay acercamientos investigativos que reseñan su desarrollo y aportes, sobre todo desde la disciplina histórica y desde el campo del derecho. En ese contexto, es posible cartografiar la presencia de las sociedades mutuales femeninas a lo largo del país, más no existe una indagación sistemática que atienda a las especificidades que éstas tuvieron (y que en algunos casos, aún tienen) desde una mirada vinculante con el entramado social y político, sobre todo en términos de articulación con su territorio.
Una de las sociedades mutualistas más significativas de la historia de Concepción es la Sociedad de Ilustración de Mujer (S.I.M). Creada el año 1889, la organización -que ha pasado por profundas transformaciones- tiene el mérito de ser una de las mutuales más antiguas y vigentes de Concepción. Pese a lo anterior, dentro de la historiografía regional, no existen artículos, publicaciones o archivos de colecciones que se refieran en forma sistemática a la creación, rol y aportes de esta sociedad mutual a nivel regional. Sin embargo, a partir de una indagación preliminar de los dos primeros meses de los ejemplares disponibles de los periódicos El Sur y La Patria (1930) en la biblioteca de la Universidad de Concepción, es posible apreciar una gran presencia de las sociedades mutuales como agentes de movilización social, siendo la Sociedad de Ilustración de la Mujer una de las que más cobertura tiene en la prensa local de la época.
Esta presencia en la comunidad de principios del siglo XX estaba definida especialmente por su labor de formación. En efecto, la Sociedad de Ilustración de la Mujer funda y sostiene una escuela al lado de su sede en calle Tucapel, entre Heras y Los Carrera (espacio que hoy ocupa la Sociedad Mutual Lorenzo Arenas) dirigida a la formación de mujeres obreras de la comuna, especialmente en lectoescritura, matemáticas, y otras áreas. El historiador Arnoldo Pacheco, en su texto "Economía y Sociedad de Concepción", dedica un breve párrafo a la Sociedad indicando que la Escuela Nocturna estaba a cargo de una profesora normalista y que se enseñaba, principalmente, "las primeras letras".
En el contexto del actual escenario político y social en Chile, donde la emergencia de los movimientos sociales y el impulso ciudadano privilegian una nueva forma de hacer comunidad, se presenta como sugerente situar la historia y la labor de la mutualidad femenina como una práctica asociativa que contribuyó a generar redes de apoyo económico para/entre las mujeres obreras; pero que, también, a través de sus múltiples actividades, se convirtió en un espacio de interacción cultural, social y afectiva para muchas familias penquistas.