Por: Miguel Acosta
A pesar de que el título de este artículo pueda resultar tendencioso, hiperbólico o rayano en el lenguaje literario, debe leerse desde el contexto actual de la situación política en Honduras donde convergen intereses económicos y militares de grandes potencias -como Israel y Estados Unidos- y que (casualmente) coinciden con la instalación de una dictadura cuyos principales actores han sido señalados por sostener vínculos con el narcotráfico y acusados por el robo descarado de capitales estatales [1]. La razón principal para la configuración de un título que podría tomarse como ficticio -pues "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante"- radica en que los sucesos acontecidos desde el 27 de noviembre de 2017 hasta la fecha [2], bien podrían pertenecer a una novela de realismo maravilloso que, sin lugar a duda, se adapta perfectamente a la historia latinoamericana. Sin más explicaciones, este artículo dará cuenta de los acontecimientos más relevantes que se suscitaron días antes de la ilegal toma posesión de Juan Orlando Hernández (JOH) hasta los sucesos que actualmente movilizan la opinión pública en este país centroamericano. Finalmente presentaré mi reflexión, que en ningún momento pretende ser crítica o académica, sobre los posibles escenarios que la sociedad hondureña se ve obligada a enfrentar.
Semanas después de los acontecimientos que nuevamente pusieron en relieve a Honduras dentro del diálogo internacional [3], la Alianza de Oposición contra la Dictadura y diferentes sectores de la sociedad civil convocaron a Paro Nacional para detener la circulación de mercancías y turismo en diferentes zonas del país. Esta medida buscaba dar un golpe económico a las grandes empresas nacionales que mantuvieron una postura fría, parca o anuente ante la consumación del fraude electoral del 26 de noviembre. Aunque en diversas partes del país hubo tomas de carreteras, manifestaciones de inconformidad y reclamaciones de justicia, la Policía Militar de Orden Público (PMOP) en colaboración con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional desplegaron amplios contingentes bélicos y ejercieron gran presión sobre las personas que se manifestaban: uso de gases lacrimógenos a discreción, detenciones ilícitas y selectivas, allanamientos de morada sin orden judicial y diversos asesinatos a causa de los disparos realizados por las fuerzas militares [4].
En medio de este caos que implica desesperación, desesperanza y muerte, el mandatario acusado por la Oposición -en base al Artículo 239 de la Constitución de la República de Honduras y al Artículo 330 del Código Penal- de traición a la patria, declaraba en los medios de comunicación que la Toma de Posesión para su segundo mandato sería austera e invitaba a todos los sectores de la nación a un Diálogo Nacional para la resolución del conflicto que actualmente atraviesa el país [5]. Aunque este conato de diálogo se televisó y se abarcó por los medios impresos y radiales, en él solo participaron partidos políticos que, antes de las elecciones generales del 26 de noviembre, habían sido acusados de estar coludidos con el Partido de Gobierno. Como se puede deducir, el Partido de Oposición no se presentó al diálogo: su argumento -a mi parecer bien fundado- radicó en que dialogar con un usurpador equivaldría a validar su palabra ante la comunidad nacional a internacional.
A pesar de que el conflicto estaba (y está) lejos de ser solucionado, todo avizoraba que el 27 de enero, Juan Orlando Hernández tomaría posesión por segunda vez como mandatario de Honduras. La locación: el Estado Nacional Tiburcio Carías Andino [6]. La situación: gran cantidad de fuerzas del ejército y policía custodiaban diversos sectores de las calles de Tegucigalpa, helicópteros sobrevolaban la ciudad desde tempranas horas -algunas personas interpretaban este hecho como intimidatorio- y Honduras se dividía dos grandes realidades [7]. Por una parte, en el Estadio Nacional los pocos simpatizantes del mandatario -entre ellos la cúpula militar y las autoridades de la iglesia evangélica y católica- celebraban el ascenso de Hernández bajo la protección de un fuerte contingente policial. Por otra, simpatizantes de la Alianza de Oposición realizaban una multitudinaria marcha hacia el Estadio Nacional para protestar contra la ilegalidad del acto, pero fueron reprimidos violentamente por las fuerzas policiales que lanzaron gases lacrimógenos sin la menor provocación por parte de los manifestantes. Sin duda el discurso de Hernández, lleno de promesas donde aseguraba el cumplimiento de la Constitución y sus leyes, no fue fortuito, mucho menos el lapsus linguae donde agradecía a todos los hondureños por su voto y distinguía entre dos Honduras (la de acá y la de allá).
Días antes de estos acontecimientos, la elección de las autoridades del Congreso Nacional estuvo igualmente sesgada y plagada de irregularidades. No sólo se reeligió el mismo presidente del período anterior, Mauricio Oliva [8], sino que esta elección se produjo sin quórum y ante la protesta en el pleno por parte de los diputados de la oposición. Lo relevante de esta elección radica en que los tres poderes del Estado -Ejecutivo, Judicial y Legislativo- actualmente son precedidos por representantes del Partido Nacional, hecho que confirma (o al menos pone en tela de duda) la falta de autonomía entre estos poderes del Estado.
Sin duda, la dictadura en Honduras es un hecho difícilmente negable. La comunidad internacional ve con desconfianza el nuevo periodo del mandatario: ningún representante extranjero asistió a la toma de posesión de Hernández. A pesar de esto, y de algunas naciones que condenan el fraude, la Comunidad Europea, las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos están dispuestos a trabajar con el actual mandatario. Estados Unidos, en boca de la Encargada de Negocios de la Embajada Americana, Heide B. Fulton, ha dado su enhorabuena y reconocimiento a Hernández, en medio de protestas, plantones, vigilias frente a la Embajada de Estados Unidos en Honduras. Todo pareciera revelar que la decisión del pueblo hondureño carece de poder ante las imposiciones de la nación del Norte [9] y sus aliados. No hace mucho los diarios mostraban con orgullo las relaciones entre Honduras e Israel, este pacto se cierra con el voto de Honduras para que la embajada de Israel tenga sede en Jerusalén y la compra de armamento bélico a esta nación para reforzar al ejército hondureño. No hace mucho trascendió en un diario -no oficial- que, antes de las elecciones, el gobierno hondureño había gastado cantidades astronómicas de dinero en avanzada tecnología de espionaje. Según la publicación, el negocio se cerró con la venia del gobierno británico [10].
Sin duda, la dictadura en Honduras se consolida en una especie de crónica implacable. Los medios de comunicación criminalizan las protestas; justifican, victimizan y realizan una feroz labor propagandística a favor del gobierno. A pesar de que los actos de corrupción e ilegalidad se destapan a diario por redes sociales y otros organismos -como la MACCIH-, los diarios, telenoticieros y crónicas radiales ejercen un silencio selectivo. Su agenda es clara: el vértice de (des)información solo abordará temáticas que limpien el fraude del gobierno: "¡Última Hora! ¡Primicia informativa! En un comunicado emitido por el Partido Nacional de Honduras se vincula a Salvador Nasralla y Manuel Zelaya con grupos delictivos. Según el coordinador del Partido Nacional, pretendían robarse las elecciones en Honduras e impedir que los ciudadanos ejercieran su voto [11]". A pesar del constante bombardeo mediático, la población de Honduras duda, compara y cuestiona.
-Si fueron las elecciones más observadas en toda la democracia hondureña, ¿cómo pudieron intervenir los mareros para que la gente no votara?
-Si los centros de votación estaban resguardados por los militares, ¿por qué no capturaron a nadie que practicara extorsión?
-Si nadie votó por el Partido Nacional porque hubo intimidación por grupos criminales, ¿cómo ganaron las elecciones?
Estas y otros preguntas se desprenden de la opinión pública. La gente reclama, hace tomas de carreteras, usa las redes sociales como válvula de escape. Actualmente son más de 40 personas asesinadas por el ejército y la Policía Militar. Honduras está al borde de su propia hondura -sino en caída libre- mientras la pobreza incrementa, la canasta básica encarece y las oportunidades de trabajo están en peligro de extinción. Sin embargo, pareciera que poco a poco la población asume su responsabilidad: "solo el pueblo salva al pueblo" -se repite. Al final, en esta ficción de país tenemos dos caminos: O vivimos en los últimos párrafos de Casa Tomada o asumimos que "la noche es más oscura antes de amanecer".
Notas.
[1] En Honduras es de común conocimiento el vínculo que muchos funcionarios del estado sostuvieron con el cartel de drogas "Los Cachiros". Actualmente, gran parte de estos funcionarios -o hasta donde se sabe- ostentan cargos internacionales en cortes estadounidenses; entre ellos, una de las figuras que más escándalo causó fue el hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo Sosa quien cedió contratos estatales al cartel para el lavado de activos.
[2] Artículo: ¿Qué pasó con la democracia en Honduras? En Latinoamérica resumen.cl/articulos/que-paso-con-la-democracia-honduras
[3] Dentro de la historia reciente del país, Honduras estuvo 'en boca' de la opinión internacional en el año 2009, cuando José Manuel Zelaya fue destituido por las fuerzas militares y el Congreso Nacional quienes aducían intenciones reeleccionistas en los planes del expresidente hondureño.
[4] Diversas fuentes compartidas por redes sociales muestran cómo las fuerzas militares dispararon contra los manifestantes el 13 de enero en Tegucigalpa. Uno de los videos compartidos muestra los agujeros de bala en la pared de Casa Presidencial, mismos que fueron tapiados en la madrugada por los soldados del ejército. El General del Estado Mayor Conjunto, René Orlando Ponce Fonseca, justificó las acciones de los soldados bajo el argumento que "si un soldado dispara es por defensa propia".
[5] Curiosamente, uno de los mediadores propuestos por el gobierno para facilitar este diálogo es Álvaro Colom, expresidente de Guatemala, quien fue capturado 13 de febrero por el Ministerio Público de ese país bajo la acusación de malversación de caudales públicos.
[6] A pesar de que todas las Tomas de Posesión de los mandatarios hondureños se realiza en este estadio, que JOH asumiera el poder en este sitio resulta simbólico por el contexto pues Tiburcio Carías Andino (1932-1954) también ejerció una dictadura sobre el pueblo hondureño manipulando las leyes y con el control de las Fuerzas Armadas. Actualmente, se asocia la figura de Andino con la de Hernández.
[7] Aclaro que existen muchas realidades en Honduras, sin embargo, tengo que ser reduccionista en vista de la óptica de este artículo.
[8] Un organismo de la OEA encargado de investigar actos de corrupción en Honduras, MACCIH (Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras), reveló que Mauricio Oliva, junto con otros diputados del Congreso Nacional, hicieron múltiples transferencias de caudales del Estado hacia Organizaciones No Gubernamentales con el fin de realizar proyectos de infraestructura, proyectos cuya existencia se desconoce.
[9] Escúchese «Latinoamérica es un pueblo al sur de los Estados Unidos» de Los Prisioneros.
[10] El siete de febrero, el diputado por el Partido Nacional, Marcos Paz Sabillón, presentó un proyecto de ley para "regular los mensajes de odio y discriminación en las redes sociales". Este proyecto se adecuó para crear una ley de Ciberseguridad que regule las redes sociales. Muchos sectores han interpretado esta moción como lesiva para la libertad de expresión. Aunque la ley aún no entra en vigor, el panorama no resulta esperanzador.
[11] Este comunicado se presentó en los medios de comunicación el 12 de febrero sin más pruebas que la palabra del coordinador de este partido. Aunque la calumnia es penada en Honduras, los implicados en la acusación decidieron no presentar cargos pues, como dijo Salvador Nasralla en una entrevista, "ellos tienen la Corte Suprema de Justicia".
Fotografía principal. Marcha de aniversario del ejército de Honduras en diciembre de 2017. Fuente: http://lanoticia.hn