Por lo general el temor a lo desconocido hace aflorar en la gente sentimientos tan opuestos como lo son el egoísmo y la solidaridad. Estos sentimientos quizás no se pueden evitar ya que son innatos, en muchos casos son el motor de la vida cotidiana, mientras algunos tratan de mantener y aumentar sus bienes, ya sean tangibles o intangibles, muchas veces utilizando sin escrúpulo todos los medios que estén a su alcance. Los otros ponen a disposición de la sociedad todo lo que pueden, en algunos casos todo lo que tienen.
La experiencia surgida en el puerto de San Vicente, y creo que en muchos de los puertos del país, con motivo de la privatización de los recintos portuarios realizada por el gobierno desde el año 2000, demuestra claramente el conflicto entre egoísmo y solidaridad. Antes del año 2000, más bien entre el año 1981 y el 2000, el sector portuario estaba dividido en muchos sindicatos, los cuales buscaban o se disputaban el trabajo entre las muchas empresas que desarrollaban las faenas de muellaje, a pesar de que las condiciones laborales no eran las mejores, más bien precarias en lo laboral y salarial, los trabajadores se mantenían tranquilos aceptando estas condiciones. En esta época se demostraba claramente el egoísmo sindical, ya que cada uno buscaba mejorar sus condiciones de salario y de puestos de trabajo por separado, en muchos casos utilizando todos los medios a su alcance incluyendo ofrecer sus servicios por valores mucho más bajos que su competencia (los otros sindicatos). Este egoísmo sindical no les permitía ver que los únicos beneficiados con sus prácticas eran las empresas, estas seguían desarrollando sus actividades productivas sin mayores inconvenientes, es más, en algunos casos disminuyendo sus costos gracias a los sindicatos que por ganar puestos de trabajo bajaban sus tarifas, y no exigían los elementos de seguridad mínima para trabajar.
Si en esa época el egoísmo era lo que marcaba el camino de los sindicatos en su afán de mantenerse vigentes en el sector, hay que destacar que al interior de cada sindicato la situación era totalmente contraria, aquí se desarrollaba con mucha fuerza el sentimiento de solidaridad. Este sentimiento no es difícil de encontrar en los portuarios, sobre todo cuando las condiciones son adversas, es así como en los sindicatos que tenían condiciones de salario y laborales más precarias, la solidaridad era la base de su vida diaria, ejemplo de esto hay muchos; desde compartir su merienda, hacer campañas del kilo para los trabajadores que sufrieran accidentes o están enfermos, colectas para apoyar los gastos de quienes tienen el infortunio de perder a un ser querido, preocuparse del compañero en el trabajo para que no le ocurra un accidente, cooperar a quien lo necesita cuando la faena lo requiere etc. El trabajo diario de los portuarios es la solidaridad en todas sus letras.
La privatización de los puertos en el año 2000 provocó un sentimiento de pánico y temor en los portuarios, éstos y sus sindicatos no sabían lo que se vendría, quién o quiénes trabajarían en el puerto, ya que de trabajar muchas empresas, ahora sólo trabajaría una (mono operador), en principio en los sindicatos apareció el egoísmo, algunos sindicatos quisieron ser ellos los que se apropiaran del trabajo. El temor hizo que los trabajadores se unieran dejando de lado el egoísmo sindical, dando paso a la solidaridad entre ellos, solidaridad que no fue fácil desarrollar, pero que con el correr del tiempo fue creciendo como una bola de nieve.
Han pasado más de 10 años desde que nos unimos en un sindicato (Sindicato de Estibadores de San Vicente), desde el 2000 cuando la necesidad de trabajo y los bajos salarios provocaron la unidad para enfrentar lo desconocido, hoy nos damos cuenta que la contradicción entre egoísmo y solidaridad nuevamente se hace presente, pero esta vez ya no como el egoísmo sindical, sino como el egoísmo personal. Es duro decirlo, pero todo movimiento tiene que hacer la autocritica, para poder seguir avanzando es necesario parar y revisar nuestra situación actual. Hoy son los sindicatos los que fomentan la solidaridad entre los trabajadores, muchas veces hasta tienen que aplicar reglamentos de disciplina obligando a los trabajadores a "ser solidarios". ¿Por qué ocurre esto? Las respuestas pueden ser muchas pero quiero enfocarme en un tema que para mí es fundamental, y es el aumento del salario que ha sido sostenido en el tiempo, gracias a las continuas luchas que se han dado, en estos 10 años el salario se ha aumentado en más de 350%, esto ha llevado a que los trabajadores tengan una mejor situación económica, por lo tanto ha aumentado su nivel de endeudamiento.
Hoy el trabajador se ha transformado en esclavo de sus deudas y del trabajo, para poder cumplir con sus compromisos el trabajador tiene que hacer más turnos y cuando la oferta de puestos de trabajo disminuye, producto de las bajas en las exportaciones, aflora en forma inmediata el egoísmo, si en los momentos en que las exportaciones están en el nivel alto los trabajadores no se preocupan de sus compañeros que pueden estar pasando malos momentos ya sea de salud u otra índole, menos lo van a hacer cuando el trabajo disminuye, es más en esos momentos hasta se alegran cuando un compañero cae en desgracia o pide permiso, "la lista corre más rápido" dicen algunos. Es este egoísmo personal el que hoy tienen que combatir los sindicatos, después del año 2000 entró al sector mucha gente joven y personas mayores que no tenían conocimiento del trabajo en los puertos, ellos entran quizás ganando más que en los lugares en que laboraban antes, y se endeudaron pensando en que esto siempre seria así, pero no contaban con los vaivenes de la economía de exportación. Quizás los viejos portuarios tampoco les advirtieron que esto no siempre es color de rosa, ya sea porque no los conocían o por el temor de que esta nueva gente les quitara sus puestos de trabajo.
Es necesario hoy hacer un trabajo en las bases de nuestro sindicato, y creo que en todos los demás sindicatos debieran hacer lo mismo, en especial las organizaciones nuevas, ya que no podemos permitir que este sistema nos esté quitando este sentimiento de solidaridad, del preocuparse del otro, que ha sido la base de este trabajo por décadas, y principalmente ha sido la base de nuestros triunfos. Tenemos que ganarle al egoísmo personal transformándolo en solidaridad personal, para que se complemente con la solidaridad sindical, sólo de esa forma podremos permanecer en el tiempo. No es tan fácil este trabajo, ya que las deudas nos acompañan todos los días, y no permite que levantemos la cabeza para mirar nuestro entorno, esto quedó demostrado con el terremoto que azotó nuestra zona, ese gran sacudón no fue capaz de hacer desaparecer el egoísmo, sólo lo congelo por un periodo corto de tiempo, y mientras la situación laboral en el puerto se comenzó a normalizar, la preocupación por las deudas comenzaron a aparecer junto con el egoísmo personal.
Hoy en el 2011, el movimiento de los estudiantes ha puesto otra vez en evidencia esta contradicción entre egoísmo y solidaridad, mientras el sindicato como institución hace grandes esfuerzos, prestando apoyo a los estudiantes, empapándose de las demandas de éstos, demostrando que la solidaridad no sólo es sindical sino social, en un sector de las bases el egoísmo se demuestra en forma grotesca, ya que no ven que este movimiento por la educación no es tan sólo de los estudiantes, sino que de la sociedad en general. El egoísmo no les permite ver que este problema está en su casa, que convive con él todos los días, que es parte de sus vidas, en definitiva, los ha enajenado. El egoísmo no le permite ver que su hijo es el que necesita mejor educación, que su familia necesita mejor salud, que él mismo en el futuro va a necesitar una mejor jubilación, y lo que es más importante que él necesita de su familia, de sus amigos, de sus compañeros de trabajo, en definitiva necesita de la sociedad para poder vivir, y no sobrevivir para extinguirse solo sumido en su egoísmo.
Para terminar con este egoísmo personal, tenemos que desarrollar un trabajo desde las bases, con temas de discusión, con información de los problemas que tenemos como trabajadores, como pobladores, y estos temas hay que discutirlos con las cuadrillas, en los casilleros, en los lugares de trabajo, en las asambleas del sindicato y además en nuestras casas con la familia. Solo así podremos volver a tener trabajadores portuarios solidarios, con sus compañeros y con la sociedad.
La contradicción entre egoísmo y solidaridad es un tema que trasciende a toda la sociedad, y no es un tema que se pueda solucionar sólo con educación en los colegios, es más, creo que este tema ni siquiera pasa por el colegio, el egoísmo es el sustento de todo sistema que busca engrandecerse a costa de las personas, y lanza toda su artillería comunicacional para conseguir sus objetivos, el único camino para que triunfe la solidaridad es la comunicación con nuestros hijos, con nuestros vecinos, con nuestros compañeros en el trabajo, solo así venceremos el miedo a organizarnos, el miedo es lo que tiene a casi un 90% de trabajadores sin sindicalizarse, el miedo es lo que tiene a la sociedad pasiva frente a los abusos en salud, vivienda, pensiones, alzas de precios, cobros abusivos en los bancos y casas comerciales etc. El miedo es la base del egoísmo, y venciendo el miedo triunfara la solidaridad.
POR UNA SOCIEDAD SOLIDARIA, VENZAMOS EL MIEDO A ORGANIZARNOS, A EXIGIR NUESTROS DERECHOS...........Y A VOLVER A SER PERSONAS SOLIDARIAS.
Sergio Parra Ibáñez
Trabajador Portuario
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