Con el 98,91% de los votos escrutados, el Tribunal Electoral del Brasil dio como ganador Lula con el 50,83% de los sufragios contra el 49,17% de Bolsonaro, casi 2 millones de votos de diferencia, dejando así solamente en un periodo al mandatario de ultraderecha y volviendo al poder para el periodo 2023-2027 luego del derrocamiento por lawfare que sufrió el PT.
Por Alejandro Baeza
La jornada electoral dio por ganador al ex dirigente sindical y expresidente, Luiz Inácio «Lula» da Silva, representante de una coalición encabezada por el progresista Partido de los Trabajadores (PT), poniendo así fin a la administración ultraderechista de Bolsonaro, quien sólo pudo estar un periodo, confirmando así lo que indicaban todos los sondeos. El resultado rompe la tendencia a la reelección que siempre generalmente en Brasil cuando un presidente en ejercicio se postulaba a un segundo mandato, por lo que Bolsonaro es el primer presidente en no ser reelecto en la historia del país sudamericano.
Si bien algunos analistas plantean un resultado reñido, en concreto representan más de 1870000 votos de diferencia.
La jornada estuvo marcada por reportes de bloqueo de carreteras y registros a vehículos por parte de la policía federal dificultando el ejercicio del voto, por lo que el comando de Lula presentó un reclamo formal a las autoridades.
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Lula llega a la presidencia con una amplia coalición denominada «Federación Brasileña de la Esperanza» con diversos partidos y movimientos de izquierda, también incluye a partidos de centro e incluso figuras de centroderecha, como el futuro vicepresidente, Geraldo Alckmin, quien fura durante años dirigente (hasta presidente) del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB), que ya tuvo la administración de Brasil con el presidente Fernando Henrique Cardoso y caracterizado por políticas neoliberales en la década de los 90, aunque ahora milita en el Partido Socialista.
Así las cosas, el PT tuvo que ampliar su alianza con sectores hacia su derecha, por lo que es posible prever que será una versión más moderada de Lula y un gobierno más centrista.
No obstante, la derrota de Bolsonaro y todo lo que representa es una buena noticia para América Latina, pues significa un revés a las posturas atávicas y ultraconservadoras que han logrado conseguir un avance peligroso durante las últimas décadas en la región y suponen una amenaza para los derechos de grandes sectores de la población, del medio ambiente, así como una cesión de la soberanía hacia Estados Unidos.
Lula llega a la presidencia luego de haber sido acusado de recibir un departamento en San Pablo por parte de Odebrecht y haber pasado 580 días en la cárcel en un cuestionado juicio encabezado por el juez Sergio Moro, quien además fue el primer ministro de justicia de Bolsonaro. Este proceso le impidió precisamente competir con el mandatario saliente en las pasadas elecciones cuando figuraba en todos los sondeos como favorito.