Teatro| Celebración, delirio sonoro sobre las ruinas febriles de Concepción. Una reflexión en torno a la desindustrialización

[resumen.cl] Celebración, delirio sonoro sobre las ruinas febriles de Concepción, constituye la segunda obra del Proyecto Galaxia Sur. En ella se invita a la comunidad a realizar un recorrido por el histórico barrio que tuvo a la estación ferroviaria Andalién y a numerosas industrias que ahí coexistieron como ejes de su identidad y que ahora es designado como el barrio del carrete penquista, donde diversos recintos de festejo funcionan en infraestructuras de fábricas ya desmanteladas.

Este barrio que podríamos delimitar entre las calles Tucapel por el norte, el paso nivel que une Avenida Prat y 21 de mayo por el sur, las calles Ejército por el oeste y Vicuña Mackenna por el este, es el escenario de esta obra en la cual se puede caminar y escuchar testimonios de quienes fueron y son protagonistas-observadores de las transformaciones políticas, económicas, culturales, geográficas y urbanas de las últimas seis décadas, a través de una aplicación que activa sonidos y relatos de forma georeferenciada, propiciando una instancia de reflexión para quienes observan las ruinas de un tiempo pretérito y las evidencias de un presente dispuestas a ser problematizadas.

Como adelantábamos, ésta es la segunda obra del Proyecto Galaxia Sur, del cual su primer montaje fue Galaxia Sur-realista, obra que transcurría en un recorrido de microbus por calles del centro y la periferia de Concepción, ahora disputada por el empresariado inmobiliario. Así como en Celebración, en aquella obra se fusionaron una desafiante propuesta técnica, con una transmisión radial en vivo, hecha exclusivamente para la audiencia de la micro, la proyección de imágenes en espacios públicos y la intervención teatral de quienes más bien podrían ser considerados "actores sociales" dentro de la obra.

En ambos montajes encontramos el manifiesto intento de abrir espacios de diálogo para una comunidad que ha perdido las instancias de encuentro y debate que alguna vez fueron el escenario de reflexión colectiva y cotidiana. Éstos parecieran estar diseñados como un pretexto para la conversación respecto a lo que alguna vez fuimos como pueblo penquista, de lo que somos ahora y de cómo hemos llegado a ello. Particularmente, Celebración, delirio sonoro sobre las ruinas febriles de Concepción, releva las transformaciones impuestas por la desindustrialización desde la Dictadura hasta la actualidad y sus múltiples repercusiones. Para conocer la intencionalidad y los procesos detrás de la obra, su director, José Miguel Neira respondió a las consultas de Resumen.

Celebración se estrenó el 14 de marzo del 2019 y el próximo sábado 4 de mayo se hará la función de cierre de primera temporada. Para conseguir cupos, está habilitado el número de Whatsapp +56 9 9290 5659. Para conocer más de este proyecto, están disponibles el correo electrónico [email protected], la cuenta de Instagram @galaxiasur y la cuenta de Facebook GalaxiaSurProyectoCelebracion.

El director José Miguel Neira junto al productor general Victor Vargas en las ruinas de Cristalería Schiavi. Fotografía de Luciano Pérez.

– Cuéntanos, cómo emerge la intención de construir un recorrido por este antiguo barrio penquista.

Esa respuesta tiene varios niveles. Por un lado, está una intención de trabajar con la idea de la ciudad como escenario, o lo que podríamos llamar también espacios no convencionales. Parte importante del trabajo de Celebración podríamos entenderlo como continuidad de una investigación y experimentación en otros lenguajes y formatos que tiene como inicio a Galaxia Sur-realista, en tanto obra que ocurre al interior de un micro-bus de la locomoción colectiva que recorre la ciudad de Concepción para intentar reflexionar sobre el transito de la ciudad.

Si analizamos el transporte público, este está pensado y funciona para conectar espacios de distinta naturaleza. Por lo mismo, durante un momento de este proceso surgió la idea de trabajar con un espacio urbano que podríamos entender que tiene una naturaleza definida, en este caso un antiguo barrio industrial, considerando lo importante que fue el desarrollo industrial en la provincia de Concepción durante el siglo pasado.

En un segundo nivel, era muy importante realizar esta obra en Concepción, y que en algún punto pudiera tener una conexión con el recorrido de Galaxia. Desde ese lugar, era importante pensar un barrio como un escenario, en este punto, un escenario que tanto por las huellas de sus transformaciones materiales como por el tejido social que lo construye, pudiera reflejar los cambios estructurales ocurridos en la ciudad y en el país, y al mismo tiempo, por su condición actual, nos permitiera reflexionar sobre el Chile de hoy y la forma en que hemos ido habitando el país.

Y en tercer nivel, podríamos señalar la idea de realizar esta obra en el antiguo barrio Industrial Andalién. En este punto, uno de los aspectos importantes es por momento actual que vive el barrio, que, al igual que muchos otros barrios, vemos que es reflejo del accionar de un "capitalismo global salvaje" del cual Chile fue el primer laboratorio, y desde ese lugar nos permitía visualizar y reflexionar sobre el "sub-consciente" de la ciudad y los efectos que tuvo en lo micro-político la implementación del neo-liberalismo durante la dictadura, sobre todo a partir de lo que Naomi Klein llamaría "la doctrina del shock". Podríamos decir que quizá una de las ciudades más golpeadas por la dictadura ha sido Concepción, y en mi opinión, a diferencia de lo que se puede observar en ciudades más centralizadas como Santiago, para las actuales generaciones aún existen grandes zonas de amnesia urbana en lo que se refiere a la memoria anterior a los años 90' con la llegada de la Concertación.

Por lo mismo, que un sector que antes de los 80' fuese un sector industrial y obrero muy importante para la ciudad se haya transformado en el actual barrio bohemio o del "carrete", nos parecía que hablaba de un tensión muy potente. Muchos de los bares y discos del barrio hoy ocupan galpones y antiguas fábricas que quedaron libres luego de que se desmantelara el desarrollo industrial de la ciudad. En este caso lo potente no es solo este cambio en sí, ya que el proceso de des-industrialización es algo que se ha ido instalando en muchos países, sino el hecho de sentir que generacionalmente estábamos celebrando sobre las ruinas fabriles de la ciudad y de lugares de los que ignorábamos completamente su historia. Por ello surgió la idea de contrastar un recorrido auditivo a través del barrio basado en testimonios relacionados con la historia de las fábricas y la organización de las y los trabajadores con el estado actual del barrio, activando las preguntas ¿qué celebrar? o ¿qué estamos celebrando sobre estas ruinas?

Fotografía de Luciano Pérez.

– ¿Qué faenas han implicado todas las acciones desplegadas en la obra?

Bueno, el proceso ha sido diverso y complejo, ya que en muchos aspectos nos adentramos a metodologías de creación y formatos experimentales de los cuales hasta antes de iniciar el proceso no teníamos muchos referentes. Con ello me refiero tanto a los dispositivos técnicos para desarrollar la obra como a los procesos metodológicos de creación. Celebración ha sido como entrar a un terreno inexplorado, de ir construyendo sobre la marcha a medida que se avanza y se piensa en lo avanzado o retrocedido. Bolaño en 2666 hablaba de las batallas y los ejercicios de esgrima para hacer una analogía a dos formas de creación literaria. Pienso que el caso de celebración ha sido más parecido a una batalla de largo aliento que un ejercicio de esgrima, y al momento de responder esta pregunta no se bien en que momento del proceso estamos y cuál sería el terreno avanzado y cual el retrocedido.

En lo concreto, podríamos dividir lo que sería la investigación en el barrio, y luego en la reflexión y las estrategias artísticas para abordar el recorrido. Por una parte, está el estudio de las dinámicas físicas y urbanas de la ciudad y del barrio en particular y la recopilación de testimonios entre vecinos y ex-trabajadores, que son la base de los relatos y del recorrido de la obra. Dentro de este proceso, como resultado de la investigación, está el hecho de descubrir (desde nuestro punto de vista) que en el barrio se había conformado un Cordón industrial durante el proceso de la Unidad Popular, el cual adoptó el nombre de Andalién, por la presencia de la Antigua Estación de Trenes que caracterizaba en ese tiempo al barrio.

Paralelamente a este trabajo está la implementación de los aspectos técnicos para poder realizar el recorrido de la obra, y poder activar los audios durante este. Para ello se construyó una aplicación georeferenciada través de la cual activar los audios. Junto con esto, hubo mucho tiempo del proceso en donde trabajamos en las posibilidades lumínicas y sonoras para "teatralizar" los espacios cotidianos, como una forma de extrañar la mirada del espectador y poder accionar o intervenir la ciudad a partir de ese lugar. Ello nos llevó, por ejemplo, a probar con proyecciones en el espacio público, de las cuales gran parte de estas búsquedas se sintetizaron en la intervención en la antigua Fundición Imperial.

Fotografía de Luciano Pérez.

Acá el uso de la tecnología nos parecía un aspecto importante. Por un lado, en el caso de la aplicación, lo interesante es que a pesar de ser un dispositivo de programación muy complejo, nos permitía que cualquier persona pudiera activar a partir de su celular parte del recorrido sonoro de la obra. En este caso, el teléfono celular pasa también a ser un elemento significante, sobre todo si recorremos las ruinas de antiguas fábricas que quedaron "arruinadas" y "quebradas" precisamente por la implantación de un modelo productivo que apostó por la importación de productos tecnológicos y manufacturados a bajo costo en desmedro de la industria local. Esa contradicción, pienso es también un aspecto que toma la obra.

Hay también un trabajo de musicalización y diseño sonoro, el cual a parte de "musicalizar" la obra de teatro busca también generar una reflexión sobre el sonido como material expresivo.

En términos metodológicos, podemos señalar que se trata de un proceso de construcción nómade, el cual se despliega durante el propio andar. En este caso, hablamos del concepto nómade no solo porque la obra se desplaza por la ciudad, a diferencia de una práctica artística que se asienta en un lugar determinado (lo que podría ser un teatro o museo convencional) sino también porque se va construyendo sobre la marcha, en relación a las mismas posibilidades que entrega la ciudad. Un aspecto importante es que no partimos de un texto dramático o una estructura preestablecida a representar en la ciudad, sino que el recorrido de la obra resulta del proceso de investigación, y está abierto a modificarse durante el recorrido de la obra. También hablamos de nómade, porque es una propuesta que transita entre distintas disciplinas sin buscar afirmarse en un campo disciplinar específico, y fluctúa entre el teatro, artes visuales, mediales, música, performance, ciencias sociales y otros oficios, con una apuesta importante por lo documental.

Fotografía de Luciano Pérez.

– En un sector del público hay una tendencia a interpretar el contenido de la obra como «nostálgico» ¿Qué piensas de ello?

Responder a esa pregunta es algo muy complejo, y creo que toca un punto fundamental del ejercicio. Pienso que al hablar del pasado, siempre hay algo de nostalgia que se despierta, y que, pienso, puede tener que ver con la condición misma del tiempo, en el sentido de que se pone en evidencia una pérdida irremediable. Pero en Celebración, el foco de tomar este tema no está puesto en la nostalgia sino en una intención política al hablar de las ruinas y del pasado. Pienso que al hablar de las ruinas, se abre también la pregunta por el presente que vivimos y el futuro de la ciudad o el país que podemos construir.

Parte importante del trabajo final de Celebración, tiene como referencia alguna de las ideas de las Tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamin, tanto en la figura del ángel de la historia como la idea de que la revolución no consiste en la conquista del futuro o la forja del hombre nuevo, sino en la liberación del pasado oprimido bajo los sedimentos de la historia.

Por lo mismo, en el caso del barrio Andalién, hay una intención primera de dar cuenta de una historia reciente que, por distintos motivos, ha quedado oprimida bajo los sedimentos de la historia. Si analizamos por ejemplo, el trabajo realizado por Patricio Guzmán en la Batalla de Chile y en los posteriores trabajos de investigación en torno a los Cordones Industriales en Chile (principalmente en Santiago), resulta muy fuerte que en Concepción no hubiese mayor conciencia en nuestra generación de los Cordones Industriales que se formaron en la provincia. Por lo mismo, una de las primeras intenciones del trabajo, a través del recorrido, era visibilizar este pasado oprimido, y remover una memoria urbana anestesiada luego del Golpe de Estado, y cuya amnesia continuó más allá de los años 90. Por lo mismo, gran parte del trabajo de investigación se centro en re-organizar el puzle de la organización sindical de los trabajadores del antiguo Cordón Industrial, y cómo la fuerza de estos sindicatos se perdió con el Golpe de Estado y la implantación del modelo neoliberal que finalmente provocó el cierre de la mayoría (casi todas) estas fábricas.

Concepción ha sido una ciudad que se ha construido sobre las ruinas de la antigua ciudad. Parte de estas ruinas, han permitido ir secando las lagunas y humedales para dar paso a las calles y las construcciones. El mismo barrio Andalién (llamado originalmente como La Pampa por la élite que habitaba el centro de la ciudad) se construyó sobre un antiguo humedal, y parte de los escombros del terremoto sirvieron como relleno. Por lo mismo, considerando la forma en que estos escombros han ido secando el humedal, pensamos en que el montaje de Celebración de alguna forma era como cavar y desenterrar bajo los escombros de la ciudad una historia oprimida que hiciera aflorar nuevamente el caudal a la superficie.

Fotografía de Luciano Pérez.

En Celebración hablamos de ruinas febriles, para hacer una relación con las fábricas del lugar, pero ocupamos la palabra febril porque de alguna manera quisiéramos hacer alusión también a las ruinas que se alojan también en el inconsciente colectivo. Desde mi punto de vista, cada ciudad construye también un inconsciente colectivo, donde habitan fantasías, miedos, utopías, fantasmas, imaginarios, zonas de amnesia, proyectos truncados y mitos urbanos, entre otros elementos. Si pensamos que cada ciudad tiene un inconsciente, este inconsciente está lleno de capas y sedimentos, flujos subterráneos que de vez en cuando pueden aflorar en la superficie.

Entonces, una intención es hacer traer al presente un pasado dormido o anestesiado, para pensar que somos el resultado de ese proceso histórico. Y lo pensamos desde el ejercicio artístico, con la intención de imaginar la posibilidad de adentrarse en este inconsciente (que tiene algo de delirio febril).

Y es quizás en este punto, desde mi visión, en donde se juega o se pone a prueba la efectividad del ejercicio artístico propuesto por la obra, y que tiene que ver con la politización del pasado y de lo que podríamos señalar como las políticas de la memoria. Desde este punto de vista, si el ejercicio lo que hace es hablar de la historia del barrio y sitúa este pasado en una dimensión fuera del tiempo presente, el ejercicio pierde efectividad, ya que pone el pasado en un lugar de control que ya no tiene efecto en nuestro presente. Esta distancia es lo que puede, de alguna forma, despertar la nostalgia por algo que irremediablemente perdimos y que jamás volverá a ocurrir.

Volviendo a la idea benjaminiana de la historia, pienso que la liberación de ese pasado oprimido no solo es su visibilización, sino también su liberación de una visión lineal del tiempo, y reconocer que hay una latencia de ese pasado en nuestro presente. Siguiendo con la imagen de las napas subterráneas, sería traer el pasado a la superficie, no como historia, sino como la liberación de una pulsión subterránea en el continuo de la historia que nos permite desestabilizar el presente, y con ello abrir la posibilidad a imaginar nuevos mundos, o nuevas formas de pensar la ciudad, los barrios y nuestra vida cotidiana.

En este caso el desafío no es solo re-construir el pasado, sino también reconocer y poner en diálogo ese pasado en el presente, en las dinámicas actuales del barrio Andalién. Por eso, una de las estrategias para abordar el ejercicio fue imaginar un documental inconcluso que se habría estado filmando en el barrio y que las imágenes que lo componían se habían perdido, y que solo podíamos acceder a él a través de las notas de un cuaderno de apuntes encontrado y testimonios de vecinos y ex trabajadores de las fábricas. Por lo mismo, el audio-recorrido por el barrio intentaba invocar las imágenes que se habrían podido ser parte del documental en la imaginación de cada espectador, y el ejercicio se plantea abierto para ser completado por el público, y en donde hay instancias para reflexionar colectivamente. Por lo mismo, más que una visión cerrada de la historia, lo que se busca es abrir una interrogante a ser completada por el público.

Volviendo al tema de la nostalgia de la pregunta, si el ejercicio despierta solo nostalgia y la visibilización de este pasado no logra desestabilizar nuestro presente, o plantearnos alguna inquietud que abra la puerta a cuestionarnos o pensar en que se pueden abrir otras formas de construir el presente o el pasado, el ejercicio propuesto en la forma en que está propuesto no cumple de alguna manera el deseo o la intención puesta en juego.

Pienso que ahí hay un tema muy potente de reflexión, y que está aún en desplazamiento (en donde hay más dudas que certezas) y es que si los archivos que podemos construir en torno al pasado (en gran parte el trabajo de investigación generó un archivo para visibilizar este pasado que no se había documentado anteriormente) no logran dialogar o ser contingentes en el presente, de alguna forma quedan neutralizados en su potencial de político ya que son anquilosados en la idea del "pasado".

Por lo mismo, parte de la disputa política con respecto a la estructuración de la visión del tiempo hegemónica en nuestra cultura, es considerar a la ruina no necesariamente como un vestigio del pasado, sino como una capa que, incluso aplastada por los sedimentos de la historia o en estado de amnesia, sigue estando latente en el presente, y que en algún momento puede aflorar nuevamente en la superficie y poner en crisis, fisurar o cuestionar la forma en que organizamos y transitamos la ciudad.

Citando a Carlos Cifuentes, vecino del barrio Andalién, el reflejo de la historia de Chile está en sus barrios, y no podremos cambiar el país a nivel macro, si antes no logramos comprender o cambiar la historia a nivel micro en los barrios.

Ahora, esto es lo que podemos señalar como la búsqueda artística, o la intención, y eso de alguna forma también se vincula con una investigación en torno a lenguajes artístico, no necesariamente se agotan o se materializan completamente en el estreno o las funciones de Celebración.

Conectando con la pregunta anterior, y siendo conscientes de esta metodología nómade, es comprender también que la investigación está siempre en desplazamiento, por lo que las formas de responder artísticamente a esta pregunta también lo están. Con respecto a ello, si parte de los espectadores considera la obra con una fuerte carga de nostalgia, y esa sensación no logra conectarse con el presente o generar reflexión y/o desestabilización en la forma en que pensamos el presente de la ciudad (más allá de las impresiones particulares con la obra), constituye una fuerte señal que nos plantea el desafío de re-pensar las decisiones que hemos tomado en esta parte del proceso y la necesidad de seguir avanzando y profundizando en la investigación y exploración de los lenguajes propuestos más que cerrar la obra a una forma o estructura definitiva.

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