[resumen.cl] Compañía Teatrhoy ha iniciado una temporada de presentaciones de su reciente obra, Campo de Batalla. Las Ruinas de Estocolmo, en el Teatro Biobío, la cual se extenderá hasta el sábado 19 de octubre. A su estreno, el pasado 2018, le ha seguido una multitud de presentaciones en Concepción y otras ciudades, recogiendo el reconocimiento del público, además de colectivos e instituciones teatrales, convocándoles a festivales y seleccionando su texto para integrar una Antología de Dramaturgas emergentes de Chile y Argentina por el Colectivo Editorial Destierros.
La obra, escrita y dirigida por Valentina Durán, sitúa a los y las espectadoras en problemas propios del capitalismo y su huella de miseria, representándolos imbricados entre sí, desahuciando la solución fácil y esquemática. La directora es integrante y co fundadora de la Compañía Teatrhoy en el año 2005, además dirige el Grupo de Teatro La Espada y el Canelo en la comuna de Nacimiento y es productora en el Festival Internacional de Teatro del Biobío FTB y en la Escuela Itinerante del Sur de Chile Trashumantes. A continuación exponemos sus respuestas a nuestras consultas.
La obra nos presenta personajes que viven experiencias comunes en el contexto regional, aunque no por ello problematizadas ¿Qué papel crees que tiene, o puede llagar a tener, la obra en la representación que la comunidad puede hacer de sí misma?
– Me parece que de eso se trata justamente, que resuene en la comunidad, que los temas y formas de lo expuesto hagan sentido, provoquen y/o movilicen a quienes lo vean. Es lo que no podríamos decir con un discurso o una discusión. Aparecen muchos temas contextuales en la obra y las distintas visiones de los personajes permiten al espectador/a desde su experiencia formar una visión nueva, propia y personal.
La obra comienza con una presentación, en que se le agradece al público por disponerse a conocer una historia de tantas "…que urge contar". ¿Por qué sintieron esa necesidad?
El texto está escrito desde lo que sucede a la pareja solamente, pero cuando entramos a escena con Piera tocando nos permitió ir opinando y/o empatizando. Creemos que es importante hacer esta reflexión al principio y que no quede como una historia, sino como una alerta social también. Además es hermoso el encuentro con el público, ese momento, me gusta que el público sienta un primer saludo en un plano de total presente.
La dramaturgia de la obra está fortalecida por lo que podrían ser baladas o nocturnos interpretados en piano. Háblanos del proceso de musicalización de la obra.
En el proceso de escribir el texto muchas veces escuchaba Chopin como signo cruzado del Romanticismo musical y esta historia cruda de «amor romántico». En el proceso de reunir al equipo apareció Piera quien es actriz y música con varios años de estudio de Chopin por lo que conectó inmediatamente con la propuesta y además sumó creaciones propias muy acordes en la línea musical.
En el transcurso de la obra el diseño lumínico, de imagen y sonido logra relevar aspectos del relato y marcar transiciones. ¿Qué nos puedes contar de este trabajo?
-La idea de la obra es que todos los lenguajes conversen en la medida en que sea necesario, sin saturar ni abusar de ningún recurso. Hay textos, música, acciones, pero también silencios importantes. Sonido, iluminación y mapping permiten ir entrando en los recuerdos e imaginación de los personajes.
Durante la producción de la obra, se realizó una campaña de recolección de fondos en la comunidad. ¿Qué representa esa situación para ti?
-Me pareció muy importante poder realizar este trabajo en base a la confianza y apoyo de la comunidad, lo recordamos cada vez que remontamos, cómo se gestó este proyecto y la repercusión que tiene en el público lo llena de sentido.
En las obras de Teatrhoy existe un intento por presentar problemas de manera compleja, evidenciando a la gestión institucional capitalista como impotente y arrogante en sus intervenciones, como en el caso de Montaña, donde hay una juiciosa crítica en este sentido. Primero, sería interesante que pudieras referirte a esta observación y explicarnos qué buscan proyectar desde su trabajo teatral.
-Sí, como compañía hacemos temas que nos mueven, en Montaña nos basamos en nuestras propias experiencias citadinas siempre marcadas por las circunstancias dadas de nuestro contexto social y político y también con el importante vínculo y raíz mapuche del territorio, la resistencia, la depredación de los gobiernos.
¿Qué esperan de esta temporada en Teatro Biobío?
-Esperamos llenar la sala en cada función de las 6 que quedan, para eso confiamos en el boca en boca, porque hay potentes comentarios del público, y en la difusión que informe de los contenidos y lenguajes para que puedan detonar el interés de las audiencias.
Es interesante que obras de danza y teatro de la región del Biobío, tales como La magnitud del momento de Escénica en Movimiento y Celebración de Galaxia Sur, planteen el concepto de ruina como eje articulador. ¿Qué opinión te merece este hecho?
-Venimos de un terremoto reciente, tal vez tenga que ver. En el caso de Las Ruinas de Estocolmo, además de ser parte de un Campo de Batalla, es por el Síndrome de Estocolmo que generamos con nuestro captor- sistema, lo que me parece que ya no resiste más, lo veo como una Ruina. Tal vez el mundo actual, o nuestro contexto regional inmerso en el sistema chileno también nos parece una Ruina.
Equipo de Campo de Batalla. Las Ruinas de Estocolmo
Dramaturgia y dirección: Valentina Durán
Actuación: Patricia Michele y Carlos González
Interpretación y composición musical: Piera Marchesani
Producción: Orly Pradena
Iluminación: Daniel "chino" Espinosa
Mapping: Juan Ríos
Vestuario: Oriana Salgado
Escenografía: Braulio Gatica
Diseño gráfico y Fotografía: Cristóbal Barrientos
Contenido audiovisual: Juan Ríos, Claudio Rivera- Seguel
Producción en terreno: Juan Pablo Hernández
Fotografía principal de Ángela Jarpa, Teatro Bio Bio.