Sebosa. Vulvas en punk, está en plena temporada de presentaciones en Teatro Biobío. El montaje a cargo de la compañía Teatro La Obra y escrito por la dramaturga coronelina, Gisselle Sparza Sepúlveda, fue estrenado el pasado 2022, cuando las salas reabrieron sus puertas luego del extenso interregno pandémico. La compañía califica este trabajo como una obra de teatro musical, pues cuenta con una musicalización propia, compuesta de siete canciones, las cuales se pueden oír a través de plataformas como Spotify y Youtube.
Aniceto Hevia
Sebosa. Vulvas en Punk, nos habla de circunstancias vividas por integrantes de una banda punk de cualquier barrio de nuestras ciudades. En uno de sus ensayos brotan reflexiones, relatos y sucesos propios de la infancia y la juventud popular de este país, que parece todos los días experimentar nuevos fondos en el empobrecimiento de su población y en la violencia con la cual se le responde cuando demanda, cuando cuestiona, cuando dice no.
Como es común, al inicio todo es expectativa: disputar el espacio de la cancha del barrio, apropiada por los hombres que tradicionalmente la han utilizado, mientras las mujeres se han mantenido dentro de los muros de sus casas. Quieren que su mensaje sea oído, pero la realidad siempre es más compleja y cuando el relato que se hace de ella está libre de esquematismos, se valora y conmueve.
En La muerte del artista. Cómo los creadores luchan por sobrevivir en la era de los billonarios y la tecnología, William Deresiewicz, problematiza un fenómeno que así como en Chile también ocurre en Estados Unidos, en plena profundización neoliberal: son cada vez más difíciles las posibilidades para que miembros de la clase trabajadora puedan hacer arte, adquiriendo saberes y formación en instituciones públicas, así como disponer de recursos para dedicarse exclusivamente a ello. Según las entrevistas realizadas por el autor, en general, se lo puede permitir quien tiene una fuente de subsistencia asegurada por alguien o un grupo de su entorno cercano. Desde nuestro contexto, preguntamos por cuáles son los relatos que se difunden a través del arte, si el propio pueblo carece de espacios para poder descubrir siquiera la diversas de expresiones existentes y, para quienes lo logran y desean trabajar en ellas, disponer del tiempo, saberes y energía que implica la construcción de una obra. En medio de esto, Sebosa es teatro a pesar de todo. Y esto se plasma en la manera de abordar las vidas familiares, la agresión impune de la religión, la gordura, la grasa, el hambre, sí, el hambre de comida y de esas otras cosas…. trascendentes, como se les llama. Sebosa visibiliza posibles situaciones y reflexiones propias de adolescentes y jóvenes populares de hoy, plasmando de manera vívida cómo se puede percibir este paisaje brumoso que es la vida de quienes recién se asoman a ella. Queda pendiente el encuentro con ellxs.
Sebosa nos habla de las dificultades para hacer arte, debatiendo acerca de la prelación entre el discurso y las formas a través de los cuales lo puedan proyectar y la escasez de espacios, también nos interpela respecto a la búsqueda de autenticidad. Reconociendo a sus madres, hermanas y abuelas como las protagonistas de un pasado y presente que las oculta en las sombras de muros domésticos, silenciadas por el quehacer de la vida pública protagonizada y controlada por hombres, y en medio de la necesidad y su agobio, Maruchan, Filo, Kraken y Leto titubean, temen y se atreven a buscar libertad.
«¿Fuiste al teatro alguna vez?… Yo fui a un ensayo. Nos llevaron en el liceo». Leto nos cuenta que la gente, en la vida, vive como si estuvieran en un teatro: «hacen como, viven como». El ensayo fue de Esperando a Godot, y quienes viven haciendo como que viven, hablan de sí, de la desgracia de su vida, esperan lo que no llegará, detonando la necesidad de que el escenario deje ser espacio de representación y toda la sala se abra a la vida.
Viendo Sebosa, me imaginé en un gimnasio de liceo. Los problemas de quienes viven en los doce juegos han sido escasamente comprendidos y menos atendidos por autoridades adultas que debieran abrir espacios de diálogo para su resolución. Su abordaje circula entre la infantilización y la criminalización, como expresiones de una sistemática anulación. El espiral antidemocrático persiste y con ello, la gravedad de los problemas tiende a aumentar. Sebosa. Vulvas en Punk abre un espacio al diálogo y la comprensión.
La obra está dirigida a un público +13 años y las funciones se realizarán los días jueves, viernes y sábado del 9 al 25 de noviembre a las 20 horas en el Teatro Biobío. Las entradas tienen un valor de $6000 para público general, $4500 para estudiantes y tercera edad y se encuentran disponibles en la página web del centro cultural penquista.
Si deseas conocer más detalles de este proceso creativo escénico, puedes ingresar a las plataformas digitales de Teatro La Obra:
Facebook e instagram: @laobrateatro o a teatrolaobra
Foto principal de Antonio Garrido