Aucán Salas / resumen.cl
Este miércoles comenzaron los desalojos de campesinos en la precordillera del 'uble, ejecutados por Carabineros y personal de la transnacional Astaldi. El desalojo estaba siendo planificado desde hace años por autoridades del Estado de Chile junto a empresas vinculadas a la agroindustria y el negocio energético. La comunidad desalojada aún permanecía arraigada a la tierra, las plantas y animales. Una cultura marcada por arrieros y agricultoras, campesinos y yerbateras. Elementos que buscan ser eliminados del lugar para continuar con los intereses empresariales.
Pocos personajes históricos han sido tan nombrados en los últimos años como Violeta Parra. Obras de teatro, monumentos, películas, reportajes, covers de sus canciones y citas de su autoría son pronunciadas en diferentes actividades y eventos. Violeta desde siempre nos acompañó con sus canciones, desde niños y niñas, como representante de la cultura popular y campesina de nuestras abuelas y abuelos, así como una artista vinculada a la religiosidad popular y las luchas sociales.
La obra de Violeta Parra, además, se vinculó desde sus inicios culturalmente con la izquierda en Chile, sin embargo, en la actualidad hasta Piñera y sus colegas la reivindican. Violeta Parra de pronto pasó de ser un sujeto incomodó a ser una figura importante en el discurso cultural del Estado. Desde el ministerio de Cultura se realza su imagen y el Estado le ofrece monumentos. La imagen de la artista parece en cierta medida "recuperada" cultural e ideológicamente por el Estado de Chile.
Y es que esta mujer hija de un profesor rural y una campesina, nacida en la comuna de San Fabián en 1917 es quizás el personaje que más fielmente representa la identidad del pueblo mestizo de Chile durante la primera mitad del siglo XX. Violeta Parra evidencia en sus composiciones la mezcla de culturas campesina y urbana, mapuche y occidental; mezclas que constituyen el ADN de este territorio que pocas veces reconoce sus orígenes mapuches, campesinos, rurales y mestizos.
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En pleno siglo XXI hasta el propio Estado de Chile y sus ministerios de Cultura (después de prohibirla durante dictadura) han levantado la imagen de la cantautora por ejemplo para la celebración de su natalicio numero 100, durante 2017. Distintos hombres de Estado y empresarios citan sus canciones en sus discursos. Posiblemente a regañadientes, de seguro les hubiera gustado más levantar la imagen de un hombre blanco y no de una campesina morena y mestiza. Y es que parece ser que nadie como Violeta ha dejado un legado artístico tan potente de la identidad popular chilena durante el siglo XX.
Pero detrás de todo esto se esconde una trampa. Un espectáculo. Porque a pesar de las celebraciones a Violeta, el Estado de Chile siempre ha intentado identificarse con los civilizados, los blancos, con la ciudad, el progreso y la razón; es decir con algo diametralmente opuesto de lo que se alimentó la artista para crear su obra.
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Es por eso que mientras se espectaculariza la imagen de Violeta Parra por parte de instituciones estatales y privadas, por debajo lo que se está haciendo es eliminar progresivamente el sustrato material y cultural de dónde provino Violeta: El campo. Y mientras su figura se alza como icono en este territorio, la tierra que la vio nacer es asediada, así como la cultura campesina que aún resiste en la precordillera de San Fabián. Es por esto que en los últimos días el Estado de Chile junto con la empresa transnacional Astaldi han intentado expulsar y humillar a la comunidad campesina de la zona, demoliendo sus casas y maltratando a sus animales.
Y frente a todo esto nos preguntamos ¿qué hubiera cantado Violeta al ver algo así?