Tohá, la Hillary Clinton chilena

Hay derrotas que se huelen con tiempo. No son sorpresas, sino cumplimientos de una lógica política que, vista desde fuera, parece obvia. Así como Hillary Clinton lo vivió en 2016. Carolina Tohá lo está viviendo en 2025.

Por Ignacio Muñoz

Despejemos el tema desde el inicio: las comparaciones son odiosas. Efectivamente. Pero no es el objetivo de esta columna ser simpático ni complaciente. Así que os invito, queridos lectores, a razonar juntos.

Hillary y Carolina tienen un perfil bastante similar. Clinton era, en teoría, la candidata perfecta: experiencia, redes internacionales, un equipo conocido detrás de ella y un poder económico importante detrás. Pero la gente no vota currículums. Vota emociones, rabias, ganas de que algo cambie[1]. Y Hillary, con su sonrisa entrenada y su discurso de manual, terminó siendo el símbolo de todo lo que una parte de Estados Unidos ya no soportaba. No la odiaban por sus errores, sino por lo que representaba: el establishment, lo previsible, la promesa de una continuidad y una gobernabilidad de la inercia.

Tohá camina por el mismo sendero. Es inteligente, tiene trayectoria, sabe cómo moverse en los pasillos del poder y cómo enfrentar una entrevista imponiéndose e interrumpiendo a su interlocutor. Pero el votante de centro izquierda no valora la agresividad y la presidencia no se gana con buenos informes técnicos. Se gana con calle, con sensación de cercanía, con que la gente crea que entiendes sus miedos[2]. Y ahí, justamente ahí, está el problema.

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Cuando Hillary perdió contra Trump, muchos dijeron que fue el escándalo de los emails, los rusos, y la vieja confiable: machismo. Pero la verdad es más simple y transparente: la gente que no estaba convencida de nada prefirió arriesgarse con lo impredecible antes que apostar por lo conocido.

Tohá enfrenta algo similar. Sus atributos no son la cercanía ni el carisma.  Su atributo más reconocible es la experiencia ¿Pero, realmente queremos más de lo mismo?

La política hoy no premia a los que mejor administran, sino a los que mejor escuchan. O al menos, a los que mejor fingen que escuchan. Hillary no lo entendió nunca y su rechazo lo demuestra. Tohá todavía podría intentarlo, pero el tiempo no es su aliado.

Los votantes usan su conocimiento político de manera sesgada, guiados por impresiones iniciales y emociones. Incluso personas informadas toman decisiones basadas en prejuicios afectivos[3].

Y la historia, a veces, rima. No por casualidad, sino porque hay errores que, por más veces que se cometan, nunca dejan de parecer nuevos.

Los candidatos populistas de extrema derecha se han dado el lujo de explotar el odio y la irracionalidad[4], con una solución simple: un candidato enérgico que doble o rompa las reglas para hacer lo que "se debe". Pero ese gusto no se lo puede dar una candidata de la otra vereda, por lo tanto, debe conectar con otro tipo de emoción para encantar a sus potenciales electores, al estar el mercado de la intolerancia completamente saturado.

La evidencia empírica sugiere que los votantes no son completamente racionales y las emociones (miedo, esperanza, entusiasmo, resentimiento) influyen profundamente en la decisión de voto. En contextos de incertidumbre, los candidatos carismáticos o emocionalmente conectados tienden a tener ventaja. Las redes sociales y medios digitales potencian esta dinámica.

Tohá y Clinton no logran conectar con esos atributos: el pasado no entusiasma ni da esperanza, la asociación con rancios poderes económicos no da confianza y acercarse a posturas de la vereda contraria no atrae al votante de centro derecha, que siempre va a preferir el producto original a su versión Fruna.

[1] Marcus, George & Neuman, W. Russell & MacKuen, Michael. (2013). Affective Intelligence and Political Judgment.

[2]Oliveira, Pierre & Guimond, Serge & Dambrun, Michaël. (2012). Power and Legitimizing Ideologies in Hierarchy-Enhancing vs. Hierarchy-Attenuating Environments. Political Psychology. 33. 839-865. 10.2307/23324196.

[3] Taber, Charles & Lodge, Milton. (2013). The Rationalizing Voter. 10.1017/CBO9781139032490.

[4] Rico, Guillem & Guinjoan, Marc & Anduiza, Eva. (2017). The Emotional Underpinnings of Populism: How Anger and Fear Affect Populist Attitudes. Swiss Political Science Review. 23. 10.1111/spsr.12261.

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