A los defensores del capitalismo y amantes obcenos del dinero no les importa acelerar procesos de miles de años (sin conocer sus consecuencias), ni mezclar animales con plantas, ni ahogar la tierra con tóxicos pesticidas y herbicidas. Tampoco les importa acabar con la diversidad de especies, ni destruir el trabajo agrícola que durante miles de años han ido produciendo los pueblos originarios del planeta. Menos les importa que sus «especies» contaminen a su alrededor a través del viento o los insectos, o que lxs campesinxs del tercer mundo hipotequen su vida para sostener los cultivos de las grandes transnacionales semilleras.
¿Y es que acaso les importa algo?
Sí. Últimamente no descansan para que en Chile y el mundo se aprueben las normativas necesarias que permitan la producción y comercialización de sus controversiales productos. Leyes que amplian sus derechos, sus ganancias y su poder para decidir qué diablos nos echaremos mañana a la boca.
Video de la sección ambiental de Sinapsis 9.
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