Luego del golpe militar ocurrido en Chile el año 1973, el gobierno de facto, a partir de la apertura a los mercados internacionales y nuevos tratados económicos principalmente con Asia y USA, impulsó políticas de exportación de los recursos extraídos en distintos territorios del país[2]. Los recursos marinos no fueron la excepción, y progresivamente aquellos recursos que habían presentado un estable ciclo productivo y comercial, como el loco (Concholepas concholepas) y el erizo (Loxechinus albus) por poner un ejemplo, explotaron en diversos booms económicos que provocaron procesos socioeconómicos de alto alcance en nuestro país. Muchos de estos procesos se les denominaron fiebres[3] (Fiebre del loco, fiebre de la merluza austral, fiebre de la luga, etc.), y como tales tuvieron expresiones diversas de carácter no tan solo económico, sino que también implicancias en términos socioculturales, políticos y territoriales. Una de estas expresiones fue el desplazamiento de grandes masas humanas a la siga de mercancías marinas a territorios lejanos de sus hogares. El caso de Los Vilos es quizás paradigmático en este sentido, puesto que gran población de pescadores artesanales y buzos mariscadores se transladaron tanto hacia el sur como al norte buscando recursos marinos de importancia comercial para su venta.
Cabe aclarar al lector, antes de comenzar a leer estas líneas, no es pretensión de este breve reportaje caracterizar todas las impresiones de estos viajes y travesías de pescadores y buzos vileños, sino más bien ilustrar el flujo poblacional provocado por los procesos socioeconómicos ligados a la mercantilización de los recursos marinos, por un lado, y por otro a la exportación de estos mismos. Estos flujos fueron expresados en transhumancias y permanencias, como dice el título. Las primeras como verdaderas travesías por miles de kilómetros. Las segundas, como parte del proceso, pero con estadías permanentes en lugares lejanos al hogar.
De transhumantes febriles y tradicionales
Los buzos vileños, portadores de una rica tradición de bordemar y especialmente relacionada con el loco, no dudaron en viajar junto a embarcaciones medianas y pequeñas para explotar este molusco en la década de 1980. Miguel Lobos, vileño, hoy pescador de Punta de Choros al norte de la Región de Coquimbo, nos comenta:
"Junto con un grupo de buzos de Los Vilos partimos hacia el sur, a la isla de Chiloé. Desde ahí, empezamos a subir, haciendo escala en distintas caletas sacando el loco y otros mariscos"
Y es que en la llamada "Fiebre del loco" no tan solo la demanda internacional por parte de los mercados asiáticos había aumentado, sino que también los precios habían aumentado y la abundancia del recurso hacía ganar mucho dinero a quienes extraían y vendían estos productos. El mismo Miguel nos dice:
"Allá se ganaba plata altiro, en un día te hacías un montón de plata, llenabas un bote de locos".
Don Luis Ortiz, pescador de Caleta Cascabeles al sur de Los Vilos, también nos cuenta sobre este proceso desde una perspectiva más crítica:
"El pescador vileño fue destructivo. Nos fuimos todos al sur a la siga del loco, pero cuando ya había poco aquí. De ahí nos fuimos para allá a los canales del sur, luego a Chiloé y así recorriendo por el sur con otros buzos en donde hubieran más."
Ismael Guzmán, pescador de Caleta Chungungo, al norte de la Región de Coquimbo, es vileño de origen:
"Como pescadores no cuidamos el recurso. Fuimos para la fiebre del loco adonde hubiera el recurso y lo sacamos. Yo anduve por el sur buceando, para Chiloé y los canales. También anduve por Carelmapu, en la Región de Los Lagos. Pero también anduvimos sacando erizos, lapas y otros recursos, lo que viniera."
La transhumancia por la búsqueda de recursos marinos, funciona en este caso como parte fundamental de la cultura del pescador artesanal de la Región de Coquimbo, y particularmente del pescador vileño. Esta es probablemente una de las características históricas más patentes, y que se ha contrapuesto con la implementación de límites regionales para la pesca a través de la legislación vigente, limitando el acceso y movimiento histórico que los pescadores han tenido por siglos. La existencia de diversos trabajos arqueológicos en la zona (Jackson, 1996; Baez, 2003; Falabella, 1991; Jerardino, 1992; entre otros) no solo han mostrado una alta explotación del recurso loco, sino que también una profunda conexión entorno al mar, el bordecostero y sus recursos, que como sabemos, no son estáticos y la mayoría presenta una notable movilidad. Este es un dato no menor si se concibe la actividad pesquera artesanal actual en esta zona como un continuum de tradiciones culturales prehispánicas, dando luces además de las motivaciones transhumantes de estas poblaciones.
De permanencias lejos de las raíces o el arraigo extrañado.
Pero la transhumancia no solo llevó a pescadores artesanales de Los Vilos a largas travesías con un futuro regreso a sus tierras. Por el contrario, muchos pescadores vileños quedaron en "el camino", instalándose o formando caletas en las costas del sur de Chile.
"En Ancud y los sectores cercanos, estaba lleno de buzos y pescadores vileños. Todos ellos trabajando el loco. No se cuantos habremos sido, pero algunos nos vinimos, pero muchos se quedaron allá trabajando y haciendo sus vidas."
Las permanencias no solo determinaron una nueva forma de habitar los espacios, sino que además ambientarse y modificar estilos de vida, que en el caso chilote distan mucho de la vida marina existente en Los Vilos.
Francisco Ther y Claudio Gajardo (2011) señalan que una de las motivaciones para la instalación definitiva y permanente de poblaciones venidas del norte en el sector de Ancud y sus alrededores, fue la predominancia de recursos pesqueros, principalmente conocidos para el periodo de la "fiebre del loco". Pescadores de Caleta Las Conchas en Los Vilos reafirman esto:
"Cuando se trabajó el loco y hubo la fiebre que le llaman, mucha gente viajó al sur. Familiares de nosotros se instalaron en caletas de Chiloé y se quedaron allá por que el recurso era mucho."
Sin embargo, algo que Ther y Gajardo mencionan, es la relación entre los diversos saberes lo que se pone en enfásis al conversar sobre la permanencia con los pescadores vileños. El pescador nortino traía consigo un conocimiento sobre el mar distinto al que existía en Chiloé, y como muy bien mencionan los autores es en este proceso de contacto cultural en que el saber chilote, más ligado a la tierra, se conjugó con el saber vileño y/o nortino.
"En Chiloé muchos aprendimos el tema de estar bajo la lluvia, de hacer un fuego para calentarnos. Acá en Los Vilos cuando íbamos a hacer eso, o acampar, nunca. Eso sí, hartos cabros de allá también aprendieron a bucear con nosotros. Se subieron al bote y con compresor los tiramos al agua no mas."
Palabras finales
Para las fiebres económicas de recursos marinos ocurridas en Chile, y que tuvieron alto impacto a nivel local y nacional como la "fiebre del loco", podemos observar ciertas características que se hacen comunes. Una de ellas es la transhumancia, provocada tanto por el fervor mercantil como también por una tradición de movilidad como hemos visto; y por otro lado la permanencia lejos del lugar de origen, con una mixtura entre el arraigo a la tierra abandonada y adaptación al nuevo medio en que se habita. Estos efectos e impactos socioculturales, son unos entre tantos otros que son identificables en las poblaciones costeras en el proceso ocurrido a partir del contexto político-económico vivido en Chile post Golpe de Estado. Es tarea de las Ciencias Sociales en general poder desentrañar y relacionar estos procesos disgregados para entender las problemáticas que ocurren, tanto en los contextos locales de nuestras comunidades costeras, como también en la generalidad del país.
Bibliografía
Guajardo, C & Ther, F. (2011). Saberes y prácticas pesquero-artesanales: Cotidianeidades y desarrollo en las Caletas de Guabún y Puñihuil, Isla de Chiloé. En Revista Chungará. Vol. 43. 589-605.
Baez, P., Arata, J. & Jackson, D. (2004). El loco Concholepas concholepas (Bruguière, 1789) (Mollusca: Gastropoda: Muricidae) como recurso durante el Holoceno Temprano-Medio en Los Vilos, Chile central. En Investigaciones Marinas, Vol. 32. 2004. Pp. 107-118.
[1] Egresado de Antropología, UAHC. Coordinador regional IV región GIPART Proyecto NTI "Estudio comparativo de la trayectoria en la implementación de Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB) en la IV, V y VI región. 2006-2013"
[2] Este tema ha sido tratado en extenso en la investigación realizada por GICSEC el año 2010.
[3] Cristian Morales P., antropólogo, ha trabajado este tema en su tesis de pregrado, la que puede ser consultada en la página de GIPART en la sección Documentos.
Extraído de Ecoceanos