Por Jose Miguel Carrera
Permiso compañeros y compañeras. Quizás lo vivido estos largos años hace que escriba o sueñe esto, siempre todos los conocidos en la memoria.
Un día 14 de diciembre de 1983, combatientes y militantes del Partido Comunista iluminaron los cielos de Chile con un gran apagón nacional, mediante el derribo de varias torres de alta tensión. Treinta y cuatro años han pasado de ese hecho histórico que marcó el inicio del accionar del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. La irrupción de esa organización político-militar, fue el resultado de la maduración revolucionaria, teórica y técnica, de lo vivido en esos duros años, corresponde preguntarse ¿valió la pena ese esfuerzo monumental? Claro que sí, sin lugar a dudas, lo indica nuestro orgullo y las grandes enseñanzas que quedaron para nuestra clase, también el silencio de algunos de sus promotores y el odio permanente de la derecha económica y política hasta nuestros días.
¿Fue justa la irrupción del FPMR? ¿Había que sólo lamentarse de los crímenes de los militares y sus órganos de seguridad y no hacer nada? Miles de chilenos, mujeres, hombres y niños eran detenidos, torturados, abusados, asesinados y desaparecidos, había que rebelarse y tomar las armas de la dignidad y eso es lo que hizo el Frente Patriótico, siguiendo los mismos pasos de los combatientes de la resistencia del MIR y de los militantes socialistas del GAP en La Moneda, asumir el ejemplo de Salvador Allende, era la orden del día, de no someternos a los asesinos golpistas de las FFAA y la derecha chilena.
Gracias a la lucha ejemplar de los familiares de los caídos y desaparecidos, la justicia chilena condenó a los criminales de la dictadura, aunque de forma pírrica, tardía y a goteras, dando la razón plena a esa decisión de lucha de los rodriguistas.
Rendimos honor a los combatientes, ayudistas y colaboradores, de diferentes edades, que sin pedir absolutamente nada, que no fuera un lugar en el combate, entregaron sus vidas, o fueron detenidos y torturados, que perdieron años de estudios y de trabajo, y por sobre todo, a los que hasta hoy se mantienen orgullosos de ese pasado combativo y no se arrepienten de nada. Debe quedar claro una vez más, no fuimos víctimas, como la izquierda abyecta pretende calificar a nuestros héroes caídos, fuimos luchadores por la libertad.
Dependerá de los sobrevivientes de esas gestas y de las nuevas generaciones de revolucionarios sacar las conclusiones adecuadas de lo aprendido, entre ellas: el valor permanente de la mirada estratégica en la lucha revolucionaria, la unidad como arma de combate entre los luchadores, sus organizaciones y el pueblo, lo nefasto del sectarismo como método de formación y práctica política, que el proceso de acumulación de nuevas ideas y fuerzas nunca se detiene, y que es un deber revolucionario reivindicar siempre la memoria de los combatientes caídos; estamos llamados a legitimar ante nuestro pueblo el arte de lo aprendido, "olvidar" es traición, sería caer a fojas cero, en esta eterna lucha contra la explotación y abuso a que somos sometidos por los poderosos de Chile.
Siguen compañeros nuestros encarcelados y exiliados, muestra de ellos es la prisión brasileña de más de quince años de Mauricio Hernández Norambuena, uno de los más destacados jefes del FPMR, su trayectoria y entereza lo trasforman en bandera de unidad del rodriguismo y ejemplo vivo para las nuevas generaciones de revolucionarios chilenos. Su vida está en peligro, el Estado de Brasil lo tortura y el gobierno de Chile calla.
El gobierno despatriado argentino, en apoyo a la derecha chilena pro inglesa, ha revocado el refugio político de Galvarino Apablaza, guerrillero internacionalista en la Revolución Sandinista y jefe rodriguista, respaldando así las pretensiones del partido UDI de juzgarlo en la injusticia de Chile, Macri traiciona a los trasandinos que intentaron recuperar para ese país hermano Las Islas Malvinas, que siempre les han pertenecido.
No podrán borrar la mística rodriguista, que aún sigue presente en el pueblo noble de Chile, legado por el héroe de la independencia Manuel Rodríguez y en la lucha dictatorial por nuestro jefe histórico Raúl Pellegrín, Cecilia Magni y tantos combatientes del FPMR caídos.
No me nace escribir de las elecciones chilenas en medio de estos vivos recuerdos, los partidos del gobierno "progresista" de Bachelet, que hoy compiten «contra» la derecha, han sido cómplices en la persecución de los rodriguistas.
La patria sigue sin estar bien, parafraseando al guerrillero inmortal.
Libertad para Ramiro y no a la extradición de Salvador.
Fin al exilio y a la persecución de los combatientes anti dictatoriales.
Santiago, Chile, diciembre 2017