Juzgado decidió mantener a Ignacio Matus en prisión preventiva, teniendo sólo una versión policial como antecedente acusatorio

La protesta no es delito

Ignacio Matus tiene 23 años. En su familia nunca habían estado expuestos a tribunales, abogados y la cárcel. Ignacio no tiene antecedentes penales, pero sí una enorme conciencia social que lo hizo participar de las manifestaciones que en todo Chile reventaron a partir del 18 de octubre.

Se le acusó de portar dos cartuchos de munición. No encontraron rastros de pólvora en sus manos ni tampoco hay imágenes que lo vinculen a un lugar determinado. En el juicio, la única prueba que pesa sobre él, es la declaración de tres carabineros que dicen haberlo visto portando la munición.

Tras su detención, Ignacio mostró signos de apremios ilegítimos y por esas evidencias, el Instituto Nacional de Derechos Humanos presentó una querella por torturas en contra de los tres uniformados, los mismos que insisten en la acusación penal.

Este jueves 26 de marzo tuvo lugar una nueva audiencia para revisar su medida cautelar. Familiares y amigos esperaban que se pudiera cambiar la prisión preventiva por arresto domiciliario considerando además la contingencia por Covid-19, pero finalmente fue denegada. Sin que existan pruebas fehacientes, Ignacio cumple más de cinco meses detenido en la Cárcel El Manzano. Cabe destacar que inicialmente la medida fue dictada por tres meses.

Más de 150 días tras las rejas, sin pruebas en su contra, insistiendo en su inocencia y con un trastorno de sueño que mantiene a su familia en vilo.

Su hermana, Nicole, relató lo que para la familia ha significado todo este proceso.

"Para nosotros todo esto es terrible, no hay evidencias de nada y él sigue ahí. Al principio nos equivocamos con la elección del abogado y eso hizo que todo se atrasara más, pero la nueva abogada ya lleva dos meses y ha sido imposible hacer cambiar de parecer a la magistrado. Ella (la magistrado) insiste en que mi hermano es un peligro para la sociedad y hoy le volvió a denegar el reemplazo de la prisión preventiva por arresto domiciliario".

En la cárcel, se refugia en la Iglesia y, generando serias dudas en sus familiares, les asegura que está resistiendo sin mayores problemas el encierro. Pero está preso, sin pruebas en su contra, con antecedentes de ser víctima de tortura y con el riesgo inminente de afrontar una pandemia en una de las cárceles más hacinadas del país.

Exigimos, junto a su familia y amigos, la libertad inmediata de Ignacio.

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