El pasado martes 13 de mayo, a las 15.15 horas, en Soma Coal, una mina privada de lignito situada en Soma, en la provincia egea de Manisa, se produjo uno de los mayores derrumbes mineros de la historia de Turquía. Se teme por la vida de hasta 787 personas.
No es un accidente. Es un asesinato.
Çetin Uygur, ingeniero de minas y ex presidente del Sindicato de Trabajadores de Minas Subterráneas, afiliado a la Confederación de Sindicatos Progresistas (D0SK), declaró pocas horas después del accidente que se trata del mayor asesinato cometido en el lugar de trabajo de la historia de la clase obrera turca. Uygur señaló que 787 mineros habían quedado atrapados y añadió que el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) había enviado a un gran número de soldados y policías a la región con vistas a impedir por la fuerza cualquier reacción masiva.
Mientras cientos de mineros estaban atrapados bajo tierra, el gobierno del AKP trató de minimizar las cifras totales de muertes, declarando durante horas que solo murieron cinco personas a raíz de la explosión. Sin embargo, hacia la medianoche, el amplio bloqueo de la información por parte de los medios de comunicación del sistema saltó por los aires y las palabras de Uygur resultaron ser tristemente ciertas. El ministro de Energía, Taner Yildiz, quien había declarado al principio que «el número de muertos no es importante», se vio obligado a cifrar en 151 los mineros muertos y, después, en 166. Sin embargo se teme en verdad por los 787 mineros ya que hasta ahora no hay ningún rescate y el derrumbe comenzó en la zona de ventilación.
La declaración del ministro Yildiz no fue una coincidencia. Soma Holding, la sociedad matriz de Soma Coal, mantiene estrechos lazos con el gobierno del AKP. Melike Do_ru, la mujer del director general de Soma Holding Mine Enterprises, es asesora del partido gubernamental. Soma Coal también suministró los infames sacos de carbón gratuitos que repartió el AKP con motivo de las anteriores elecciones municipales. La distribución de productos gratuitos es uno de los principales instrumentos políticos del partido del gobierno para conseguir el apoyo electoral de los pobres del país.
Soma Holding se ha beneficiado mucho de sus relaciones con el gobierno del AKP. Una proposición parlamentaria de llevar a cabo una investigación sobre las condiciones de trabajo en la mina de Soma y los accidentes laborales ocurridos en la ciudad, formulada por partidos de la oposición, fue rechazada hace dos semanas, el 29 de abril, con la mayoría de votos de los diputados del AKP. La pregunta que muchos se hacen ahora en voz alta es si Recep Tayyip Erdogan y su Gobierno no están más interesados en privatizar las minas que en controlar las medidas de seguridad que se aplican dentro.
Erdogan mismo propicia esta pregunta con increíbles muestras de cinismo. Sin ningún reparo ni humanidad ha declarado que la muerte es el destino de los mineros. Ante esa declaración el empresario Ishak Alaton, respondió que «morir en una mina turca no estaba prescrito por Alá sino que era el resultado de la insensatez humana".
Según recuerda el diario ‘Hürriyet Daily News’, en septiembre de 2012 el presidente de Soma Holding, Alp Gürkan, se vanaglorió en una entrevista de haber podido reducir los costes en la mina tras haber asumido su control, antes en manos estatales. Los costes de producción por tonelada de carbón bajaron desde los 140 a 24 dólares. Parte de esta reducción de costos es el relajamiento de las normas de seguridad. En este caso el derrumbe se produjo por un transformador averiado. Otra parte es la subcontratación de personal no calificado, al que se le puede pagar menos. El salario medio es de 500 dólares.
Explosión social
En Soma, una ciudad de 100,000 habitantes, relacionada en su mayor parte con la minería, no hay familia que no tenga por lo menos un muerto. No es raro entonces que la protesta contra lo que consideran un asesinato masivo haya sido instantánea. Pero la rabia proletaria ha recorrido rápidamente todo el país. El mismo día en Ankara, Eski_ehir, Çanakkale, Estambul y Antalya, estudiantes universitarios y vecinos han protagonizado marchas y sentadas en diversas plazas. En Ankara, la Policía recurrió a las granadas lacrimógenas y a los cañones de agua para dispersar a cientos de personas concentradas en la céntrica plaza de Kizilay.
Todos los manifestantes están de acuerdo en una cosa: no se trata de un accidente sino de un asesinato. Eso es lo que se lee en los lienzos de las manifestaciones. La sede principal de la empresa, en Estambul, amaneció con rayados que decían "asesinos".
Sin embargo la pelea recién comienza. Cuatro centrales sindicales han llamado a una huelga nacional en protesta por la actitud irresponsable de la empresa y el gobierno y exigiendo la renacionalización inmediata de la minería.
Quienes pensaron que las primaveras árabes habían acabado sin ningún triunfo popular porque personajes como Erdogan fueron los beneficiados con el poder se han equivocado en dos cosas. La primera es que la toma del poder por los trabajadores no es algo que se consigue en la primera movilización. En Rusia la lucha duro por lo menos desde 1905 hasta 1917. La segunda es que el conocer la fuerza de nuestras movilizaciones ya es un triunfo. Los trabajadores turcos lo saben.
En Chile
Las minas no sólo matan en Turquia. Aunque no hemos tenido ninguna tragedia de esas dimensiones en Chile tenemos que recordar el accidente de la mina de Los Castaños el año 1989, donde 21 mineros perdieron la vida. En 1968, un 15 de junio, fueron 14 los muertos en Coronel. A los hermanos Gallegos Hidalgo, les toco fallecer por un escape de gas grisu en un pirquen ubicado en el cerro Bulnes en el camino de va desde Curanilahue al antiguo campamento minero de Plegaria. En Resumen informamos ese día que "por hambre miles de hombres y niños enfrentan la muerte cada día en la zona del carbón" y reclamamos que el Estado se preocupe de crear fuentes de trabajo verdadero. Para confirmar lo que decíamos recordamos que estaba reciente la muerte, en las mismas condiciones, del pirquinero Héctor Gárces. No sería raro que si seguimos sumando alcancemos la cifra turca de 700. Claro, cuando se producen de a pocos la rabia se contiene y no se llega a la explosión social como allá. Aunque quién sabe si en el próximo. No deberíamos soportar ni una sola muerte.
Defender los derechos humanos
Cuando un Estado viola los derechos humanos tiene frente a sí toda una institucionalidad internacional que lo vigila. Puede ser que la vigilancia sea débil, que deje pasar muchas cosas. Pero ya hemos visto como en más de una oportunidad chilenos y mapuches han acudido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en resguardo de sus derechos. Lo terrible es que no tenemos la misma opción cuando es una empresa la que viola los derechos humanos.
Redes y grupos de campaña alrededor del mundo se están uniendo para organizar actividades de incidencia en defensa del desarrollo de normas internacionales vinculantes contra los abusos de derechos humanos a manos de las empresas. En Bangkok, en el Foro de los Pueblos de la Red-DESC sobre Empresas y Derechos Humanos, los participantes formularon una declaración conjunta que fue firmada por más de 140 grupos en menos de un mes. La declaración está recibiendo firmas nuevamente en preparación para la sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU de junio de 2014. La declaración -que tiene ya el apoyo de más de 250 organizaciones y muchas más de carácter individual- pide a los Estados comenzar a dialogar juntos, a través de un grupo de trabajo intergubernamental y abierto, para diseñar un convenio tratado para abordar las violaciones de derechos humanos a manos de las empresas. Desde Resumen invitamos a nuestros lectores a que se adhieran entrando al sitio.
web http://www.treatymovement.com/sign-on.
Foto: Mineros del carbón, Schwager 1971