Una alerta: El “prohibido virar a la derecha” no necesariamente funcionará gratuitamente después

«Los criterios para contratación de proveedores en los distintos ítem de la campaña (franja, papelería, merchandising) fueron varios: que no tuvieran sanciones por infracción en contra de los derechos fundamentales a trabajadores; que se ocuparan materiales y tintas con respeto al medio ambiente (...), que la relación costo calidad y el cumplimiento en plazos estuviesen dentro de lo que necesitábamos, pues una campaña presidencial a nivel nacional necesita enviar material de trabajo, publicitario, etc., a todo Chile, con la debida anticipación. Y que, en lo posible, la empresa fuese un proveedor inscrito en Mercado Público», señaló Daniel Arancibia, administrador de la campaña presidencial de Gabriel Boric, al ser consultado por CIPER respecto a cómo se decidió contratar los servicios de una empresa de Milton Lee, ex militante del Partido Socialista e imputado en el caso SQM luego de facturar a la minera por servicios en el marco de la campaña del exsenador Carlos Ominami (PS).

Aniceto Hevia / resumen.cl

El desembarco de la vieja Concertación en la cobertura de cargos del recién asumido gobierno trae su lastre: su defensa del orden neoliberal bajo el argumento de "la medida de lo posible" que ya evidenció su agotamiento. A menos de diez años de gobierno enfrentó el primer riesgo de ser reemplazada por la coalición derecha con Joaquín Lavín como candidato frente a Ricardo Lagos. "Prohibido virar a la derecha" decía la propaganda que promovía votar por quien cumplió el repertorio de privatizaciones y el establecimiento de acuerdos comerciales que profundizaron la desindustrialización en el país y lo constriñó aún más al rol primario exportador que padece. Tiempo después, luego de esfumarse las expectativas puestas en la primera presidenta, ya fue muy difícil llamar "no virar a la derecha" si la política de la Concertación podía perfectamente identificarse con ella y, en medio del descrédito, su candidato acusaba que una supuesta ineficacia enquistada en la institucionalidad pública podía ser resuelta bajo la lógica gerencial, implementada por un gerente. Finalmente, así Sebastían Piñera se hizo de la presidencia en diciembre de 2009, al tiempo que la participación electoral descendía elección tras elección. Desde ahí en adelante, los sucesos ya están más frescos.

La derecha asediará al gobierno de Boric, no necesariamente porque sus políticas sean contrarias a sus intereses, sino porque no son quienes gobiernan. El mismo día de ayer, algunos de sus diputados y senadores ya han divulgado el inicio de gestiones para interpelar a la ministra del Interior, Izkia Siches, por anunciar el retiro de 139 querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado contra manifestantes del Estallido Social y la reparación a pymes afectadas en contextos de protesta.

Así las cosas, el Gobierno está en la disyuntiva de dejarse guiar por la idiosincrasia incólume de la Concertación o emprender una política transformadora que busque desde ya operacionalizar las garantías propias de la futura Constitución. Sería prudente que tuviera en consideración que la presidencia no se obtuvo por la sumatoria de votantes de primera vuelta aparentemente proclives, sino que por un amplio abanico que en realidad salió a votar contra Kast y los seres esperpénticos venidos con él. No obstante, si la política del gobierno frenteamplista no se diferencia ostensiblemente de lo que podría hacer cualquier otra coalición neoliberal, es muy probable que en las próximas elecciones no habrá la misma receptividad para el "prohibido virar a la derecha" que orientó a un segmento considerable de votantes.

Imagen principal extraída de twitter.com

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