UP 50| Los procesos políticos latinoamericanos y la construcción programática de la vía chilena al socialismo

[resumen.cl] En 1970 se produjo el triunfo electoral de la Unidad Popular con Salvador Allende a la cabeza, con ello la izquierda chilena se hacía gobierno y daba cuerpo a un proyecto que marcó el devenir político del país. Para reflexionar sobre este importante proceso iniciamos un ciclo de columnas de los compañeros y compañeras de CLASE, con ideas y apuntes que buscan comprender la historia reciente chilena, fundamental para interrogar el presente.

Conversatorio

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Claudio Pérez Silva, Historiador

¿Es la "vía chilena al socialismo" resultado particular de las dinámicas y características estructurales de la sociedad chilena y, por tanto, construcción política programática exclusiva de la izquierda de este país? Si consideramos algunos de los planteamientos de Salvador Allende, propulsor y pilar fundamental de esta propuesta, diríamos que sí. Por ejemplo, cuando señala que, sin vanidad alguna, era posible establecer que Chile era "uno de los países de este continente que ha alcanzado un mayor desarrollo en la evolución democrático-burguesa" y que "se ha caracterizado por tener una estructura institucional que ha perdurado, con muy leves interrupciones, durante largos años". Como vemos, para Allende, la estabilidad política e institucional son elementos estructurales de la sociedad chilena. Para ejemplificar, señala: "el Congreso de Chile (del cual formé parte durante veintisiete años, y donde ocupé el cargo de presidente del Senado) tiene ciento sesenta años de vida ininterrumpida". Tomando en consideración esta realidad, sentencia Allende, era posible destacar a nuestro país como "uno de los tres países del mundo que tienen Parlamentos que sobrepasan los 150 años". Lo que demostraría, "cierta estabilidad en el desarrollo de nuestras instituciones...", alcanzando con ello, "más que otros países, la posibilidad de una convivencia política amplia". En base a lo anterior, concluye, "queremos, dentro de nuestro modelo político, a partir del pluralismo, la democracia y la libertad, utilizar la institucionalidad burguesa, para hacer posible los cambios que este país reclama y necesita, en el campo político, en el campo económico y en el campo social, para llegar al socialismo. En el caso de Chile, es posible el uso de la institucionalidad, porque es amplia y abierta para estos cambios"1.

En la misma línea argumentativa podemos ubicar la concepción de Allende sobre las particularidades de las Fuerzas Armadas chilenas. Según el relato del líder socialista, mientras realizaba una conferencia de prensa en la Habana, en el marco de su primer viaje a Cuba y a pocos días del triunfo de la revolución, fue "preguntado acerca de si respecto de Chile tendría que seguirse el mismo camino de la insurrección, como sucedió en Cuba, dije que no. Interrogado respecto del Ejército de mi patria, dije con satisfacción que era profesional, que respetaba la expresión de la voluntad ciudadana, que había reconocido al señor Alessandri porque había triunfado en los comicios electorales y que actitud semejante habría adoptado si yo hubiese triunfado (Diario del Senado, 1959: 56). Como vemos, el constitucionalismo y profesionalización de las FFAA es otro aspecto relevado por Allende en función de establecer la viabilidad del proyecto socialista en Chile a partir del camino institucional.

Por otro lado, si consideramos las concepciones, diagnósticos y apuestas de una parte significativa de partidos que se articularon en torno al largo camino de la vía chilena al socialismo, así como una gama diversa de investigaciones sobre la trayectoria de la izquierda chilena desde la década de los cincuenta hasta el golpe de estado de 1973, respecto al carácter del régimen político y de las condiciones nacionales para la viabilidad de este proyecto, también sería posible sostener que la formulación y despliegue de la vía chilena al socialismo es resultado de la propia experiencia y reflexión nacional de los partidos en base a las características de nuestra sociedad.

No obstante, si nos preguntamos respecto a la posibilidad de explicar el proceso de construcción de un programa político y proyecto estratégico por parte de socialistas y comunistas, solamente a partir de las condiciones y cualidades de los diversos actores e instituciones políticas nacionales, dejando de lado las concepciones latinoamericanistas e internacionalistas de dichos partidos, la respuesta habría que matizarla. La diferencia anterior es fundamental, ya que se asimila y limita la "vía chilena al socialismo" al problema de las formas y las vías de la revolución o la conquista del socialismo. Es decir, se resalta el marco legal e institucional de su apuesta como el elemento particular y propio de la izquierda chilena a nivel global.

Teniendo en cuenta las concepciones internacionalistas y latinoamericanistas que definen a comunistas y socialistas respectivamente, creemos necesario incluir en el estudio de la construcción del proyecto político de la izquierda chilena, un enfoque transnacional de lo político, que permita identificar y calibrar los vínculos y los influjos latinoamericanos en el recorrido político de la construcción de la vía chilena.

En definitiva, dar cuenta de los debates y problemas comunes que cruzaron a toda la izquierda latinoamericana. Que incluya vinculación, redes, recepción, balances, apropiación y resignificación realizada por la izquierda chilena respecto de dinámicas y procesos políticos de nuestro continente, que contuvieron al menos, elementos de análisis y diagnósticos similares respecto a la realidad política económica nacional, así como propuestas relativas a la democratización de la sociedad, el termino del latifundio y los monopolios.

Existe numerosa y significativa evidencia respecto de la potente imbricación de la izquierda chilena con los procesos políticos latinoamericanos en el marco de su formulación estratégica. Las relaciones oficiales y las vinculaciones militantes, la prensa, la documentación partidaria (revistas teóricas-documentos de plenos y congresos), así como los discursos parlamentarios, grafican la recepción y los significados políticos que tuvieron las reformas económicas, políticas y sociales implementadas en otras latitudes entre la militancia comunista y socialista, generando en más de algún caso, importantes apropiaciones, debates teóricos-políticos y tensionamientos en la izquierda de nuestro país.

En la misma línea, las memorias militantes escritas por altos dirigentes de la izquierda chilena, nos muestran como los procesos políticos más significativos experimentados en nuestro continente desde mediados del siglo XX, tienen una gran caja de resonancia y recepción por parte estas colectividades y entre su militancia.

No obstante lo anterior, la gran mayoría de las investigaciones sobre la izquierda chilena, por los enfoques, experiencias y espacios de intervención estudiados, actores indagados, así como por las preguntas y conclusiones que emanan de ellas, tienden a reforzar "el particularismo chileno" tan ampliamente desarrollado a nivel macro por la historiografía tradicional, la cual establece un inusual camino propio de la dinámica nacional respecto de la realidad latinoamericana en general, estableciendo con ello una serie de mitos relativos a la temprana creación del Estado-Nación chilena, la larga estabilidad política institucional, ajena a los hechos o ciclos de violencia política, característicos y endémicos en países de la región; la ausencia de populismo; el constitucionalismo de las fuerzas armadas chilenas, la práctica y tradición democrática de las clases dominantes y la derecha chilena, la inexistencia de la corrupción, entre otros aspectos de la vida nacional.

Bajo este marco, esta tendencia explicativa presenta la formulación y desarrollo de "la vía chilena al socialismo", como una posibilidad y una muestra más de ese particularismo. Como una experiencia y proceso político de construcción eminentemente nacional, con un gran protagonismo de actores y estructuras nacionales (jurídica-política), posible de realizar y proyectarse gracias a las tradiciones y dinámicas políticas estrictamente locales, las cuales habrían permitido la formulación y despliegue de este proyecto único en el mundo por parte de la izquierda.

Al respecto, es posible observar también, que una parte significativa de lecturas y apuestas investigativas sobre la izquierda chilena, no contemplan en sus estudios, elementos centrales de la propia configuración política e ideológica de comunistas y socialistas, como son las dimensiones internacionalistas y latinoamericanistas respectivamente. Así, un partido, como el comunista, de carácter internacionalista, el cual analiza, se sitúa e interviene en la realidad local bajo una concepción internacional del conflicto de clases, contiene en su despliegue político, táctico y estratégico, análisis y diagnósticos levantados por otras agrupaciones de izquierda respecto de problemáticas económicas-sociales o procesos políticos comunes de nuestro continente. Procesos en los cuales, por cierto, la clase obrera y los propios partidos comunistas de la región se veían involucrados o tenían un gran protagonismo. Misma situación podemos observar en el caso del socialismo chileno, donde a partir de sus propias definiciones políticas, su simbología, construcción identitaria y redes políticas principales, es posible identificar y destacar el carácter latinoamericanista de su concepción política y la traducción de ésta en el despliegue de su política a nivel nacional y global.

Sostenemos al respecto, que la configuración de una militancia o identidad de izquierda en Chile, al verse permeada por las dinámicas y apuestas políticas de la izquierda latinoamericana, en algunos aspectos bajo problemas y experiencias comunes, también se construyó o se formó desde una dimensión latinoamericana e internacional. Una muestra y aspecto clave de ello, es el carácter antimperialista y anti oligárquico de sus concepciones y apuestas políticas comunes. De igual forma, la defensa de la soberanía nacional, la autonomía de los pueblos, la reforma agraria y la nacionalización de los recursos naturales se convirtieron en reivindicaciones nacionales y demandas latinoamericanas del conjunto de la izquierda a la vez. Por tanto, la identidad de la izquierda chilena se alimentó y desarrolló de forma paralela tanto en Chile como en el espacio latinoamericano.

El dominio de las historias nacionales concentradas en el resalte del proceso de construcción de Estado nación y la subsecuente obsesión por explicar e inscribir históricamente la trayectoria de la izquierda chilena en las dinámicas nacionales ha tendido a considerar inexistente este aspecto formativo. De ahí que consideremos necesario superar esta limitación e incluir y develar los diagnósticos, debates y alternativas comunes respecto a las problemáticas regionales. Estas dinámicas, acompañadas por contactos individuales, informales y oficiales entre partidos, desplegadas con solidaridades e internacionalismo, favorecen la idea de una construcción común de la izquierda en el continente, más allá de la frontera nacional, sin negar, por cierto, las particularidades, los escenarios, actores y las experiencias nacionales en su proceso de configuración.

En definitiva, proponemos inscribir el proceso de construcción de fuerzas políticas-sociales y de formulación del proyecto programático y estratégico de la izquierda chilena en un marco interpretativo de relaciones causales más amplio, en una dimensión global, bajo un análisis que implica vinculación, recepción y reconfiguración de sus postulados y apuestas a partir de la incidencia-apropiación de procesos políticos que se desarrollaban en paralelo en la región.

Como sabemos, socialistas y comunistas abogaron por la universalidad de sus apuestas, al mismo tiempo levantaron y fortalecieron identidades y apuestas nacionales. Lo anterior no es contradictorio si entendemos el nacionalismo y el antiimperialismo, así como el latinoamericanismo e internacionalismo como expresión política de una realidad común. En este sentido, la solidaridad dentro de la izquierda latinoamericana, entendida ampliamente como solidaridad entre pueblos oprimidos, ayudó a fortalecer los proyectos políticos globales o universales, como el socialismo, transformándose esta práctica y concepción en uno de los aspectos más visibles que cruza y subvierte las fronteras nacionales e ideológicas del estado nación y las historias nacionales.

La inscripción internacional de socialistas y comunistas chilenos a una cultura política global es significativamente importante para incluirla como una aportación más en la explicación de sus trayectorias nacionales. Bajo este marco, la izquierda chilena, al estar sometida a relaciones y reciprocidades, observa y recepciona discursos, diagnósticos, análisis, manifiestos, apuestas y proyectos políticos desplegados por otros militantes de izquierda en la región, los cuales impactan e influyen en diversos lugares y actores, operando sobre las concepciones políticas, las identidades colectivas militantes, en las formas de lucha y organización, así como en el proceso de elaboración programática y estratégica.

Sin desconocer los significativos aportes de estas miradas al recorrido de la izquierda chilena, creemos posible complementar dichas interpretaciones a partir de la identificación de ciertos influjos y tensionamientos latinoamericanos. Al respecto, podemos mencionar algunos procesos políticos que fueron seguidos intensamente por parte de la izquierda chilena. Por ejemplo, la Revolución Boliviana (1952), el proceso de democratización guatemalteco y el derrocamiento de Jacobo Árbenz en 1954; el triunfo y trayectoria de la Revolución Cubana durante los años sesenta; el gobierno de Juan Bosh y el Golpe de Estado en República Dominicana en 1963; el Gobierno y proceso de democratización de Rómulo Betancourt en Venezuela y la experiencia del reformismo militar con Juan Velasco Alvarado en Perú; así como las discusiones y balances emanados entre socialistas y comunistas respecto al gobierno y derrocamiento de Joao Goulart en Brasil (1964) y sus proyecciones en el FRAP en cuanto a formas de lucha, caracterización del Estado y de las burguesías nacionales y latinoamericanas.

Teniendo en consideración lo señalado anteriormente respecto de las concepciones políticas de socialistas y comunistas (latinoamericanistas e internacionalistas respectivamente), más la amplitud de redes desarrolladas por el PSCH a propósito de sus múltiples tendencias y liderazgos; las relaciones formales construidas por el comunismo chileno con sus pares latinoamericanos, así como la gran incidencia que tenían ambos partidos en el movimiento obrero, la intelectualidad y el espectro artístico cultural, expresiones todas con importantes vínculos, sensibilidades y relaciones a nivel latinoamericano, sostenemos que la construcción del proyecto político estratégico desarrollado por socialistas y comunistas durante la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, contiene en su trayectoria y configuración, importantes tensionamientos, significaciones y afluentes provenientes de conflictos y procesos políticos que se desencadenaban simultáneamente en nuestro continente, sobre todo, de aquellos en los cuales se compartían diagnósticos y apuestas políticas genéricas.

Bajo este marco, el particularismo chileno o lo inédito de la vía chilena al socialismo no operó en los aspectos programáticos y de proyecto histórico, ya que experiencias simultáneas a la izquierda chilena en relación a procesos de modernización, democratización, luchas antilatifundistas, antioligarquicas y antiimperialistas se presentaban en el continente, generando entre otras cosas, importantes debates en la izquierda latinoamericana, al cual por concepciones políticas y vínculos internacionales, socialistas y comunistas no estaban aislados.

En este sentido, los debates nacientes de las experiencias y dinámicas políticas latinoamericanas, de los aciertos y derrotas de las izquierdas, así como los nuevos planteamientos teóricos, programáticos y tácticos surgidos de dichas discusiones y balances, de las articulaciones políticas y sociales regionales que se desarrollan a lo largo del continente y la recepción y significación de estos procesos por parte de la izquierda chilena, se transformaron en importantes insumos políticos coyunturales (tácticos) y alimentaron y tensionaron la discusión de largo alcance en torno al carácter de las alianzas políticas y de clases, así como de los aspectos programáticos y estratégicos del proyecto.

Por último, el vasto y a veces contradictorio abanico de relaciones políticas, sociales, diplomáticas, culturales e intelectuales llevadas delante de manera oficial por los partidos chilenos o de manera informal por sus militantes, con otras expresiones políticas y sociales de la izquierda latinoamericana, condicionaron la recepción inicial y la significación de los procesos políticos latinoamericanos. De esta manera, los procesos impactaron de manera desigual en la izquierda chilena, generando una resignificación heterogénea de ellos, lo cual operó como un punto permanente de fricción entre comunistas y socialistas, sobre todo, respecto de discusiones y acuerdos en torno al carácter de la revolución y las vías para lograrla.

1 La vía chilena al socialismo. Exposición inaugural del presidente de la República de Chile, Dr. Salvador Allende. Seminario realizado en 1972. Siglo XXI Editores, Santiago 1973, p. 5.

Fotografía: Nave Sierra Maestra en Talcahuano : [Allende junto a su comitiva saluda al público que lo ovaciona] [fotografía] / Armindo Cardoso. Talcahuano, Chile : Armindo Cardoso, 1973. Negativos : monocromo, gelatina sobre acetato de celulosa ; 35 mm. Extraída de http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl

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