En 1971, en un acto de culminación de una corriente unitaria única en el continente, surgió con un empuje incontenible una nueva fuerza política, que competiría con los llamados «partidos tradicionales»: el Frente Amplio. Esa fuerza participaría por primera vez en la contienda electoral ese mismo año.
Hace 40 años había un algo indescriptible en el aire montevideano. Por primera vez en la historia del país la gente se animaba a revelar sus simpatías políticas de izquierda y se comenzaban a usar unas «escarapelas», pequeñas insignias hechas de tela con los colores del Frente Amplio. La gente desconocida se identificaba con ello y se sonreía.
Era lo más parecido a una primavera, una extraña y renovada primavera que nos llenaba los corazones de alegría de vivir.
En 1973, cuando todos los líderes y gran parte de la militancia del MLN-T estaban presos y la organización desarmada y dispersa, el proyecto popular es ahogado en sangre por el golpe de Estado encabezado por Juan María Bordaberry, quien sería desplazado luego a su vez, directamente por los genelares de las autodenominadas «Fuerzas conjuntas». Sobrevino el terror, los allanamientos en mitad de la noche, los muertos en la tortura, las desapariciones.
Los generales hablaron (y siguen hablando) de una guerra. En Uruguay no hubo ninguna guerra entonces. Hubo sí un avasallamiento brutal del pueblo y sus instituciones democráticas, con el fin de salvar primero y profundizar luego, un proyecto de administración económica por medio del cual se aumentaría la explotación de la clase trabajadora. Lo demás es cuento.
Tras doce años de feroz dictadura, se produce «el retorno a la democracia». Un retorno supervisado y controlado por el partido colorado, partido que había propiciado el golpe de Estado. Con el líder del Frente amplio, el Gral. Líber Seregni y el líder del partido blanco Wilson Ferreira Aldunate presos, se celebran las «primeras elecciones», de las cuales sale «victorioso», quien fuera Ministro de cultura del dictador Bordaberry: Julio María Sanguinetti.
A pesar de las heridas y los golpes, con los enormes huecos que dejaron los militantes caídos (asesinados, dispersos en el exilio, desaparecidos), el FA retoma el andar y comienza el camino ascendente que lo llevará a la victoria en las elecciones del 2004.
El Dr. Tabaré Vázquez, (empresario médico oncólogo), que ya había ganado con el FA el gobierno de la capital en las elecciones anteriores, se erige como presidente de la República.
Ya para entonces se notaba que muchas de las viejas aspiraciones de la izquierda y postulados del FA de 1971 (la reforma agraria, la nacionalización de la banca entre otros), habían quedado «relegados». Muy pronto los partidarios del FA se vieron sorprendidos por dos fuertes «cambios» (y no los prometidos), respecto a históricas posiciones del FA: la posición relativa a las Fuerzas Armadas y la posición respecto a las relaciones con los Estados Unidos de Norteamérica.
Evidentemente aquello de «ni olvido ni perdón» a los militares que violaron los derechos humanos durante el régimen de facto, tenía ahora «sus matices». El 14 de abril del 2005, día en que las Fuerzas Armadas y la Policía recuerdan «a los caídos en defensa de las instituciones» (en alusión a los caídos frente a las organizaciones armadas revolucionarias), los militares «desoyen» la orden del superior gobierno que había anunciado que el acto no se celebraría y realizan el acto dentro de los cuarteles. El gobierno de Tabaré Vázquez calla.
Ese fue ese el primero de una larga serie de actos de insubordinación por parte de los militares. Desde otro punto de vista podría decirse que al llegar al gobierno, el FA simplemente no asumió la jefatura de las fuerzas Armadas.
Hay otro «detalle» aún más desmoralizante para los partidarios del FA: el Dr. Tabaré Vázquez se opuso a la anulación de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, más conocida como Ley de Impunidad. La oprobiosa ley, tras la cual se ocultan la mayoría de los criminales de la dictadura, se plebiscitó por segunda vez (antes en 1989), en forma simultánea con las elecciones municipales de mayo del 2010.
José Mujica había sorprendido pocos días antes a tirios y troyanos al proponer una reducción de penas a los militares que cumplen condena por crímenes de Lesa Humanidad cometidos en la dictadura (se había llegado incluso a redactar un proyecto de ley). Eso despertó tal ola de protestas, que Mujica tuvo que retractarse. No obstante insistió con la idea, manifestando que si bien no se podía pedir a l pueblo que olvidara, sí se le podía pedir que mejorara en la convivencia con las Fuerzas Armadas, por que -según él-, son «la garantía de la institucionalidad democrática».
En el plebiscito ocurrió lo impensable: buena parte de los frenteamplistas no apoyaron, -siguiendo los lineamientos de Vázquez y no menos de otro notorio opositor a la anulación de la ley, como fue Eleuterio Fernández Huidobro, uno de los dirigentes históricos del MLN-T-, la anulación de la ley. El plebiscito se perdió y uno de los principales promotores (sino el creador) de dicha ley como es Julio María Sanguinetti, salió a manifestar -obviamente- que «el pueblo uruguayo había ratificado la ley por segunda vez».
Recién al llegar al segundo período, el equipo de gobierno del FA introduce algunas modificaciones respecto a las FFAA y realiza ciertos controles. Por ejemplo se investiga el monto y la utilización de los pagos de las Naciones Unidas por concepto de participación en las llamadas «Misiones de paz», sobre lo cual los gobiernos anteriores no tenían ningún control. Es entonces que se descubre una red de estafadores dentro de la marina, quienes se apropian de cientos de miles de dólares de la ONU, y algunos altos oficiales terminan presos.
Por otra parte, aunque muy lejos de lo manifiesto por el más amplio espectro de la izquierda uruguaya y las más diversas organizaciones sociales a nivel nacional en el II Congreso del Pueblo (septiembre del 2007), exigiendo el total replanteamiento de las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa del gobierno de José Mujica, Luis Rosadilla, ex integrante del MLN-T y segundo integrante en importancia de la llamada Corriente de Acción y Pensamiento Libertad (CAP-L), que dirige el ex tupamaro Fernández Huidobro, anuncia el estudio de una racionalización de las fuerzas y la posible disminución de los efectivos.
Respecto a las relaciones con los EUA, el FA, a espaldas de la inmensa mayoría de sus votantes, se coloca en la posición contraria a la mantenida históricamente, no solo por el FA, sino antes, por las organizaciones que lo conforman. La ministra de Defensa Azucena Berruti anuncia un día (23/9/2005) que Uruguay, «cumpliendo con los compromisos», participará de las operaciones militares navales organizadas por el imperio en el Atántico Sur: las famosas UNITAS.
Algunos legisladores frentistas protestan pero no son escuchados. Luego el gobierno encabezado por Tabaré Vázquez decide colaborar con los EUA en la ocupación de Haití. Eso provoca una gran indignación entre los partidarios del FA. Se produce un duro debate en el parlamento. El 2 de diciembre del 2005, uno de los más queridos y respetados diputados frentistas, Guillermo Chifflet cuestiona duramente en el Parlamento la posición adoptada por el gobierno:
«Sra. Presidenta no es la primera vez que analizamos la tragedia de Haití (…) A mi modo de verlo, un pequeño país ha sido sometido a una intervención externa, absolutamente ajena a las normas del derecho internacional, que luego la potencia interviniente ha intentado legitimar con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.»
Tras su infructuosa intervención, Chifflet renunció a su cargo (el único) y se retiró visiblemente indignado del Parlamento.
Uno de los principales defensores de la intervención de tropas uruguayas en Haití en apoyo a los EUA, aunque argumentando lo contrario fue y es, el hoy senador Eleuterio Fernández Huidobro.
En una entrevista que el periódico La Diaria le hiciera al General (R) Víctor Licandro (opositor a la dictadura y uno de los principales fundadores del Frente Amplio), el miércoles 23 de enero de 2008 (durante el gobierno de Tabaré Vázquez), surgen datos reveladores.
L.D. -Usted ha dicho que algunos puntos de la política de defensa de este gobierno no cumplen con lo que ha resuelto al respecto el Frente Amplio. ¿Podría explicitar cuáles?
V.L. -EI FA tiene desde hace mucho tiempo documentos muy detallados sobre política de defensa nacional y empleo de las Fuerzas Armadas. Tiene lineamientos de tipo programático que hacen a la política internacional, y uno de ellos es su impulso antiimperialista, hacia la unidad latinoamericana, y su rechazo a la aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Actualmente, no hay elementos de juicio como para cambiar la posición que el FA tenía. Es decir que los cambios que se han realizado van a contrapelo del pensamiento frenteamplista.
L.D. -¿Cuáles son esos cambios?
V.L. -Un acercamiento con Estados Unidos desde todo punto de vista, que choca con el concepto antiimperialista, porque ha traído aparejado el impulso de una política de libre comercio que rechazaba el FA y un relacionamiento mayor con el Comando Sur estadounidense, que es un representante del Pentágono (Ministerio de Defensa) y del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores).
El Comando Sur tiene una presencia cada vez mayor en nuestro territorio. El FA se ha adherido a realizar ejercicios militares con Estados Unidos, en particular en las maniobras Unitas, que el FA siempre rechazó.
Tabaré Vázquez Invitó al Uruguay al presidente norteamericano George W. Bush (marzo de 2007).
A pesar de las protestas presentadas por diversas organizaciones de solidaridad con Haití, reunidas en la Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití, organización donde participa la misma central obrera PIT-CNT, el gobierno de José Mujica, aprobó en diciembre de 2010 (entre gallos y medianoche), la permanencia por un año más de las tropas uruguayas (1200 hombres) en Haití.
El 3 de febrero del presente año y dos días antes de celebrarse el 40 aniversario del FA, el diario La República publicaba: «Maniobras combinadas con rescatistas de EEUU. Entrenamiento. Búsqueda y rescate en tiempo de paz y combate. La Fuerza Aérea Uruguaya y el Escuadrón 920 de Rescate de la Fuerza Aérea Americana realizaron un ejercicio de búsqueda y rescate en tiempo de paz y combate, en el polígono de tiro aéreo de «La Carolina» a orillas del río Negro en las costas del Departamento de Durazno (en el centro del país).»
Fuente: ARGENPRESS.info