Fueron 42 días los que estuvo en huelga de hambre. Un tiempo complejo, no exento de dificultades y amenazas, pero que la profesora coronelina, Elisa Landero supo enfrentar con coraje, gracias a su profunda fe que la hizo no desmayar incluso cuando ya su salud presentaba un alto deterioro.
Fue el 17 de octubre pasado, cuando Elisa, damnifica de la Aldea N° 1 de Coronel, decidió iniciar una huelga de hambre en demanda de viviendas digas y adecuadas para los adultos mayores de su sector, Camilo Olavarría.
Con bastante dificultad al comienzo, pues su gesto poco se conocía exteriormente, Elisa siguió adelante por considerar que su lucha era justa. Lo hacía en representación de tres mujeres mayores -una de ellas su propia madre-que habían perdido sus departamentos que fueron demolidos tras el terremoto, sin que se les otorgara una justa indemnización por esa expropiación.
Algunos vecinos, representantes de organizaciones, integrantes de su iglesia, se acercaron a expresarle su apoyo. Pero de las autoridades de gobierno, nada se sabía.
Sin embargo, Elisa no decayó. El 30 de octubre y en vista que su acción de protesta apenas era visibilizada en la prensa local, Elisa viajó a Concepción junto a un grupo de apoyo. En las afueras de la Seremi de Vivienda, en pleno centro de la ciudad, sentada en una silla de ruedas y con una mascarilla en la boca, Elisa buscaba sensibilizar a los transeúntes y lograr una reacción de parte de las autoridades del Serviu. Consiguió una reunión para el 12 de noviembre, pero antes se le pedía que depusiera su huelga de hambre. Pero ella no aceptó.
"Represento a tres adultas mayores, vecinas de mi niñez, jugamos con sus hijas hay un valor emocional muy grande en esta denuncia, son hermanas de iglesia también. Creemos que vale la pena, estoy segura que esto es válido. Mi madre también está en medio de esto, fue cuando me fui enterando de detalles , de lo que estaban haciendo con ellos... Es una maldad haber tomado lo de los pobres para edificar y después regalarlo a otros porque es lo que están haciendo, la cantidad de habitantes que van a disfrutar los recursos estatales son 2,4 por departamento y más de 20 departamento que van a ser usados por una sola persona, en circunstancias que tenemos 8 mil terremoteados en Coronel...", explicaba entonces.
El tiempo pasó, la reunión se concretó, aunque Elisa no participó. Sin embargo, no hubo nada concreto. La versión oficial siempre fue que la solución habitacional estaba, por tanto su huelga no tenía sentido. Pero Elisa siempre reconoció que los departamentos se estaban construyendo, su demanda era por la calidad de estos inmuebles.
Pasaron los días y como no surgía nada nuevo, Elisa y su grupo de apoyo retornaron a Concepción el 21 de noviembre. Esta vez se hizo una funa en las puertas de la Oficina Ejecutiva de Aldeas y Campamentos y después concurrieron hasta la Intendencia Regional donde entregaron una carta luego de un mitin realizado en el frontis.
Todo hasta que el 27 de noviembre, se abrió una posibilidad de diálogo, que era lo que buscaba Elisa. Ante eso, ella decidió tener un gesto y depuso su huelga de hambre. Eso sí, está dispuesta a retomarla si no se llega a nada. Por el momento, explica Elisa, está en una fase de transición, expectante a lo que pueda ocurrir. La esperanza y la fe se mantienen, hace ver ella.
En tanto la organización Pobladores Organizados del Bío Bío expresó su apoyo y compromiso a la causa impulsada por esta profesora coronelina.
"Extendemos nuestros infinitos abrazos a los cientos y cientos de vecinos y vecinas que visitaron a la vecina Elisa Landero, a los llamados telefónicos de diferentes regiones, a los hermanos y hermanas, a los estudiantes movilizados, en general a todos los hombres y mujeres justos de nuestra región", precisaron en un comunicado.
La huelga de hambre significó un gran desgaste físico y también emocional para Elisa, pero al menos se logró que se les escuchara.
"No queremos que ningún otro vecino o vecina pase por esta situación de hambre,- dicen Pobladores Organizados del Bío Bío-que ponga en peligro su vida, pues los daños a la salud de la vecina Elisa Landero son irreparables. El Serviu se demoró en entender nuestras demandas, se demoró en solucionar lo que en justicia corresponde, ha sido largo y extenso el camino de dolor y sufrimiento de las adultas mayores en Camilo Olavarría, comuna de Coronel", sostienen.
Por ello, recalcaron que "no queremos que en Chile ningún vecino, damnificado, trabajador, estudiante, poblador tenga que impulsar su lucha por la vivienda digna poniendo en riesgo su integridad física ni emocional, pero muy bien sabemos que la unidad de los sectores en lucha logrará conquistar nuestros mejores sueños y anhelos".
Por MEV