Señor director.
En los últimos tres meses, al menos tres accidentes fatales de microbuses han ocurrido en la Región del Biobío, siendo el más reciente el volcamiento de una máquina Las Galaxias en Chiguayante. Estos hechos, lamentablemente, no son una novedad para la ciudadanía; son parte de un patrón de irresponsabilidad que varios usuarios del transporte público ven – y sufren – a diario.
Creo que muchos hemos sido testigos de las conocidas "carreras de buses", donde los choferes conducen a evidente exceso de velocidad y realizan maniobras bruscas solo para ganarle al conductor de al lado. Esta imprudencia al volante no solo pone en riesgo a quienes van dentro de la micro, sino también a peatones, ciclistas y otros vehículos.
Lo que agrava aún más esta situación son los múltiples reportes de choferes que manejan bajo los efectos de drogas, lo que nos obliga a cuestionar: ¿Quién está realmente fiscalizando a estos conductores?, ¿se aplican controles efectivos?, ¿Cuántos incidentes más serán necesarios para que las autoridades actúen con la urgencia que esto demanda?
Viajar en micro no debería ser una experiencia cargada de miedo, incomodidad o tensión. Urge una fiscalización más rigurosa y permanente, además de una política clara que garantice que quienes conducen estos vehículos estén en buenas condiciones físicas, mentales y profesionales para hacerlo.
El transporte público no puede seguir funcionando a costa de la seguridad y la dignidad de sus usuarios. Escribo esta carta como ciudadana penquista, con la esperanza de que las autoridades de una vez tomen medidas concretas, antes de que tengamos que lamentar una nueva tragedia.
Atentamente,
Constanza Sanhueza Vásquez
Habitante de Concepción
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Fotografía principal: Página 7