La Feria libre de Lota, se emplaza en el centro de esta ciudad de manera estable. No se sabe la fecha exacta de su inicio pero se estima que fue a principio del 1900, en donde el trueque era la principal forma de intercambio que existía.
Permanece abierta los 365 días del año, siendo la única feria en Chile que posee esta característica. A nivel Latinoamericano son dos las ferias que se encuentran abiertas durante todo el año, la otra se ubica en Uruguay. Lo anterior, ha generado gran curiosidad ya que gente de distintos países la visita, potenciando de esta manera el turismo en la zona.
Por otro lado, sus 430 locales de diferentes rubros, permiten entregar trabajo a 2.500 personas, transformándose así en el pulmón y motor de esta ex ciudad carbonífera; que luego del cierre de las minas y el nefasto plan de reconversión ha liderado cifras de cesantía y pobreza a nivel nacional.
Actualmente, se encuentran atravesando una problemática que atenta directamente contra las costumbres y organización que esta posee, ya que el nuevo «proyecto módulos», impulsado por la autoridad local, no representa el sentir de feriantes. Los feriantes exigen pavimentación y alcantarillado; no los módulos que pretende entregar la municipalidad, que a través de un proyecto fueron obtenidos.
De esta forma, el nuevo proyecto pretende uniformar los puestos de la feria, disminuyendo el espacio de los locales, lo que afectaría no solo a los locatarios, sino también a la identidad y cultura local.
La feria como nuestro patrimonio cultural intangible de la comuna, no puede estar siendo intervenido por autoridades, quiénes no viven la vida cotidiana que allí se gesta, con los miles de feriantes que practican este oficio.