[resumen.cl] El proyecto de Parque Científico y Tecnológico del Biobío (PACyT) comenzó a desarrollar sus obras durante este 2019 con un loteo y urbanización de 255 hectáreas del Cerro Alto Caracol sin siquiera contar con un Estudio de Impacto Ambiental. Vecinos/as de Concepción, pobladores/as de la Agüita de la Perdiz y ambientalistas han criticado las consecuencias negativas de este proyecto. A continuación reproducimos un mensaje de Guillermina Miranda, presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Concepción, la cual principalmente critica al PACyT por la ausencia de un Estudio de Impacto Ambiental y la nula participación de la comunidad en su planificación y ejecución.
La presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Concepción explica que con la llegada del nuevo rector Carlos Saavedra a la U. de Concepción, el cual prometió mayor apertura de la institución a la comunidad, ellos pensaban que iban a tener un mayor diálogo con la casa de estudios, sin embargo esto no ha ocurrido.
A la vez la dirigente explica que ellos como organización no se oponen al proyecto de Parque Científico y Tecnológico del Biobío (PACyT), sino que están exigiendo mayor transparencia y participación de la ciudadanía en la planificación del Parque Científico. Hay que considerar además que en la zona de intervención se encuentran especies con alto endemismo, es decir que se encuentran en esta zona y en ninguna otra parte del mundo de forma natural, como el Cangrejo Tigre (Aegla concepcionensis) en peligro de extinción o el árbol Huillipatagua (Citronella mucronata) en categoría vulnerable.
Debe recalcarse que el Proyecto PACyT está en el área de influencia ecológica directa de la Reserva Nacional Nonguén (RNN) y el Parque Metropolitano Cerro Caracol. Dos lugares altamente apreciados por la comunidad del Gran Concepción por los servicios ecosistémicos, educativos y de recreación que brindan a la población de la conurbación. En el proyecto hay 163,7 hectáreas de urbanización de las cuales nadie conoce su futuro, las que podrían ser destinadas al negocio inmobiliario, por ejemplo a barrios de alto valor económico, como una especie de Andalué 2.0. En definitiva, intervenir zonas con alto valor simbólico para la comunidad penquista en beneficio de los sectores más acomodados de la ciudad. Algo similar a cómo recientemente el Estado ha entregado sin problemas la privatización y urbanización del Santuario de la Naturaleza de la Península de Hualpén, a empresarios como Felipe Yaconi y los Navarrete Rolando.
Estudiantes, profesionales egresados de la casa de estudios, pobladores/as y organizaciones ambientalistas han denunciado las irregularidades de este proyecto, así como su marcada vocación empresarial en beneficio de las empresas extractivistas que han sido las grandes responsables de la reducción de la biodiversidad de nuestra región.
No deja de ser paradójico que una institución dedicada a la producción de conocimiento y la investigación como la Universidad de Concepción ni siquiera haya realizado un Estudio de Impacto Ambiental para esta mega obra urbanística que pretende impactar uno de los sitios más delicados ambientalmente de la provincia de Concepción. Algo contradictorio para una institución que podría enfrentar desafíos en el ámbito socioambiental que vive en la actualidad nuestro planeta y nuestra región del Biobío en un contexto marcado por la próxima cumbre sobre Cambio Climático COP25 en el país y un panorama cada vez más incierto debido a diferentes amenazas como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la escasez hídrica, la propagación de megaincendios forestales, entre varias otras problemáticas.
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