Violaciones y violencias sexuales en Francia: liberar la palabra

Por Amandine Degert*

Desde la publicación del libro La familia grande de Camille Kouchner el 07 de enero del 2021, Francia vio levantarse y progresar numerosos movimientos de denuncia de violencias sexuales, violaciones e incesto.

#MeTooInceste: denunciar el incesto

En su obra publicada el 7 de enero del 2021, Camille Kouchner - hija de un exministro Bernard Kouchner - denuncia el incesto que sufrió durante la adolescencia su hermano mellizo a manos del politólogo Olivier Duhamel, su padrastro. Además de acusar al violador, la autora denuncia también a las personas cómplices de los abusos y al silencio que lo rodea.

La publicación del libro, abrió paso en las redes sociales a un espacio para que las personas se manifestaran en contra de este tabú que afecta a la sociedad francesa.

A los primeros testimonios, se unieron movimientos feministas como #Noustoutes que trataron de darle voz y seguridad a las víctimas. Este movimiento mostró que las leyes de protección de menores en Francia son insuficientes, ya que en caso de incesto todavía se pregunta sobre el no-consentimiento del niño o de la niña.

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Aunque los repetidos intentos de cambiar la ley fracasaron hasta el momento, la libertad de palabra impulsada por el movimiento #MeTooInceste permitió abrir un espacio de discusión sobre la legislación en vigor.

De hecho, los líderes del movimiento exigen hoy que el incesto sea catalogado como delito, y que mediante la educación se desarrolle un dispositivo para habar de la violencia de género o de la violencia familiar.

#SciencesPorcs: los estudiantes también alzan la voz

El #MeTooInceste y el caso Duhamel fueron también el disparador de una ola de denunciaciones de violencias sexistas, sexuales y de violaciones que sacude el mundo estudiantil y político en Francia.

Todo empezó con una carta abierta sobre el grupo de Facebook del Instituto de Estudios Políticos de Burdeos de una estudiante que fue violada. Este testimonio abrió paso a varios otros que denunciaron la violencia de los estudiantes y de los profesores que prefieren cerrar los ojos frente a estos actos.

Mediante este movimiento, también fue visibilizado el comportamiento inaceptable de la dirección de las escuelas que deja estos actos impunes. A través de estos testimonios se destaca el mutismo de los IEP pero también de muchas otras universidades que prefieren proteger a sus imágenes que apoyar a las personas víctimas de violencia sexual.

"No estás sola". Fotografía de Hans Lucas (AFP)

Liberar la palabra

En este contexto de presión social y familiar, testificar de una agresión o de una violación sexual es un acto que se hace muy difícil y que pide una gran valentía.

Hoy más que nunca, en un mundo donde todavía existe una "cultura de la violación", liberar la palabra es importante.

Otorgarles un espacio donde se puedan expresar las personas que sufrieron tales traumas, nos permitirá quizás entender que no son víctimas o superheroínas, pero personas normales con sus vulnerabilidades y sus fuerzas.

En fin, es hablando que podremos sensibilizar y educar la generaciones futuras para que crezcan en un mundo donde la violencia sexista y sexual no es tolerada.

 

*Estudiante de Master en el Instituto de Estudios del Desarrollo de la Sorbona, París.

Imagen principal: Fotografía de Karim Ait Adjedjou, periódico "Révolution permanente"-

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