Violencia de Estado en Perú: ¡Los niños, adolescentes y jóvenes asesinados no son terroristas!

Vivimos "tiempos violentos" como resultado de la profunda crisis social, económica, política, ética y moral a la que el neoliberalismo nos ha conducido. La sociedad se ha deshumanizado y desintegrado; los vínculos sociales y afectivos entre los peruanos están fracturados. La violencia en el Perú tiene hondas raíces en la realidad socio-cultural. El año 1973, Héctor Béjar decía que la violencia es la secuela de un país enfermo por desnutrición, anemia, delincuencia, corrupción, narcotráfico, y prostitución. Esta violencia seguirá creciendo mientras no cambie radicalmente el humus social y cultural de la sociedad (Mac Gregor, dixit).

Por Enrique Jaramillo García 

En las décadas de los 30, 40, 50, 60, 70, 80, y 90 del siglo XX, el Estado hizo uso desmedido de la violencia para enfrentar la "violencia de los excluidos", que históricamente lo único que han buscado es la justicia social y la democratización de la sociedad (López, dixit).

Hoy en día, en pleno siglo XXI, ¿cómo debemos procesar nuestra historia cargada de injusticia social, violencia indirecta y estructural, corrupción e impunidad? ¿Por qué soportamos a una oposición intransigente que desprecia al pueblo y le niega sus justas demandas? ¿Hasta cuándo las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional van a seguir disparando sus armas para matar niños, adolescentes y jóvenes? ¿Qué clase de sociedad somos que elegimos a congresistas racistas, clasistas, que desde el año 2016 destruyen la democracia protegiendo a corruptos y a violadores de los Derechos Humanos?

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Dina Boluarte, que decía ser un gobierno del pueblo y de "los nadie", se ha transformado y ha virado a la derecha. Hoy cuenta con el beneplácito de la ultraderecha y el fujimorismo, con el aval de las Fuerzas Armadas. Se ha convertido en verdugo del pueblo y de "los nadie", además de estar rodeada de políticos tenebrosos: Angulo, Otárola, Liendo (montesinista), Becerra (fujimorista), con la tolerancia de la prensa dominante, que no pueden ver otra cosa que vándalos, terroristas, agitadores, y narcotraficantes, para justificar el asesinato de 28 niños, adolescentes y jóvenes en Andahuaylas, Ayacucho, Arequipa, Pichanaki, La Libertad, y Lima.

La muerte de los manifestantes ha sido por los disparos directamente al cuerpo con armas de fuego de largo alcance. La clase política en el Congreso y el Ejecutivo, no han aprendido nada luego del asesinato de Inti Sotelo y Bryan Pintado en el gobierno de Merino en 2020.

Hoy se premia con el premierato al responsable político de las 28 muertes, y el Congreso condecora a usurpadores y violadores de los Derechos Humanos. No podemos ser cómplices de este baño de sangre, y del desprecio a la vida del Otro. Parafraseando a Iván Ilich, tenemos que descolonizar la sociedad y, el mejor remedio será terminar de una vez por todas con este Congreso, aquella "vieja vaca sagrada" que legisla solo para proteger a la élite económica, y las mafias del narcotráfico.

El Congreso es igual de corrupto que el Ejecutivo; por eso, tienen que irse todos.

Enrique Jaramillo García: Académico peruano, especialista en temas de infancia, autor de libros como "Niños, niñas y adolescentes en situación de calle. Actores sociales en la vida social de Lima Metropolitana: 1990-2010" , "Sociología de la infancia y políticas sociales en el Perú: 2000-2010" o "Pensamiento social sobre la infancia: Una mirada socio-histórica desde el Sur Global".

 

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