Con tres aliados en México, Perú y Colombia, y la ofensiva electoral en Brasil y Argentina, está buscando revertir el proceso de los últimos diez años.
El análisis de James Petras en CX36, Radio Centenario de Montevideo, www.radio36.com.uy, lunes 22 de septiembre de 2014.
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Efraín Chury Iribarne: ¿Te parece comenzar por la coalición que se forma para combatir al Estado Islámico?
JP: En relación a esto debemos citar para comenzar la conferencia convocada en París la semana pasada, donde supuestamente participaron 40 países, para formar una coalición contra el Estado Islámico (EI). Pero efectivamente de los 40 países participantes menos de una docena van a actuar con alguna fuerza y todas las fuerzas involucradas estarán bajo el mando norteamericano. Entonces a pesar de la fachada de ser una coalición de aliados, realmente es una guerra principalmente dirigida por EEUU con apoyo de varios gobiernos europeos, más que nada.
Ahora, en esta coalición debemos entender que la guerra contra el EI tiene mucha utilidad política para cualquiera de los grupos. Principalmente EEUU utiliza esta fachada para lanzar una guerra en Siria, supuestamente contra el EI pero realmente dirigida a tumbar el gobierno de Bashar Al Assad. Es un pretexto multilateral -supuestamente- para contrarrestar las nuevas agresiones.
Para el gobierno francés con un Hollande cuyo prestigio está muy desgastado, su popularidad está casi en cero, es una forma de tratar de distraer la atención de la gente de los problemas que les trae la austeridad y el desempleo. Es una diversión para tratar de ganar alguna respetabilidad, criticando el terrorismo en el exterior, mientras el terrorismo económico interno sigue siendo la política central del gobierno.
Y tenemos el problema del estancamiento en Europa, donde las economías no crecen, la desocupación sigue creciendo y para distraer al público lanzan esta guerra hablando de terrorismo, de los voluntarios islámicos que van a volver a poner bombas en instituciones europeas. Todo esto es un montaje para evitar enfrentar la crisis interna, y para EEUU más que nada, que están entrando ya en una guerra en Irak, buscan justificar la militarización de la política y utilizan el terrorismo del EI como pretexto.
Ahora, uno debe reconocer que si bien el descabezamiento de los dos periodistas fueron hechos terribles, ambos pertenecen a dos países fuertemente aliados con EEUU donde ocurren descabezamientos casi a diario. En México los carteles y las pandillas de narcotraficantes están descabezando docenas de personas semanalmente. Es algo que hace años ocurre y nadie dice nada. Ni la prensa progresista mexicana compara lo que está haciendo el EI con lo que pasa en México, muchas veces los carteles apoyando o corrompiendo al propio gobierno mexicano. En Arabia Sauidta es común descabezar a acusados de crímenes, asesinato, violación, rapto o lo que sea.
Entonces, sensacionalizar un par de descabezamientos del EI también es buscar pretextos para la guerra. Porque si el descabezamiento es tan cruel y provocador por qué EEUU no castiga a México o a Arabia Saudita, por qué son tan selectivos en las denuncias de estos actos. Por eso creo que todo es un montaje para crear un público favorable a la intervención y la vuelta de EEUU con fuerzas militares a esos países.
Ahora, el engaño en esta situación es para, por un lado, buscar aliados, y por otro decir que sólo vamos a mandar asesores y aviones de guerra, pero la forma es incremental. Primero la conferencia, después las armas aéreas, después los asesores, después las tropas para defender a los asesores y ya estamos con miles de efectivos allá otra vez, haciendo guerras.
Y dicen que van a armar a lo que llaman los moderados -que ya no existen- en Siria: eso es otra forma de canalizar ayuda militar a los yihadistas para tumbar al gobierno sirio. Es muy claro eso en relación con un miembro de la OTAN que se llama Turquía. El gobierno turco está reprimiendo a los refugiados sirios que huyen de los ataques del EI. Turquía ya cerró la frontera pero sigue siendo el principal lugar de entrada de todos los que quieren luchar en favor del EI. Creo que debemos vincular a Turquía con esta agresión, pero no actuó simplemente por su cuenta sino que Turquía está actuando como miembro de OTAN, con asesoría de EEUU y Europa occidental.
Otro hecho relevante es que en la ofensiva del EI en el norte de Siria contra los kurdos, ni EEUU ni Francia mandan ningún avión, no intervienen. Esto es porque ellos quieren eliminar a los kurdos progresistas, porque están aliados a Bashar Al Assad. Entonces prefieren permitir la ofensiva del EI, para que conquiste el norte sirio y debilite al gobierno de Al Assad.
EChI: Clarísimo, Petras. Nos venimos a la región, porque se vienen elecciones en varios países incluso los dos gigantes sudamericanos, Brasil y Argentina.
JP: Quiero hablar sobre este tema pero desde el ángulo del imperialismo. Hay que recordar que en 2001 y 2002 en Brasil y en Argentina ocurrieron grandes movilizaciones populares, con el desprestigio total de (Fernando Henrique) Cardoso y sus políticas neoliberales, y el derrocamiento de gobierno neoliberales en Argentina. En ese contexto había un descontento masivo y empujes por la izquierda buscando soluciones radicales, donde el neoliberalismo y la derecha estaban casi totalmente aplastadas.
EEUU dio apoyo crítico, pero más que nada a los gobernantes -los Kirchner en Argentina y al PT de Lula en Brasil-, pensando que era el mal menor en ese momento para tratar de estabilizar a esos países sin tocar al capitalismo y aceptando forzosamente que algunas reformas y mejoras eran necesarias para que los gobiernos pudieran mantenerse en el poder. Ahora eso no significa que no existieran discrepancias, particularmente sobre las organizaciones regionales que excluyen a EEUU, la disidencia y oposición frente a las guerras en Medio Oriente, etc.. Pero Washington no tenía otra opción, la alternativa era -o parecía- más radical.
Ahora, con el paso del tiempo y la derechización de las políticas en esos países -en Argentina sube el peronismo de derecha, el liberalismo con Macri, el gobernador de Buenos Aires; y lo mismo en Brasil con el resurgimiento de la derecha-. En ese contexto, donde la alternativa es la derecha neoliberal contra esos gobiernos, EEUU desplaza su política hacia la derecha. Es decir, en relación con Brasil ellos están apoyando a Marina Silva que es simplemente un adorno. Porque atrás de ella los asesores económicos, los que van a manejar la política económica, son todos seguidores de Cardoso. Es una vuelta hacia la derecha dura, están pensando en volver a la política puramente neoliberal y no el neoliberalismo social tipo Lula con la bolsa de pobreza, y la entrega a las multinacionales.
Lo mismo en Argentina, están apoyando la vuelta de la derecha dura contra un gobierno que ha dado muchas concesiones para facilitar la vuelta de esa derecha. Es decir, estamos ante una ofensiva electoral del imperialismo aprovechando las debilidades y corrupción del supuesto centro izquierda, ya que se han derechizado bastante en los últimos cuatro años.
Ahora, en otros casos como Uruguay, el Frente Amplio ha cumplido las dos funciones. Primero pacificando el descontento hace ocho años atrás y luego cumpliendo con el programa neoliberal. Entonces para el imperialismo no hay necesidad de volver a blancos y colorados, cuando Danilo Astori y Tabaré Vázquez [candidatos de la ‘izquierda’] son los mejores representantes del neoliberalismo en su forma más pura. En otro caso como Chile, tampoco hay gran diferencia entre Bachelet y Sebastián Piñera, pero Piñera se había desgastado y Bachelet había demostrado en su gobierno anterior que era una campeona del neoliberalismo, el pro norteamericanismo, etc.
Washington ha optado por la vía electoral en America Latina cuando esa es la mejor forma de conseguir el poder, han elegido a (Juan Manuel) Santos en Colombia, a (Enrique) Peña Nieto en México y (Ollanta) Humala en Perú, que son baluartes del gran capital extractivo. Entonces EEUU, con tres aliados en México, Perú y Colombia, y la ofensiva electoral en Brasil y Argentina, está buscando revertir el proceso de los últimos diez años y volver al período del neoliberalismo entreguista que está a la moda ahora en México con la entrega más grande de la historia de toda América Latina que es la privatización y desnacionalización de la empresas petrolera más grande de América, Pemex.
Ese panorama no se puede cumplir directamente vía electoral en Bolivia y en Ecuador porque las fuerzas de la derecha no alcanzan el nivel para recuperar el poder y del otro lado, hay fuerzas populares en Ecuador que están ganando terreno y tal vez Washington piense que es mejor mantenerse con Correa, a pesar de los conflictos coyunturales. En tanto, en Venezuela están jugando la carta de la turbulencia, el golpismo y lo electoral, pero combinando luchas violentas y sabotajes con la intromisión en la estructura de poderes políticos y militares.
Este panorama pinta el momento en el que estamos, donde la derecha aparece creciendo y el imperialismo ganando terreno, cuando en otras regiones del mundo como Asia y Medio Oriente, está perdiendo peso, perdiendo influencia. Es un poco como que se está revirtiendo la mesa de póker.
A principios de este siglo, en América Latina Washington estaba en repliegue, derrotado, por los levantamientos populares y el empuje de la centro izquierda electoral; y en Oriente se daba al revés, estaban ocupando países como Irak, avanzando en guerras aquí y allá. Pero ahora es al revés, América Latina parece más propicia a la expansión imperial.
Pero debemos reconocer un hecho en todo eso: que el imperialismo no avanza usando la violencia, avanza por invitación de los políticos en el poder. Humala invita a la gran minoría, Santos no precisa presión para permitir bases militares, las busca, invita a los militares norteamericanos; Peña Nieto está invitando a las multinacionales. Es decir, es imperialismo por invitación de los políticos neoliberales, y eso me parece que es más exitoso que la entrada violenta y militar, donde generan todo tipo de resistencias.
EChI: Muy valioso tu análisis en este momento por su contundencia. ¿Te queda algún tema para cerrar?
JP: Bueno, quiero tocar un tema muy importante de aquí que fue la gran movilización de ayer [domingo 21], de trescientos mil personas en Nueva York contra el cambio climático. Esta gran movilización tiene dos vertientes: una es de los sectores progresistas que culpan al capitalismo y condenan las medidas que utiliza el capitalismo para acumular capital, que perjudican el medioambiente.
La otra vertiente son las fundaciones y las elites políticas que se metieron y apoyaron la marcha para utilizar el tema del cambio climático como excusa para imponer políticas de austeridad, culpando a los consumidores, a los trabajadores: en definitiva para bajar el standard de vida. Estos dos grupos son anti cambio climático, pero con divergentes actitudes.
Y aquí en Nueva York se pudo ver esa división, porque hubo un gran acto de desobediencia civil en Wall Street por parte de los sectores populares que están denunciando el capitalismo como fuente del problema ambiental. Mientras en el otro lado de la calle se desarrollaba la cumbre de la ONU donde EEUU van a proponer medidas con los europeos que perjudican a la gente y no responsabilizan al capitalismo.