"¡Y va a caer!": 40 años de la primera jornada de protesta nacional contra la dictadura

[resumen.cl] El miércoles 11 de mayo de 1983 Chile vivió una jornada histórica. Si bien las manifestaciones en contra de la criminal dictadura comenzaron el mismo 1973 de distintas maneras, fue 10 años más tarde, en medio de una de las más graves crisis económicas que ha vivido el país en su historia que expandió la pobreza y la miseria en que se vivió, convocada por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), lo que sería denominado como una Jornada de Protesta Nacional contra el régimen, la primera de una serie que marcarían el alzamiento del pueblo chileno durante gran parte de la década de los 80.

A pocos meses de que se cumplieran 10 años de la instalación de la dictadura cívico-militar en Chile la población se desplegó ante el llamado de la primera Jornada de Protesta Nacional convocada para el 11 de mayo de 1983.

La convocatoria fue realizada inicialmente por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) en el marco de una huelga nacional contra las medidas instaladas por la dictadura.

Sin embargo, los instructivos difundidos apuntaban a la participación activa no solo del mundo del trabajo, sino de la población en su conjunto. La sistematización realizada por la historiadora Viviana Bravo en su trabajo «Piedras, barricadas y cacerolas» da cuenta de aquello: «No enviar a nuestros hijos al colegio; No comprar absolutamente nada; A las 8 de la noche golpear las cacerolas en las casas; Los vehículos transitando en las ciudades deben hacerlo en forma lenta» fueron parte de los lineamientos de protesta a realizar.

Y es que la protesta fue la primera con una participación general en términos de expresión de resistencia. No fue sólo un sector o grupo específico de personas, sino más bien contribuyó a expresiones posteriores, de carácter amplio, que significaron una secuencia de más de 10 Jornadas de Protesta en los años venideros contra la dictadura.

Así, a poco andar del Plan Laboral instalado por José Piñera, seguido de la irrupción del sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y en un contexto no sólo de vulneración a los derechos humanos sino que también de una profunda crisis económica, el pueblo optó por levantarse mediante una serie de expresiones de protesta.

Fotografía: Paulo Slachevsky | Toma de tierras. Dictadura chilena, años 80.

Barricadas, cacerolas, intervenciones en las ciudades, enfrentamientos con los aparatos estatales fueron parte del abanico impulsado por el pueblo, lo cual incluso, señalan algunas investigaciones, no solamente sorprendió a la dictadura, sino también «a los propios organizadores, dada la magnitud que llegaron a tomar los hechos».

Sin embargo, la represión no se hizo esperar. Cifras del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos señalan decenas de viviendas y centros vecinales allanados, 700 personas detenidas y 2 asesinatos de jóvenes en La Victoria y Lo Plaza.

El puntapié de la primera Jornada de Protesta Nacional contra la dictadura proyectó para junio de 1983 la segunda, y así sucesivamente. El conocido «¡Y va a caer!» contra el tirano ya se había instalado.

 

La protesta en Concepción

Hasta últimas horas del día 10 de mayo de 1983 reinaba un clima de expectación frente a lo que sería la protesta nacional que para ese entonces habían organizado los sectores laborales. En la noche de aquel día, un contingente numeroso de policías vigilaba los sectores céntricos de la ciudad. Las autoridades afirmaban que Concepción tendría un día normal. De esta manera, el Secretario Regional Ministerial de Gobierno, Alejandro Marisio Cugat, señalaba a diario El Sur que para ese día se esperaba un día tranquilo, argumentando que «el llamado a paro es un canto de sirena de dirigentes de cúpula desconectados de sus bases», agregando, además, que las autoridades estaban atentas para actuar en caso de que existiesen elementos que quisieran alterar el orden público.

Algunos de los sindicatos zonales habían impartido instrucciones para adherirse de diversas formas a la protesta: no enviar a los niños al colegio, no comprar productos en el comercio y en la noche hacer sonar las cacerolas.

En algunas poblaciones se levantaron barricadas y se lanzaron miguelitos. En las industrias como INACESA (Industria Nacional de Cemento S. A.) y PETROX hubo ausentismo durante la hora de colación, ya que sus trabajadores se negaron a acudir a los casinos. La Coordinadora Regional de Presos Políticos de la Octava Región hizo saber a los medios de comunicación que con un ayuno se plegaban a la jornada, protestando por los detenidos, haciendo referencia a los vejámenes y denunciando la existencia de centros clandestinos de detención y tortura en calle Bahamondes con Pedro de Valdivia (Conocido como: Cuartel Bahamondes, Cuarto de la Música o Cuarto de la Risa), el Morro en Talcahuano, y la para ese entonces Cuarta Comisaría de Carabineros, entre otros.

En el comercio de la ciudad, según señaló la prensa de la época, se divisaron diversas opiniones encontradas. Algunos locatarios argumentaron que no se percibió en gran medida la baja de clientes, mientras que otros reconocieron que las demandas habían descendido significativamente.

En la Universidad de Concepción, cerca de las 11 de la mañana, se desarrolló una pacífica manifestación que duró alrededor de una hora. Los alumnos casi en su totalidad o parte de ellos, desistieron de ingresar a clases. En algunos casos se lo notificaron previamente a sus profesores a través de sus Centros de Alumnos.

El ausentismo en varias de las facultades fue la expresión que tuvieron los estudiantes para adherirse al paro. Manifestando que «ante el llamado nacional hecho por los trabajadores, al día de la protesta nacional, los estudiantes no debemos permanecer al margen. La crisis política, económica, social y moral que vive nuestra patria y que se manifiesta en nuestros hogares, también se hace sentir profundamente al interior de la Universidad».

11 de mayo de 1983 en la Universidad de Concepción | Primera Jornada de Protesta Nacional contra la dictadura

11 de mayo de 1983 en la Universidad de Concepción | Primera Jornada de Protesta Nacional contra la dictadura

El acto de protesta de los estudiantes consistió en permanecer sentados, entonar el himno nacional y universitario, así como exhibir carteles de apoyo a la protesta convocada. El actuar desarrollado en el Barrio Universitario culminó con una marcha hacia el centro de la ciudad. A los petitorios de democratización de la universidad se adhirieron los estudiantes de distintos establecimientos regionales, entre ellos, la Universidad Católica de la Santísima Concepción, quienes mantenían su primera sede regional desde la década de 1970, en Talcahuano.

De esta forma, más allá de las organizaciones que para ese entonces se comenzaban a congregar, la CTC, la Coordinadora Nacional Sindical (CNS), la Confederación de Empleados Particulares de Chile (CEPCH), la Unión Democrática de Trabajadores (UDT) y el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), son otros los actores sociales que dieron la lucha consecutiva contra el régimen. Son los pobladores, universitarios y trabajadores que, a través de cacerolazos, viandazos, manifestaciones callejeras, barricadas, tomas de facultades, ausentismo -laboral y universitario. etc., quienes estuvieron al frente del conflicto mismo desarrollado en la década de 1980.

La primera respuesta del régimen fue de alguna manera intentar bajarle el perfil a la protesta mediante una escasa cobertura en los medios de prensa, aumentando el control sobre estos, y asociando la manifestación con desorden, violencia y vandalismo. De esta manera, las autoridades de la época anunciaban que la protesta había sido un rotundo fracaso. El Intendente Regional, Brigadier General Eduardo Ibáñez Tillería se refirió a lo sucedido «como un día tranquilo en la zona» y que no había tenido mayores repercusiones.

Sin embargo, el aparato represor de la dictadura pinochetista se hizo sentir. En el centro de la ciudad alrededor de las dos de la tarde, testigos dieron cuenta de la violencia desmedida de parte de carabineros, quienes a través de bombas lacrimógenas y golpes con «churros» intentaban dispersar a quienes marchaban pacíficamente.

Alrededor de 350 personas fueron detenidas por las fuerzas policiales a nivel nacional. El saldo de la represión le costó la vida a Víctor René Rodríguez, estudiante de 15 años, quien falleció en la Posta 4 de la Asistencia Pública de Santiago, después de recibir una bala en el tórax; y el taxista de 22 años, Andrés Fuentes Sepúlveda, quién recibió una bala en la cabeza. Los hechos habían sido efectuados por funcionarios de investigaciones y civiles.

Quedaba en evidencia entonces, que el día 11 de mayo de 1983 no había sido un día tranquilo. Ahora, la primera protesta, si bien no fue tan masiva como las siguientes, logró mostrar a la oposición la factibilidad que existía en la sociedad para poder poner en marcha una movilización social de grandes envergaduras. Por primera vez se realizaba una acción en contra del régimen que tuviera tanta significancia, se rompió el inmovilismo que había prevalecido hasta ese entonces, convirtiendo a la movilización en una vía de escape para dar lucha a la crisis económica y a la represión que por diez años había imperado en Chile.

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