Resumiendo
No hay peor sordo…
Represión y negocios. Esta es la fórmula que los gobernantes han escogido para regir los destinos del país. Durante todo el 2011, el gobierno de Piñera hizo uso y abuso de un vasto y brutal despliegue policial y represivo para contener, disolver y aplastar las manifestaciones sociales que inmensos sectores de la ciudadanía protagonizaron en demanda de derechos y reivindicaciones legítimas. La educación pública, gratuita y de calidad, fue la principal demanda que sacudió al país el año anterior. Demanda que, por lo demás, sigue vigente, sigue sin solución ni resolución, debido a la sordera, arrogancia y despotismo del gobierno en particular y de la clase política en general.
La misma actitud se observa en la cuestión de la reconstrucción de las zonas y poblaciones afectadas por el terremoto y maremoto de hace dos años. El interés de los gobernantes ha estado centrado en reconstruir solo aquellas áreas que reporten pingues utilidades a los empresarios interesados; pero aquellas áreas en donde es el estado el principal responsable de su ejecución ha estado marcada por la desidia y displicencia de los gobernantes que, principalmente, se han dedicado a amañar cifras, montar shows y presentar campañas mediáticas que dan cuenta de falsas realidades.
Shows y campañas publicitarias que este año se verán incrementadas por tratarse de un año de elecciones en donde, de alguna manera, tratarán de engañar a la gente para seguir usufructuando de la maraña del poder.
Pero ya no será cosa de coser y cantar para los gobernantes y la clase política. El año 2011 demostró que la ciudadanía está harta de manipulaciones, de abusos, de injusticias, de falta de participación democrática real. Por si la voluntad ciudadana no hubiera quedado suficientemente clara durante todas aquellas manifestaciones, este 2012 ha comenzado con la movilización social de la población de Aysén que viene a refrendar lo evidenciado el año anterior, que viene a mostrar que aun nada se ha resuelto, que viene a ratificar que la lucha continúa, y que continuará por los mismos senderos de organización, articulación y movilización que ya se han ejercitado.
Es un hecho evidente que la ciudadanía no está dispuesta a seguir tolerando un modelo económico y un sistema político que está agotado en su propia avaricia de dinero y ahogado en su propia ansia de poder. Lo distintivo de esta nueva dinámica de movilizaciones es que se caracterizan por su amplitud, territorialidad y transversalidad de las organizaciones sociales y ciudadanas que se involucran, lo que les otorga una gran capacidad de convocatoria y legitimidad social. La ciudadanía se organiza, su une y se coordina generando, a su vez, formas democráticas y participativas de gestión y de dirección; se ha implantado el método de las vocerías en lugar de las tradicionales "presidencias", y se ha trasladado el poder de decisión a la asamblea y las bases, en lugar de radicarlo en las tradicionales "directivas". Ya no resulta fácil ni cómodo para la clase política neutralizar las movilizaciones mediante la cooptación o manipulación de los dirigentes sociales.
La participación ciudadana, la territorialidad, la democracia, la decisión en las bases, son factores que están resultando decisivos a la hora de poner a prueba la unidad, la solidaridad y la fuerza de las movilizaciones. Son factores que marcan una tendencia positiva, alentadora, del nuevo movimiento social chileno que este año 2012 se verá enfrentado a desafíos mayores y profundos. Está demostrado que, ante las demandas ciudadanas, el gobierno solo tiene la represión como respuesta. También está demostrado que solo la organización social y la movilización ciudadana son el único instrumento que puede torcer la arrogancia y terminar la sordera de políticos y gobernantes.