[resumen.cl] Han pasado 28 años desde que efectivos de Carabineros dispararon más de 300 balas contra un bus del transporte público donde iban militantes del Movimiento Juvenil Lautaro tras realizar una acción en el banco O'Higgins. Siete personas muertas y decenas de heridas producto de la violencia policial fueron parte del respaldo del presidente Patricio Aylwin Azócar.
21 de octubre de 1993. Integrantes del Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) realizaban una acción de recuperación en el banco O'Higgins ubicado en la dirección Apoquindo 6417, comuna de Las Condes, en Santiago de Chile con el objetivo de financiar el rescate de las y los presos políticos.
Tras replegarse y subirse a un bus de la locomoción colectiva, son interceptados por efectivos de Carabineros de Chile, generándose un fuego cruzado que decantó en una balacera contra las y los pasajeros del bus que transportaba a personas que no se encontraban relacionadas al hecho.
Y es que pese a que las y los lautarinos mostraban pañuelos blancos de rendición, Carabineros avanzó con su ráfaga de balas, el resultado fue de 7 personas muertas -entre las que se encontraban pasajeros y lautaristas como Raúl González, Alejandro Soza y Yuri Uribe-, 12 heridas y alrededor de 300 impactos de bala que daban cuenta del actuar de la violencia policial pese a que las y los lautaristas ya habían mostrado su cese al fuego minutos antes la balacera.
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El hecho ocurrido hace 28 años trae a la memoria no solamente el despliegue de la violencia estatal hacia quienes luchaban contra el régimen y los incesantes disparos contra quienes ya habían optado por dar término al enfrentamiento, sino también al respaldo del primer gobierno civil de la postdictadura al actuar policial.
En sus declaraciones, Patricio Aylwin, presidente y militante de la Democracia Cristiana, planteó que «cuando se arrancan los delincuentes se acusa a Carabineros de ineficiencia, de negligencia, de que la autoridad no se ejerce. Cuando se ejerce la autoridad entonces se acusa (...) de excesos». Pese a las críticas emanadas de parte de la población respecto al actuar policial, el democratacristiano las categorizó como «una crítica absolutamente pasional e irracional».
Como broche, Aylwin enfatizó en que «yo respaldo plenamente la actuación de Carabineros». Durante el mismo año, meses antes de Apoquindo, el aparato de inteligencia del Estado conocido como «La Oficina» daba término para pasar a trabajarse en la Dirección de Seguridad Pública e Informaciones, organismo dedicado a la «contrainsurgencia» y las tareas de inteligencia correspondientes.
El hecho, conocido como la «Masacre» o «Matanza» de Apoquindo, continúa siendo una referencia a la impunidad de la violencia estatal amparada por los gobiernos de la postdictadura.