Brigadas médicas cubanas ya se encuentran en Haití ayudando a víctimas del terremoto

[resumen.cl] Son 253 especialistas voluntarios de la salud que viajaron desde Cuba a Haití para desplegarse en la zona del sismo de este sábado para atender heridos y adecuar un hospital utilizado para enfermos del Covid-19, en un nuevo episodio de solidaridad internacional de la isla.

«Desde la mañana hemos estado ayudando en la prestación de los primeros auxilios y en las intervenciones quirúrgicas, donde ha sido posible realizarlas», dijo Luis Olivero Serrano, coordinador general de la brigada cubana.

El profesional agregó que «hay muchas personas que pueden estar bajo los escombros» y que elementos de la brigada, en coordinación con el ministerio de salud haitiano, reacondicionarán un hospital en Puerto Príncipe que estaba destinado para enfermos de Covid-19, para hacer cirugías.

El noticiero transmitió imágenes de la localidad de Jeremie, donde se encuentra los médicos cubanos atendiendo a un sinnúmero de heridos en camillas en exteriores, prácticamente en la calle.

La misión en Haití del denominado «Ejército de Batas Blancas» de Cuba, es un nuevo episodio de solidaridad internacional que caracteriza a este cuerpo de la salud de la isla.

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El terremoto de 7,2 magnitud richter causó estragos en un país afectado por una grave crisis política, sanitaria a causa de la pandemia y la ya endémica pobreza, dejando a cientos de personas quedaron atrapadas en el derrumbe de iglesias, negocios, escuelas y viviendas.

El gobierno recién asumido tras el asesinato del presidente Jovenel Moise, de Haití declaró el estado de emergencia en el Departamento Oeste, Departamento Sur, Nippes y Grand’Anse.

 

Crisis política de Haití

El terrmoto golpea a Haití, el país más pobre de América Latina y del hemisferio occidental en general, en un muy mal momento porque atraviesa una crisis política importante que tiene a un gobierno interino muy debilitado.

A su crisis social que se arrastra durante décadas, que le harán más difícil reaccionar a la catástrofe, se suma una grave crisis política desde que fuera depuesto mediante un golpe de Estado propiciado por Estados Unidos y Francia en 2004, el presidente Jean-Bertrand Aristide, derrocamiento del que Chile fue parte mediante el envío de «tropas de paz» por el expresidente Lagos, pues George Bush estaba concentrado en sus guerras de Irak y Afganistán, por lo que necesitó ayuda de países subordinados.

Aristide fue secuestrado por soldados estadounidenses y llevado a Sudáfrica, donde fue reconocido como presidente legítimo. El presidente era un exsacerdote parte de la teología de la liberación, que pretendía acercar a su país al eje latinoamericano liderado por Cuba y la Venezuela de Chávez, además de exigir a Francia la devolución de 90 millones de francos-oro (franco: moneda francesa utilizada en aquella época) que fueron apropiados por el gobierno francés a Haití entre 1825 y 1885.

La oposición interna y la desestabilicación desde el exterior provocaron serias revueltas, y luego un alzamiento de grupos rebeldes que el 29 de febrero de 2004 derrocaron al presidente Aristide. Asume Boniface Alexandre, un aliado de Estados Unidos que solicita a Naciones Unidas su intervención con el envío de una FMP (Fuerza Multinacional Provisional) integrada principalmente por efectivos de Estados Unidos, Francia, Canadá y Chile. Posteriormente, a partir de junio de ese año fue establecida la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) compuesta por más naciones y con una importante participación de países latinoamericanos como la Argentina y el Brasil.

Desde su derrocamiento y la ocupación militar del país «tropas de paz» de la ONU, Haití vive una grave crisis política que ha agravado la ya difícil crisis social y humanitaria que tiene al país en condiciones de pobreza que ha hecho emigrar a un número importante de sus ciudadanos.

Una sucesión de mandatarios no han logrado la estabilidad política ni controlar la crisis social. El último de ellos, Jovenel Moise asesinado esta noche, era duramente cuestionado por episodios de corrupción y de represión hacia su población tras una fuerte ola de protestas en 2019 -desatadas por la falta de combustible- que exigía su renuncia.

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