Mayor control estatal o privatización: Las dos almas del Gobierno, el nuevo sueldo de Chile y como puede terminar en la billetera del exyerno de Pinochet

Ruido ha traído la Estrategia Nacional del Litio presentada por Gabriel Boric el 20 de abril pasado. Decir el nombre del mandatario parece ser algo de perogrullo, pero lo cierto es que con el paso de los días, la balanza del camino de la estrategia del mineral blanco se inclina dependiendo de quién emita las declaraciones.

Por J. Murieta

El mismo día y en el mismo diario, dos personeros de gobierno señalaron declaraciones contradictorias respecto a la Estrategia Nacional del Litio.

José Miguel Benavente, vicepresidente de CORFO, señaló a La Tercera "Lo que está en el programa y lo que el Presidente nos pide es control estatal".

No obstante, en el mismo rotativo el ministro de Hacienda, Mario Marcel, declaró al ser consultado sobre la posible participación mayoritaria de privados, que "podría haberlos, efectivamente".

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Y es que la reiterada frase en cuanto a que el Gobierno tiene dos almas parece, nuevamente, calzar con lo que sucede. Socialismo Democrático, bando que aglutina a los exmiembros de la Concertación, poco a poco ha ido tomando control del Ejecutivo, lo que se ve consolidado con la entrada del cuestionado Álvaro Elizalde a las filas de ministros.

Esto es preocupante porque la política económica de este sector del Gobierno, no tiene mucha diferencia con la tradicional derecha chilena: el neoliberalismo campea por sus cuadros tecnócratas, generadores de magistrales fórmulas para que las empresas ganen más y el resto de los chilenos -la gran mayoría- menos. Son fundamentalistas, fieles seguidores de las órdenes de Washington y de organismos económicos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Probablemente es en este sector donde se instalen los opositores a la creación de una Empresa Nacional del Litio, la que por cierto, necesita de los 4/7 del Congreso para poder ser implementada.

No obstante, la otra "alma" del Gobierno, socioliberal o quizás desde la perspectiva de algunos, socialdemócrata, plantea la posibilidad de la existencia de derechos sociales y un Estado más robusto, lo que al parecer de las elites conservadoras chilenas, los transforma en una suerte de extremistas.

Es que es justamente en política económica -como también en la seguridad pública- donde los sectores conservadores son hegemónicos al interior del Gobierno. Lo conducen a su antojo. Es decir, pueden, en un abrir y cerrar de ojos, en transformar el nuevo sueldo de Chile en la nueva billetera del exyerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, controlador de SQM.

Y no es una mera especulación arbitraria lo que acabo de señalar ¿Es necesario volver a recordar la irregular manera en que este ingeniero forestal, el zar del litio, se haya adueñado de una empresa estatal por ser familiar del dictador Pinochet? ¿O es necesario recordar que SQM aparecía como militante del Partido Por la Democracia, inyectándole recursos, mientras la actual ministra del Interior, Carolina Tohá, era su presidenta?

Es que el anuncio de la Estrategia Nacional del Litio parece más una discusión por delante, forzada por el momento histórico, que una decisión zanjada. Y en esa discusión por delante, la hegemonía neoliberal que promueve la entrega de los recursos naturales a los empresarios privados bajo distintos modelos de privatización -incluidas las concesiones y los contratos de arrendamiento- parece llevar la delantera. Porque cada vez que el Gobierno es acosado por los grandes medios y los partidos políticos tradicionales, termina cediendo vergonzosamente. Pues cuando se ha pactado con la derecha, es la derecha la que ha gobernado.

Todo ello mientras Ponce Lerou ríe burlescamente de los titulares rimbombantes, que estiman que su fortuna o su control sobre el mineral de todos los chilenos, estaría puesta en duda. Ríe porque hoy, uno de los tantos partidos a los que financió, está en control del Gobierno.

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